El economista Daniel Artana dialogó con Carlos Tórtora acerca de cómo podría ser la futura negociación con los holdouts.

CAT: Empieza un debate sobre cuándo se va a negociar, si antes o después de que asuma el nuevo gobierno. ¿Qué características tendría la postura argentina al volver a presentarse en la mesa de negociaciones?

DA: Creo que todos los candidatos presidenciales están sugiriendo que va a haber que destrabar el problema con los buitres porque hay una situación de déficit fiscal que se ha agotado. Con las vías actuales de financiamiento del Banco Central, no tiene reservas.

CAT: ¿Y los swaps pueden ser útiles?

DA: Los swaps son para muy corto plazo. Me parece a mí que va a ser muy difícil llegar a un acuerdo con los fondos buitre si uno no está dispuesto a mejorar la oferta. Por otro lado, hay que ver cómo se encara esa negociación, porque hay tres grupos con los que habría que negociar para destrabar. Los llamados me too, que están identificados en el juzgado de Nueva York pero que no tienen a su favor una sentencia como los holdouts encabezados por Aurelius y Elliot, y después los que están afuera de este marco, que son bonistas italianos. Esto plantea una complejidad, porque usted no puede obligar a la gente a entrar a la oferta que la Argentina haga. Hay toda una cuestión de estrategia acerca de cómo uno logra mediante la oferta que se cierre este tema. Además, la postura que ha tenido el gobierno de no pagar tiene patas cortas, en el sentido de que nos está trabando la posibilidad de colocar deuda afuera.

CAT: Bueno, pero si vemos las distintas categorías de acreedores, los me too no tienen en general una sentencia a su favor.

DA: Algunos sí pero otros no. Hay en algunos casos sentencia firme. Es una negociación muy compleja ésta.

CAT: Así es, porque no se reduce a los holdouts vencedores en el juicio.

DA: Y también hay que incorporar a algunos inversores argentinos. Este juicio tiene una sentencia exagerada. Fueron como 2 mil millones de dólares aproximadamente.

CAT: También es cierto que nada indica que el Congreso vaya a ser un campo pacífico para un acuerdo.

DA: Eso lo tendrá que ver el nuevo gobierno. El problema no es fácil de resolver. De alguna manera, los distintos candidatos han dicho que van a resolver este problema y después veremos cómo se puede negociar.

CAT: Digamos que es una situación políticamente particular. El remanente de este gobierno, que va a ser numeroso en el congreso, va a tener una capacidad de influencia importante en los bloques. Entonces no va a ser un congreso que dé vuelta fácilmente todo lo anterior.

DA: Va a determinarse ahí si uno tiene acceso al financiamiento. Esperemos que no se complique, porque hay un riesgo de aceleración de los bonos. Hay que ver con qué se va a financiar el déficit fiscal. El año que viene hay vencimientos de deuda de alrededor de 6 mil millones de dólares. El tema acá es de dónde van a sacar la plata.

CAT: Usted mencionó que puede haber una aceleración, que es un tema técnico que siempre conviene explicarlo. ¿Cómo funcionaría esta aceleración?

DA: La Argentina, por el bloqueo que hizo Griesa, no ha podido pagar a los que entraron al canje. Entonces esa gente no cobra. Como no cobra, más allá de que haya sido un bloqueo impuesto por el juez, puede pedir que la deuda sea exigible al contado. Esto es lo que se llama aceleración.

CAT: Menos importante sería el riesgo de que Griesa pusiera un plazo para el desacato.

DA: Es menor. Argentina ha ignorado todo lo que le ha dicho Griesa. El problema es que ahora lo que han conseguido los buitres es estar cada vez más cerca de bloquear la posibilidad de que Argentina puede emitir deuda. El gobierno quería, pero no pudo emitir mucha deuda. Es un cerco que cada vez va a apretarlo. Va a haber un gobierno nuevo que va a tener que ir a buscar el endeudamiento.

CAT: ¿El último bono es un fracaso?

DA: No sé si es un fracaso. Yo creo que la Argentina cometió muchos errores en la negociación desde el principio del año 2005. Cuando uno busca un canje muy agresivo, es natural que le quede gente afuera. Hubo gente que alertó al gobierno en aquel momento. En el 2005, el gobierno insistió con un canje de estas características. Entonces, 16 años después, el problema sigue sin estar resuelto.

CAT: Podemos decir que el vicio es de origen.

DA: De origen, y después contribuyeron las distintas personas que intervinieron. En un momento parecía que había la posibilidad de negociar por parte del gobierno y después se decidió que no. Es muy complejo y uno tampoco tiene toda la información como para opinar. Lo que sí le puedo decir es que el tema todavía no se resolvió.

CAT: Esto fue durante la gestión de Lavagna…

DA: Sí, el primer canje lo hace Lavagna y el segundo, Boudou. Está el canje de 2005 y el de 2010.

CAT: Pero el segundo canje tuvo otras características. Era más residual lo que quedaba.

DA: Sí, quedaba menos pero seguía este porcentaje dando vueltas, el famoso 7% que no entró.

