Por Jorge Ingaramo.-

Hubo devaluación y un ajuste de tarifas eléctricas.

Los precios nominales siguen subiendo porque no se adecuan las expectativas a la existencia de un Plan Antiinflacionario. La flotación sucia y la falta de intervenciones concretas del Central, generan incertidumbre en los precios de importables y exportables.

El Ministro de Hacienda anunció un Plan Fiscal muy tibio, que involucra metas inflacionarias, pero no dijo cómo lo va a llevar a cabo. Los mercados no creen demasiado en los enunciados oficiales y esperan datos más concretos sobre el ajuste fiscal y la reducción más acelerada en la tasa de inflación observada.

Veamos algunos datos:

-El Banco Central envió un único Adelanto Transitorio por M$ 5.000, el 30 de diciembre, al Tesoro Nacional. Seguramente el espectacular éxito recaudatorio de enero, por M$ 162.654, con un 38,5% de crecimiento interanual, proveyó el alivio a la Caja. Por eso la creación monetaria destinada al Sector Público, al 3 de febrero, es insignificante: M$ 183.

-Entre el 9 de diciembre de 2015 y el 3 de febrero de 2016, la Base Monetaria se redujo en casi M$ 47.000, es decir un 7,4% nominal. En dólares nominales, la reducción es del 37%. Queda poco margen para seguir “chupando”

-Todavía, a 40 días del cierre del ejercicio fiscal 2015, no tenemos la Cuenta anual de Ahorro – Inversión – Financiamiento. Tampoco sabemos cuál fue el resultado final en los llamados Subsidios Económicos, que se pagan principalmente a Empresas Públicas o concesionadas y a empresas dedicadas a Servicios Públicos y otras actividades no necesariamente prioritarias (satélites, energía nuclear, etc.).

-El Ministro de Hacienda enunció una deuda flotante del anterior gobierno por M$ 110.000; pero, en cada mes del año -digamos al día 10- la deuda flotante habitual es de unos M$ 70.000. Quiere decir que el extra de la “herencia” es de unos M$ 40.000, que ya estaba emitido, vía Adelantos Transitorios del BCRA, antes de que asumiera el nuevo gobierno y, como se dijo, fue absorbido –con alto costo, por cierto- vía LEBACs, por el BCRA.

-En lo que va del año, al 3 de febrero, la emisión del Banco Central para comprar divisas fue por el equivalente a MU$S 180, con lo cual no hay intervención expresa en el mercado cambiario. Como consecuencia, la flotación sucia es inconsistente con la baja en las tasas de las LEBACs. De allí se deduce que con tasas de interés decrecientes y Dólar en alza, no hay manera de acomodar las expectativas inflacionarias. Urge flotación limpia, con banda previsible, y nueva suba de tasas. ¡Aprovechen el éxito recaudatorio y la absorción de liquidez!

Los mercados se guían por gestos. Piden Plan. Quieren que se reduzca más rápido el déficit fiscal y conocer costos futuros. Saben que sólo así se podrán negociar salarios, en forma eficiente.

Todos queremos ver números. Si estos pueden vincularse con una reformulación bajista del Plan de Metas Inflacionarias, serán muy bien recibidos porque, como se sabe, un Plan tiene tres componentes: a) diagnóstico y diseño; b) instrumentación y c) cambio de expectativas. No se puede pedir que los privados cambien sus expectativas cuando las señales indican falta de Plan y, a veces, ofrecen contradicciones visibles entre sus objetivos presuntos.

Ideas para un Plan

Se supone que el Presidente empleará su discurso en la Asamblea Legislativa, para fundamentar las bases de su gobierno. En lo económico, probablemente desee confirmar la estrategia de estabilización, la promoción de inversiones, la reinserción de la economía argentina en el mundo y la mejora de la competitividad sistémica, entre otros objetivos. Naturalmente, en lo instrumental deberá dedicarse al Impuesto a las Ganancias de los trabajadores y a otras múltiples opciones que, por ahora, desconocemos.

Nos atrevemos a insinuar dos propuestas, en ese sentido:

1-Acelerada reducción del Déficit Fiscal. Programa de reducción de los llamados Subsidios Económicos, representativos de prácticamente el 70% del Déficit Fiscal de 2015.

a) Rápida solución al ajuste en las tarifas del gas, con el criterio de las tarifas sociales y facilitando la vida de los usuarios que emplean garrafas.

b) Ajuste gradual -pero significativo- de todas las tarifas de transporte. Al día de hoy, en el FFCC Mitre el boleto urbano con SUBE oscila entre los $ 2 y 3 y el abono mensual entre los $80 y 126. En Córdoba, un trabajador que emplea 50 boletos mensuales de colectivo, gasta $360. En caso que deban continuarse las Transferencias Corrientes (no las de Capital) para servicios locales –por ejemplo en el AMBA- negociar con los gobiernos locales, para que absorban una parte creciente del déficit corriente y reformular los planes de inversión hoy atendidos con transferencias nacionales. Rápida reducción del déficit de Aerolíneas Argentinas.

