Por Carlos Tórtora.-

La renegociación de la deuda empieza con tormentas en el frente interno.

El Gobierno nacional está decidido a desplazar a un segundo plano al estudio Cleary, Gottlieb Steen & Hamilton como representante letrado de la Argentina en el juicio contra los holdouts en los tribunales de Nueva York. Según lo expresado por el Ministro de Economía Alfonso Prat Gay, éste no sólo cuestiona la eficiencia del bufete sino que considera que actuó en cierta connivencia con algunos de los holdouts. El plan que esboza ahora Economía sería dejar a Cleary pero en un papel secundario, centralizando la negociación en otro estudio. No se trataría de una decisión barata, teniendo en cuenta que los honorarios se cotizan a U$S 2000 la hora de trabajo y que se estarían de este modo duplicando los costos para el Estado.

A todo esto, Cleary contraataca contra una acusación que, por razones que se desconocen, en la práctica apunta a descalificarlo, así es que, con bajo perfil, se está generando un conflicto que puede afectar la negociación con los holdouts. El influyente estudio neoyorquino, para defenderse, distribuyó un memorándum que llegó a Macri y parte del Gobierno nacional en el cual se replican las acusaciones. Recuerdan que ganaron ante los estrados todos los planteos de embargos que fueron formulados por los buitres en el 2010 y que se opusieron a la sanción de la ley cerrojo, que ahora es el principal obstáculo para llegar a un acuerdo con los acreedores. También revela el estudio que Cristina Kirchner, de su puño y letra, obligaba a insertar párrafos de su autoría y de Carlos Zannini en los escritos presentados al juzgado de Griesa, produciendo verdaderos desastres jurídicos que perjudicaron al país en los tribunales de Nueva York. De más está decir que Cleary, después de 20 años de patrocinar al Estado argentino ante los tribunales de Nueva York, tiene un acopio de documentación sobre las causas que ni siquiera la Procuración del Tesoro en Buenos Aires puede igualar.

LIPTON

Pero lo más importante es que Prat Gay intentaría que encabece la negociación el estudio de Shearman & Sterling y Watchel Lipton. Cleary ya estaría denunciando que, si aparece Lipton -o su estudio- como representantes de Argentina, podría generarse un escándalo. Es que, como juez en Nueva York, Lipton falló a favor de fondos que hoy pleitean contra Argentina, como NML y, además, luego fue abogado privado de éste y otros holdouts. En otras palabras, que el Gobierno correría el riesgo de contratar a un abogado estrechamente ligado a sus acreedores.

En el medio de esta guerra entre estudios que son verdaderas corporaciones están apareciendo otros personajes, como un negociador de gran éxito de apellido Bucheit, que sería el as en la manga de Cleary. La conducción de la operación contra Cleary y de la negociación en general la lleva el Secretario de Finanzas Luis Caputo, uno de los argentinos con mejor trayectoria en Wall Street, dado que pasó por el JP Morgan y luego por el Deutsche Bank en Nueva York y en el país. La influencia de Caputo se extiende a la Casa Blanca y es el personaje clave. Pero la posibilidad de un escándalo si aparece Lipton es un factor a tener en cuenta.

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