Por Guillermo Cherashny.-

En varios medios de comunicación, especialmente en la sección económica o especializados en esa materia, el déficit fiscal en 2019 llegó al 0,44% -como estaba previsto con el FMI, con el que el gobierno se comprometió al déficit cero, aunque después permitió tolerar hasta el 05%. A este número se llega mediante la denominada contabilidad creativa, quitando ítems que son relevantes, como hacen todos los gobiernos para dibujar las cuentas fiscales.

Pero si se toma el traslado de Lotería Nacional a la Ciudad, préstamos de la ANSES, privatizaciones de centrales eléctricas, adelantamiento de retenciones correspondientes al 2020 que se hicieron desde octubre hasta la mitad de diciembre, más retrasos en la liquidación del IVA a exportadores, se llega al 1,66%, es decir, 360.000 pesos en lugar de los 95.000 de millones de pesos, que representan el 0,44% citado por los economistas y, a su vez, el déficit financiero de 1.084.000 millones de pesos equivalente al 4,98% del PBI, es decir que, sumado el déficit primario más el financiero, es 6,66% del PBI, bastante similar al que dejó Cristina en 2015, con la diferencia de que el gobierno de Macri endeudó al país con más de 150.000 millones de dólares con bonistas y el FMI.

Así las cosas, está claro lo endeudado que quedó el país más una devaluación de más del 300% y una inflación de más del 200% en cuatro años de desgobierno y estos números no son una opinión, sino datos y cifras contundentes que en estas condiciones se pueda pagar a los bonistas sin una quita de capital e intereses o bien una quita de intereses solamente del 50%.

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