Aldo Abram, Director Ejecutivo de la fundación Libertad y Progreso, le brindó una entrevista a Carlos Tórtora en la desarrolló la probable evolución de las variables económicas.

CAT: Lo cambiario parece dominando el escenario…

AA: Me parece bien sí, porque por ahí últimamente lo que uno ve en los medios es que la discusión que todo el mundo está planteando tiene que ver con los gradualismos o con los shocks, y eso, la verdad, da para una charla en la cual vamos a tratar el tema del cepo cambiario seguro y también el déficit fiscal. Y ver qué se puede hacer en shock, qué conviene hacer en shock y principalmente, si es que conviene.

CAT: Entonces pueden establecerse algunos matices entre lo que conviene hacer en shock y lo que no.

AA: Exactamente, porque obvio que, cuando uno habla de gradualismo o de shock, habla de qué es lo que piensa hacer en forma gradual y qué es lo que piensa hacer en forma de shock, porque por ahí algunos responderán: “Todo en forma de shock”. Pero yo no conozco a nadie que esté en esa posición. Sí es cierto que en términos cambiarios hay gente que propone una salida rápida y otros que proponen hacerlo gradualmente.

CAT: Las salidas gradualistas generalmente son peligrosas por la reacción de anticipación de los mercados, ¿no?

AA: Efectivamente. Porque imaginate que, si a vos te dicen que en un tiempo y porque vas a ir acelerando con el tipo de cambio, en alza, vas a converger a un valor mucho más real de dólar oficial, tu incentivo a vender dólares o a vender tu cosecha es cero. Lo que vos vas a hacer, entonces, es esperar y, en la medida que vos esperes, el Banco Central va a comprar muchos menos dólares. Mientras que la gente que tiene que comprar insumos y pagar deudas, va a tratar de hacerlo lo antes posible. Eso es lo que le pasó a Kicillof cuando él y los suyos entraron al Ministerio de Economía y al Banco Central: intentaron recuperar el atraso cambiario que había en ese momento en forma gradual y lo único que lograron es incentivar una fuerte pérdida de reservas. Por eso en enero decidieron hacer un aumento de una vez con más de 20% de salto cambiario y recuperarlo rápido. Yo creo que a cualquiera que intente un camino gradualista le va a pasar lo mismo y, en definitiva, ahí está la pregunta: ¿Qué es menos costoso para la gente? Porque la gente va a pagar un costo en términos de pérdida de poder adquisitivo en la medida que no salga del cepo cambiario y no reconozcan cuál es la realidad. La realidad es que el gobierno devaluó un montón nuestro peso, nada más que no lo está reconociendo. Con el cepo cambiario, el valor oficial del dólar es una ficción. Reconocer la realidad va a costar. Nos va a costar mucho menos, seguro, si la salida es rápida que si la salida es gradualista. Porque, justamente, cuánto va a saltar el tipo de cambio, cuánto va a tener que recuperar para reconocer la realidad, va a implicar fundamentalmente la cantidad de reservas del Banco Central. Y, por lo que acabamos de hablar, en la medida que pase tiempo sin salir del cepo, las reservas van a tender a mermar.

Entonces, cuanto menos reservas haya, más alto va a tener que ser el salto del tipo de cambio. Y por lo tanto, mayor va a ser el costo en términos de bienestar económico para los argentinos de reconocer la realidad y tener un mercado único y libre.

CAT: Me da la impresión -y esto no tiene que ver tanto con la economía sino con el mensaje que se da desde el poder- de que hay cierta actitud exageradamente cautelosa, que no se transmite cabalmente cuál es la gravedad de la situación en todos sus aspectos y de algún modo hay una especie de consenso político en minimizar en cierta medida algunos temas, ¿es así?