c) Reducción de las transferencias a AYSA, que tiene beneficiarios en el AMBA. Programa de eliminación de las transferencias corrientes, a menos que los gobiernos de la Capital y de la Provincia de Buenos Aires se quieran hacer cargo de las mismas. Provincialización de los programas de inversión. En 2015 los Subsidios Económicos se aproximaron a los M$ 8.000 y no tienen por qué estar en cabeza del Tesoro Nacional.

d) Poner en caja a las empresas TELAM y Radio y Televisión Argentina S.A., que perdieron aproximadamente M$ 2.000 en 2015.

e) Ajuste en las tarifas del Correo, para que no deba recibir subsidios económicos.

f) Programa de revisión de las inversiones en Nucleoeléctrica S.A. (M$ 5.000 en 2015) y ARSAT (M$ 2.800).

Al 1º de marzo, deberían hacerse públicos los planes específicos de reducción de los subsidios económicos, de modo de disminuir sustantivamente el peso del Estado en la economía, para ampliar el porcentaje de participación de la actividad privada, que ha sido muy generosa, por lo menos en enero, al pagar impuestos nacionales por más del 36% del PBI.

2-Competitividad privada e inversiones. Política tributaria.

Ya hubo muchos avances en la eliminación de distorsiones. Sería bueno que, junto con la disminución del déficit público, se promovieran la competitividad y la inversión privadas. Sin ánimo de plantear un programa completo, se puede mejorar la política tributaria, atenuando el impacto de impuestos distorsivos, para facilitar:

a) Alineamiento de precios e incentivos locales, con los vigentes a nivel internacional: ya hizo mucho la nueva gestión con el Dólar, las tarifas eléctricas y la política comercial externa. Pero, faltan conocer las tarifas de transporte, del gas, el salario industrial, etc., para completar lo que llamaríamos un “set de precios relativos”, comprensible y entusiasmante, para los inversores locales y externos. Precios previsibles, o sea macro previsible, es confianza: un país normal.

b) Promoción de inversiones, en el marco de una economía internacional no sólo deprimida, sino también incierta. Se debería evitar que los incentivos impacten en el resultado fiscal de 2016.

Se propone:

a) Reducción gradual de la alícuota del Impuesto a las Ganancias a las Empresas, actualmente del 35%. Pasar a 34; 33 y 32% para los Ejercicios iniciados el 1º de enero de 2016; 2017 y 2018 en adelante, respectivamente.

b) La reinserción de la economía industrial requiere de apoyos para su reconversión, suponiendo que la Argentina participará, probablemente, del Acuerdo Mercosur-UE y el Presidente anunció que iríamos hacia algún acuerdo con la Alianza del Pacífico. Si se arregla con los holdouts y se accede a crédito internacional razonable y si se importan bienes de capital con financiamiento externo y se aprovecha la baja de aquellos por la recesión mundial, es posible encarar programas de “cadenas de valor” que mejoren la competitividad industrial. En este sentido, reducir el Impuesto a las Ganancias y permitir un inteligente ajuste por inflación, mejoraría la rentabilidad esperada de las nuevas inversiones, con un costo fiscal muy bajo, que empezaría a “verse” recién en la posición de ganancias empresarias de mediados de 2017.

c) Aplicar Reintegros de Impuestos Indirectos Internos a las exportaciones de alimentos con Valor Agregado, que fueran eliminadas por el ex Ministro Lavagna. El costo fiscal no debería superar los M$ 300.

d) Adecuación de las Deducciones personales en el Impuesto a las Ganancias de las personas (Autónomos). Dichas deducciones están vigentes desde el 01/03/13 y su monto debería duplicarse, como mínimo. Ejemplo: la deducción por hijo es de $ 720 por mes, valor que sólo permite darle alimentación por $ 24 por día (una gaseosa), lo que es absurdo. Las escalas deben ajustarse con el mismo criterio y la alícuota máxima ser de 32%. Los Autónomos merecen un trato similar al de los empleados en relación de dependencia, porque además, entre ellos, hay emprendedores y pequeños empresarios que son el semillero del futuro desarrollo productivo.

e) Adecuación de los valores y de las escalas, para los monotributistas, teniendo en cuenta el punto anterior y considerando que la última re-categorización, para M 2,25 de personas, se hizo en septiembre de 2013.

f) Aumento en el porcentaje a deducir -del Impuesto a las Ganancias- del llamado Impuesto a los débitos y créditos bancarios. Los porcentajes actuales son del 34 y 17%, para alícuotas del 6 y 12 por mil, respectivamente. Este impuesto distorsivo debería ser eliminado, pero se propone que el 50% del impuesto determinado sea deducible de Ganancias.

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