Por Guillermo Cherashny.-

Otra de las maniobras que pergeñó Axel Kicillof, y que Cristina aceptó y ordenó que se hiciera rápidamente, fue dejar que el precio de la harina subiera el 100% al igual que el precio del pan, que pasó de 18 a 30 pesos el kilo.

Es sabido que durante estos doce años la exportación de trigo debía ser autorizada por los llamados ROE, o permisos de exportación, porque este cereal tenía un precio internacional más alto pese a las retenciones del 20%. De ahí que el kirchner-cristinismo impusiera esos ROE prohibiendo las exportaciones con el argumento de que había que «proteger la mesa de los argentinos».

Así fue como perdimos el mercado de Brasil, el principal destino de ese cereal, cuyos proveedores son desde hace años EEUU y Canadá. Además, ante el anuncio del presidente electo de que se eliminarían las retenciones y los ROE, los molineros asociados estrechamente a Guillermo Moreno y desde hace cuatro años a Kicillof, Emmanuel Álvarez Agis, Viceministro de Economía, y Augusto Costa, el Secretario de Comercio -o más bien de precios-, se asociaron en el gobierno K contra los productores de trigo.

Al plan diabólico de Cristina y Kicillof no se lo puede llamar de otro nombre. Consistía en obligar a los dueños de los molinos, que aceptaron y acompañaron con toda docilidad el aumento de la harina y el trigo, para demostrar que al eliminarse las retenciones y los ROE los precios se dispararon aun antes de la esperada devaluación.

Por otro lado, encargaron a Martín Galilea, dueño del gigantesco molino de 3 Arroyos, reunir a todos los molineros para que subieran los precios, y entonces el electorado se pusiera de mal humor con el nuevo gobierno, para predisponerlo. Lo  mismo está ocurriendo con el maíz y la carne.

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