AA: Hay una tendencia, lamentablemente, a subestimar los costos que va a implicar para los argentinos resolver los problemas que está dejando este gobierno. El problema en que se encuentra la oposición es que reconocer este tipo de cosas cuando el oficialismo no lo hace da pie a que algunos digan: “Bueno, ven que el cambio del modelo, en definitiva, va a llevar a que los trabajadores pierdan el salario”. “Hay que continuar con el modelo”. Y en ese sentido, Scioli está en una posición mucho más fácil, que es dejar correr el agua más allá de que, seguramente, a pesar de que no va a sacar el cepo cambiario cuando asuma, a las pocas semanas va a aumentar fuerte el tipo de cambio, por lo menos 20-25%. Pero hoy deja correr el agua: “No hay que devaluar, no se va a devaluar”, porque la apuesta de él es: “Continuemos con el modelo más allá de que después tenga que hacerle algunas correcciones”. En ese sentido, yo creo que la apuesta de aquellos que van por una salida rápida del cepo está más en el sentido de que hoy los sectores productivos de bienes están todos asfixiados por el mismo. ¿Y por qué todos y no solamente los que efectivamente exportan? En realidad, los productores de bienes, a menos que estén en un sector que compite con importables y que ha sido muy protegido, por haberse cerrado el ingreso de la competencia, porque no venden los dólares para hacer esas cosas, todos los demás sectores de bienes definen sus precios por el tipo de cambio oficial. Porque se pueden exportar o se pueden importar, entonces el hecho de que vos cuentes con que los precios de estos bienes sigan un dólar que va subiendo muy poquito, mucho menos de lo que verdaderamente se devalúa, implica haber metido ese sector en medio de una prensa.

Arriba tenés el tipo de cambio oficial, que sube lentamente; en el medio tenés al señor productor y abajo tenés los costos de los productores, que suben todo lo que se está devaluando realmente el peso. Y por lo tanto suben mucho más rápido. Por eso no debería extrañarnos ver que todos los sectores como las economías regionales, las pequeñas y medianas industrias están al borde de una crisis. Uno diría “¿Esto a quién beneficia? ¿Por qué lo hacen? Porque tiene un beneficio político. En definitiva, el señor este que dejó de levantar gran parte de su cosecha de manzanas en Río Negro, porque es mejor dejarla ahí y que se pudra, ya que levantarla significaba más dinero que el que iba a recibir por esa venta, se vio tremendamente damnificado, pero en el medio hay todo un sector de la intermediación y comercialización que logró hacerse de un margen un poco más alto. Y los sectores de servicios se han visto de esa forma muy beneficiados. Por último, el señor consumido,r que paga también más barata la manzana, tiene más para consumir en otras cosas. Entonces todo el sector de servicios, más los consumidores, nos hemos visto beneficiados por esta transferencia de riqueza desde estos señores productores a nuestros servicios. Y nosotros somos más y vamos a votar y ahí está el motivo por el cual se sostiene en el tiempo este esquema. Esquema que claramente no se puede sustentar, por eso yo creo que hasta el mismo Scioli va a tener que tomar una medida duradera, porque, si no, va a terminar colapsando todo, porque “mataste a la gallina de los huevos de oro”.

CAT: Ya sabemos que el contexto internacional, por una suma de factores, es adverso a la evolución de la economía argentina. ¿Este contexto puede ser variable en los próximos meses de transición y cambio de gobierno? ¿O vos lo ves que se ha instalado y es un contexto que va a durar?