CAT: De cualquier modo, el tema adquiere ahora centralidad, porque no hay discusión económica que no ponga como prioridad este problema o como dicen algunos: seguimos con los swaps y algún día se resolverá…

DA: Lo primero es el financiamiento para el Banco Central, que ya tiene un atraso en las reservas importante. Segundo, no está claro hasta cuándo China le va a seguir aumentando el swap a la Argentina. Me imagino que eso también tendrá un límite. La tercera alternativa es el famoso blanqueo de capitales. Argentina hoy necesita dólares; no se arregla emitiendo pesos.

CAT: Igual no está claro que un blanqueo de capitales vaya a tener éxito…

DA: No sabría decirle. De hecho, hay abierto uno. El éxito del blanqueo depende de un montón de cosas. Por ejemplo, de qué perspectivas hay para el futuro del país.

CAT: El hecho de que triunfara Scioli significaría, por supuesto, el reforzamiento del peronismo en el gobierno. Una sensación de homogeneidad en el poder. Si Scioli ganase en primera vuelta, ¿favorecería o dificultaría la negociación en el Congreso?

DA: Lo que le puedo decir es que el gobierno que asuma, ya sea en primera o en segunda vuelta, será el elegido por la mayoría de los argentinos. Obviamente está restringido por las leyes pero puede intentar cambiarlas si eso es lo adecuado. No tiene importancia si gana en primera o en segunda vuelta. Creo que acá lo importante son los problemas que tienen que resolver. Estos problemas los tendrá que resolver Scioli, Macri o Massa, que son los tres candidatos mejor posicionados.

CAT: Mas allá de lo que pueda ocurrir políticamente, ¿desde cuándo deberían empezar a darse los pasos de negociación, cuando sea electo el próximo presidente o puede darse el lujo el próximo gobierno de esperar hasta diciembre o enero?

DA: Según los medios hay algunos que ya han empezado a hablar de este tema. Los diarios dicen que hubo algunos contactos. Si la gente y los mercados empiezan a ver que un acuerdo esta cerca, todos vamos a ver una recuperación en el precio de los bonos argentinos.

CAT: Esa es la reacción inmediata. ¿Y en cuanto a la inflación y al flujo de capitales?

DA: Creo que dependerá de que este problema se solucione y depende de la situación económica global. En la Argentina, hace rato que no vienen inversores, aun antes de la sentencia de Griesa que se conoció en 2012. La Argentina tiene un problema de inversión. El próximo gobierno tiene que tener una política fiscal económica monetaria coherente. La segunda cosa que tiene que tener es eliminar una cantidad de regulaciones costosas, como por ejemplo, la prohibición de exportar, que ha castigado a algunos sectores de la economía por un diagnóstico equivocado de dónde están los problemas de inflación y otras cuestiones. La tercera cosa es que la Argentina tiene una cantidad de sobrecostos, que va a llevar más tiempo corregir. La Argentina no es un país atractivo para la inversión, porque su política macroeconómica es mala, al igual que sus políticas sectoriales.

CAT: ¿Puede darse el lujo el próximo gobierno de cambiar esto de forma gradual o no le dan los tiempos?

DA: Creo que va a haber una mezcla de gradualismo y shock. Gane quien gane, los tres candidatos coinciden en que hay que sacar las prohibiciones a la exportación del maíz, de la carne y de los lácteos. Hay cosas que van a ocurrir de shock. Eso va a ocurrir por ahí en los primeros días de gobierno.

CAT: ¿Con respecto al cepo, la discusión es mucho más intensa?

DA: Sí porque en el cepo hay atrasos. Hay dos dimensiones del cepo. En primer lugar, los atrasos acumulados, que es muy difícil abrirlos porque no hay dólares suficientes en el Banco Central. En segundo lugar, las nuevas operaciones del 10 de diciembre en adelante, sobre las cuales se podría, eventualmente, pensar en destrabar la cuestión. Pero va a depender de lo que haga el resto con la política económica.

CAT: ¿Cómo puede influir el hecho de que haya una segunda vuelta con el agotamiento de las reservas?

DA: No mucho, son pocos días, son tres semanas.

CAT: Pero son tres semanas en las que quedaría en suspenso todo…

DA: La gente igual está mirando qué es lo que viene y no qué es lo que se va. Hay una gran incertidumbre sobre quién va a ganar, primero, y sobre todo por lo que va a hacer, porque los problemas los ve todo el mundo. Hay mucha incertidumbre sobre qué políticas se van a aplicar. De eso nos iremos enterando en diciembre, enero, febrero. Tampoco hay que ser tan ansioso y creer que el presidente va a resolver todo el 10 de diciembre, porque eso no es posible. Nos iremos dando cuenta en la medida que transcurran los días, cuando el presidente diga qué es lo que quiere hacer. No hay que pensar que va a venir alguien que mágicamente va a poder arreglar todos los problemas de los últimos años de un día para el otro.

CAT: ¿Usted cree que en campaña es muy difícil esperar pronunciamientos muy claros?

DA: Nadie está haciendo muchas precisiones. El que más las hace es Massa. Y dice cosas que no son consistentes. Cuando Massa promete el 82% móvil o bajar impuestos, no hay forma. Ni aun creciendo la economía un 5%. Esa cuenta no sé quién se la dio pero está mal. Los otros no son tan precisos.

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