Por Guillermo Cherashny.-

En el día de ayer, el BCRA vendió 695 millones dólares para bajar la cotización de $ 26,40 a sólo $ 26,30 y, si bien la semana pasada Nicolás Dujovne y Federico Sturzenegger, cuando anunciaron el préstamo de 50.000 millones de dólares del FMI, dijeron que de ahora en más sería el Tesoro y no más el Central el que intervendría en el mercado si la divisa se disparaba, salvo que existiera una devaluación generalizada de las monedas emergentes, en el día de ayer y anteayer solamente el peso sufrió una presión compradora o sea que el dúo del ministro de hacienda y el presidente del Central están declarando una cosa y hacen otra.

En verdad, fue Luis Caputo, el ministro de finanzas, quien dijo que sería el Tesoro el que intervendría en el mercado, pero sí fue Sturzenegger quien habló del Central en caso de devaluación de emergentes. Pero de todas formas, ayer 12 de junio, a ocho días del desembolso del anticipo de 15.000 millones de dólares que giraría el FMI al firmar la carta de intención, el mercado presiona a la suba y sólo tiene una explicación: Dujovne y Sturzenegger no tienen ninguna credibilidad y Luis Caputo tampoco pero este último es el que gestiona los créditos y es una persona capacitada.

Está claro que al dejarlos unos días más se pueden perder miles de millones más y no hay ninguna garantía de que cuando lleguen esos 15.000 millones de dólares deben ser utilizados para pagar deuda externa, cancelar una parte de las LEBACs y eliminar los activos tóxicos del Central pueden terminar vendidos para que el dólar no vuele, que es lo que no quiere el FMI.

En efecto, ante semejante anuncio de un préstamo de 50.000 millones de dólares con un anticipo de 15.000 millones, en pocos días la presión compradora sigue firme. No queda duda de que el presidente y su equipo económico no dan para más, pero como el presidente no es fusible, no queda otra que cambiar ya el ministro de hacienda y el presidente del Banco Central.

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