AA: Desde un punto de vista de la liquidez internacional, los vientos van a ser cada vez menos favorables. Yo creo que, por lo menos, hasta finales del año que viene y principios del 2017 podemos llegar a sentir vientos que sean más bien adversos. Desde el punto de vista de los precios de nuestras exportaciones, seguro que van a ser peores de aquí a por lo menos dos años, porque se están dando las condiciones de apreciación del dólar (que es la moneda con la cual cotizan todas nuestras exportaciones), hacia delante. Como también es el caso de los granos y todo lo que son productos del agro, que están también en una etapa del ciclo en el cual el exceso de inversión de los últimos años por los buenos precios va a generar un receso de oferta de esos bienes y, por lo tanto, más o menos, hay que calcular que ese exceso de oferta va a primar sobre los precios hasta mediados de 2017 aproximadamente. O sea que, claramente, no vamos a tener un escenario futuro de lo más favorable. No vamos a poder depender de que nuestra economía salga adelante, porque te empuja el escenario internacional a favor. De todas formas, la realidad es que los problemas mayores los tenemos en casa, porque si vos mañana salís del tipo de cambio cepo, por ejemplo, sería el equivalente para el señor productor de soja a que su precio internacional suba 500 dólares. Si el precio de la soja fuera 500 dólares, hoy, ese productor agropecuario tendría problemas. Entonces, hoy, evidentemente el mayor problema de nuestros productores es el cepo, no es lo que pasa a nivel internacional. De hecho, los precios es cierto que han bajado con respecto a los 500 dólares pero siguen siendo mucho más altos de lo que eran hace 10 ó 15 años. Y hace 10 ó 15 años esos productores producían y con niveles de rendimiento de su campo mucho menores ¿Y por qué producían? Porque eran rentables, porque no existía el cepo. Te pagaban lo que verdaderamente vale cada dólar que traen del exterior. Hoy, lamentablemente, el cepo se ha transformado en una retención adicional a la tributaria, a la que le cobran efectivamente a las exportaciones. Nada más que una retención que es general para todo aquel que vende un dólar en el mercado oficial, como los que traen dólares, ya sea para invertir o a través de créditos. A cualquiera que venda un dólar en el mercado oficial le están haciendo una quita de, por lo menos, un tercio de su valor. Así que no nos debería extrañar en lo más mínimo, primero, que nuestros exportadores estén cada vez con más dificultades para colocar sus productos y, segundo, que nadie quiera invertir en la Argentina, traer dólares para invertir, tanto en materia de capital como en créditos, si lo tiene que hacer con el mercado oficial.

CAT: suponiendo que haya segunda vuelta, ¿vos creés que ese suspenso mantenido hasta la tercera semana de noviembre va a producir algunos efectos importantes en los mercados? ¿O creés que simplemente se va a mantener la cosa en una situación de expectativa?

AA: No, la incertidumbre va a seguir aumentando. Eso va a hacer, por ejemplo, que el dólar paralelo tenga una tendencia en alza, más allá de que obviamente en un mercado que no es tan grande tiene limitaciones muy fuertes. Y lo mismo pasa con el panorama cambiario. Por supuesto que en los títulos públicos y en la bolsa va a primar la proyección de riesgo que se genere a partir de lo que vayan viendo los inversores que puede llegar a ser el futuro del país. Hoy creo que con la distancia muchos inversores están apostando, muy fácilmente, a que cualquiera que asuma va a hacer la misma gestión. Lo cual es falso. No es lo mismo la gestión esperable económica con un Scioli que con un Macri o con un Massa. Y otra cosa que también yo creo que están subestimando los inversores es el costo de salida de todo esto. Como que todo va a ser muy fácil. Y que eso lo digan los candidatos, porque no les queda otra, vaya y pase, pero que se lo crean los analistas y los inversores me parece que complota contra sus posibilidades de ganancia, porque no va a ser así. Estamos hablando de resolver un déficit fiscal que, medido como lo mide el gobierno, es de más de 6 puntos de producto y bien medido va a ser más de 8 puntos, y si le sumamos la pérdida del Banco Central puede llegar a estar arriba de 10 puntos del producto. No es una cosa que se haga en forma sencilla. Una posibilidad puede ser que se manejen indistintamente en caso de gane uno u otro candidato. Porque, probablemente, un arreglo con los holdouts lo va a frenar a cualquiera que gane. Y es más, es más esperable que esté más forzado a llegar a un acuerdo con los holdouts Scioli, que está proponiendo tanto medidas fiscales como salida del cepo cambiario gradualista. Si, va a necesitar mucho más cerrar un acuerdo con los holdouts, porque va a necesitar mucho más crédito en la medida en que no quiera seguir saqueando al Banco Central y generando este escenario actual. ¿Cómo se va a manejar la salida del cepo cambiario? Claramente va a ser distinta. Obviamente los costos que se van a pagar, cuanto más gradualismo haya, van a ser mayores en términos de ingresos fiscales sobre todo. La gran apuesta de los que están por la salida a un tipo de cambio de una, en realidad a lo que están apostando es a decir “vamos a pagar un costo con un poder adquisitivo a cortísimo plazo”. Pero eso automáticamente va a abrir las puertas del mercado, va a permitir ingresar capitales del exterior y va a generar una reactivación. Recuperación fuerte de la economía, con la que también se van a terminar recuperando los sueldos y todo ese poder adquisitivo que se ha perdido. Lo otro es más especulaciones, continuar como vamos. Porque si vos no le das aire al sector cautivo no hay ningún motivo para que salga adelante, que es lo que estamos viendo hoy.

