Por Guillermo Cherashny.-

El gobierno entró en emergencia el lunes a la noche en una reunión en la que quedaron al margen los partidos de Cambiemos.

En efecto el presidente, el jefe de gabinete, Quintana, Lopetegui y Sturzenegger evaluaron que la situación de ayer martes se agravaría y, como no querían rifar reservas, surgió la idea de recurrir al Fondo Monetario Internacional, ya que la Argentina tiene cerrado su acceso a los mercados internacionales, que hoy por hoy pedirían una tasa del 9% mínimo.

Al mediodía de ayer, al escaparse el dólar, el presidente habló con Cristine Lagarde solicitándole ayuda financiera urgente, y la opinión pública pensaba que el acuerdo estaba cerrado. Pero no. Dujovne, el ministro de hacienda, dijo que están por gestionarlo y así se dispuso el viaje junto a Luis Caputo a Washington. Y el dólar rebotó y empezó a subir de nuevo. Y el BCRA vendió 200 millones de dólares. Finalmente cerró a $ 22,90 -un 3% arriba del martes, cuando durante el día había subido el 6%.

Hay un día D y es el martes 16, cuando se renueven 650.000 millones de pesos en LEBACs y el miedo es que se pasen a dólares. Pero el peligro más grave no es ése sino que en cualquier momento los depositantes acudan a los bancos a retirar sus depósitos y cambiarlos por dólares, lo que sería una situación terminal.

Ante esa posibilidad, el presidente decidió buscar una última oportunidad acudiendo al FMI y ahora lo importante será saber qué condiciones le impondrá al plan económico el organismo internacional -seguramente no será para financiar el gradualismo, como dijo Dujovne- y cuánto pedirá el gobierno y cuánto le concederá el Fondo.

Así las cosas, se vienen horas decisivas para el futuro de Macri, si será reelegido o será sólo un intervalo entre dos peronismos.

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