Por Carlos Tórtora.-

Mejorando su propuesta anterior, el Gobierno de Axel Kicillof propuso a los acreedores del BP21 el pago anticipado de los intereses de capital de ese bono, a cambio de la aceptación del diferimiento al 1 de mayo del pago de capital por 250 millones de dólares.

El rechazo de los fondos a la unilateral decisión de Kicillof de postergar para mayo el pago de un vencimiento había encendido luces rojas en la Rosada. Este lunes, la provincia incumplió con el pago de 250 millones de dólares y entró en tiempo de descuento antes de entrar técnicamente en default el próximo 5 de febrero.

El vencimiento del BP21 no sólo actúa como “caso testigo” en el proceso de renegociación general de la deuda en dólares de la provincia, sino que también va de la mano con las gestiones por la deuda nacional que encaró el Gobierno de Alberto Fernández y que constituirá el eje de la gira que el Presidente, que lo lleva primero a Roma y luego a Alemania y Francia en busca del respaldo internacional a las gestiones por los bonos soberanos y los compromisos con el Fondo Monetario. No es un secreto que Martín Guzmán difiere de Kicillof en la estrategia para renegociar la deuda y que aquél se niega a socorrer financieramente a la provincia.

A Kicillof, por otra parte, los fondos acreedores le critican la falta de un plan general que sea convincente.

Una apuesta fuerte

El caso es que la posibilidad de que la provincia entre en default el próximo 5 continúa abierta. Es mayoritaria la primera conclusión de que un default bonaerense impactaría negativamente en las negociaciones que acaba de empezar Guzmán. Pero hay también quienes opinan que el incumplimiento de la provincia de Buenos Aires podría favorecer una rápida negociación y mejores condiciones de un acuerdo para el país. Según este criterio, el default bonaerense obraría como un argumento determinante para que los acreedores internacionales y el FMI no tengan otra opción que aceptar rápidamente una quita sustancial de los intereses adeudados y una reprogramación de los pagos tanto de intereses como de capital y una reprogramación de los pagos tanto de intereses como de capital. En caso contrario, sufrirían fuertes pérdidas por la caída de los bonos argentinos en su poder.

Para los que creen que el default de Buenos Aires es conveniente, el mismo sería entonces un enorme argumento persuasivo para mejorar las condiciones de negociación.

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