CAT: ¿Cómo va a influir en el proceso de cambio económico el problema judicial, corrupción e impunidad, en cuanto a la posibilidad de que se desencadene una serie de procesos contra figuras de primer nivel en el gobierno? ¿Vos creés que va a influir en la economía?

AA: Yo creo que todo lo que tienda a mejorar la percepción de seguridad jurídica hacia adelante, sí, obvio, va a influir. Un mejor funcionamiento de la justicia, una justicia que pueda actuar de forma independiente del poder ejecutivo, lejos de generar incertidumbre, yo creo que va a traer una mejor percepción y, por lo tanto, una mejor evolución de la economía. De hecho, el riesgo que puede llegar a aparecer es el que se está viviendo en Brasil, donde el poder que está gestionando está contra las cuerdas. Yo creo que eso es poco probable que pase en el futuro gobierno. Probablemente sí haya una mayor independencia de la justicia y, por lo tanto, ésta empiece a funcionar, y empieza a investigar seriamente actos de corrupción de los que ahora están involucrados. Ahora son los de esta gestión. Esta gestión, en términos de corrupción, no veo que sea un factor que pueda generar una crisis como está pasando hoy en Brasil, porque lo que está en tela de juicio es el propio gobierno.

CAT: ¿Vos decís que acá se va a dar vuelta la página en el sentido de que, todos los que pueden llegar a quedar procesados o eventualmente condenados van a quedar en el pasado y no va a caer nadie del futuro elenco?

AA: Espero que no. La mejor forma de evitar tener corrupción es justamente que los que fueron corruptos vayan alguna vez presos, porque los que vienen tienden así a cuidarse mucho más; y si hay impunidad, “¿por qué me voy a cuidar?, seamos todos corruptos”. Por eso, en ese sentido, yo creo que lo mejor es que vayan presos aquellos que cometieron actos de corrupción, porque esto hace que mejore la percepción en términos de riesgos y seguridad jurídica. Incluso yo creo que va a ser bueno para Brasil. Pero mirando hacia delante, creo que es más probable que haya mucho menos corrupción en Brasil, porque ha caído gente muy pesada, no sólo en la política sino también empresarios. Y el día de mañana, si un empresario recibe una coima del gobierno, lo va a pensar 24 veces, porque no va a ser más “si recibo o no recibo”. Va a ser “si voy preso o no voy preso”. Porque para bailar un tango se necesitan dos y para la corrupción también.

CAT: ¿Vos ves un escenario de inestabilidad política generada por la ausencia de un poder comparable al que ejercicio de Cristina? ¿Este cambio en el grado de ejercicio de poder con mayor moderación puede llegar a generar algún tipo de inestabilidad o falta de suficiente autoridad en una sociedad acostumbrada al autoritarismo?

AA: El gran problema que tenemos nosotros en la Argentina es que nosotros culturalmente somos caudillistas y, por lo tanto, nos gustan los líderes fuertes, que ejerzan el poder más allá de los límites. Eso para nosotros es tranquilizador entre comillas. Lamentablemente, esto también desgasta a los gobiernos que tratan de ser institucionalistas y procuran respetar las reglas del juego y las normas. Igual, hay una cosa que también hay que evaluar, y es que más allá de esta cultura que tenemos los argentinos está la posibilidad de que el futuro presidente quizá no tenga el poder político con el que contaba este gobierno y va a tener que elegir bien cuáles son sus prioridades. Porque en la medida que elija bien sus prioridades y asigne todo el poco o mucho poder que tenga para resolver esos problemas, lo lógico sería esperar que la reacción de los consumidores, de los inversores, de los empresarios, sea tan a favor que en definitiva eso genere un proceso de crecimiento tan fuerte que termine empoderando al gobierno. Porque en realidad el poder del gobierno depende del apoyo que tenga de la gente. Y ahí es donde yo creo que es prioritario para un gobierno que logre un éxito muy rápido y es por eso que yo por ahí soy partidario de una salida rápida del mercado cepo y a adherir a un mercado libre de cambio, porque esto va a generar una economía que va a hacer que la gente esté, en poco tiempo, contenta y dispuesta a apoyar al gobierno políticamente. Cuando comenzó todo el contexto de discusión yo jamás escuché al PRO decir que iba a privatizar YPF o que iban a privatizar Aerolíneas, porque son conscientes de que todo no lo van a poder hacer. Entonces van a tener que elegir la batalla para pelear en aquellos sectores donde realmente el reto está en que ese costo político que van a asumir sea muy superior. Además, va a llevar tiempo cambiar todo lo que hoy está mal, porque cuando nos venden milagros que no suceden terminamos como estamos hoy. En definitiva, lo más probable es que el próximo gobierno se desenvuelva en un período de transición bastante complejo y hasta contradictorio y que difícilmente logre resultados tan contundentes como para decir que fue un gobierno altamente exitoso y que va a quedar con limitaciones. Yo creo, sinceramente, que un gobierno que salga al mercado del libre cambio va a tener, de por sí, una economía que tienda a crecer fuerte, con lo cual, hacia adelante eso te resuelve un montón de problemas desde un punto de vista fiscal. Cuando además se produce un salto en el tipo de cambio, que eso va a suceder, uno de los resultados es que la situación fiscal mejora, porque se achican los gastos del sector público con respecto a los ingresos. Por otro lado, las mejoras en los precios relativos de los sectores productores de bienes te habilitan a sacarles los subsidios, de una, que hoy se están recibiendo en materia de servicios públicos, y no va a ser algo que vaya a generar daño, porque estarían teniendo una mejora importante en sus ingresos. Incluso te permite ser gradualista a la hora de sacarle los subsidios a la gente. Y bajando los subsidios va a bajar aunque sea un punto porcentual el PBI y el déficit fiscal. Y uno o dos puntos los bajás fácilmente por el tema de la situación del gasto público con respecto al aumento de los ingresos. Y sí, va a haber un poco más de inflación pero son las correcciones que hay que hacer de precios en este momento. Y eso va a hacer mucho más fáciles las transacciones en términos de no tener que endeudarse tanto y no tener que saquear tanto al Banco Central, con lo cual muy probablemente a lo largo de una gestión de cuatro años vos puedas soñar y esperar que el gobierno termine su mandato con niveles de inflación de un dígito, que sea del 4 ó 5 por ciento, pero esto es algo utópico. Porque el cepo a lo único que va a llevar es a que la economía siga igual en tanto los ingresos no mejoren, los niveles de ingreso sigan altos y los niveles de presión tributaria estén por las nubes y esto lamentablemente es una carga sobre el aparato productivo. Y si eso no te mejora tu nivel de ingreso en el sector público, lo que van a seguir haciendo es continuar saqueando al Banco Central, con lo cual la inflación será alta por muchísimo tiempo. Evidentemente, todo depende de lo que haga el próximo gobierno, que debería aplicar la política del shock en materia cambiaria, porque así va a tener el crédito necesario y, si hace las cosas bien, ser gradualista en la baja del déficit fiscal.

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