Por Rodolfo Patricio Florido.-

Protestaron off the record durante todo el período de la ex Presidente Cristina Fernández de Kirchner y ni que hablar de lo que decían del autoritario Secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Vivían en un lamento permanente y pedían a los cuatros vientos -off the record… of course- que les dieran libertad de comercio y que se devalúe. Hoy han hecho con la libertad un desastre. Tan es así que no son pocos los ciudadanos que comienzan a pensar que Moreno tenía razón cuando los apretaba y los maltrataba. Un desastre, una pena profunda. La única parte que entienden del “Capitalismo” es la exacerbación de sus ganancias. Como siempre que escribo hago un esfuerzo enorme por sostener el equilibrio. En este caso es imposible e innecesario. Pocas cosas son peores que la combinación entre un cobarde de ayer y un golpista de hoy.

Elevaron los precios de los productos como si el dólar estuviese a 20 pesos siendo que incluso los técnicos dicen y ratifican que quizás a fin de este año puede estar a 18. Es como si hubiesen hecho un colchón de 1 año y medio y… eso… con los mismos salarios del año 2015. Ni los autos que tienen más menos un 75% de componentes importados aumentaron lo que aumentaron los grandes supermercadistas. La situación es tan absurda que hay carnicerías y almacenes de barrios que tienen los precios más bajos que los súper. Los súper especulan con la financiación de las tarjetas de crédito. Son unos caraduras y ofrecen la peor cara de la avaricia. No les importa nada ni nadie. Protestaron en silencio cuando eran abusados y ninguneados y usan la libertad que los ciudadanos eligieron para abusar de ellos como si la sociedad fuese su prostituta.

¿Cómo se explica que un almacén de barrio que compra en un volumen infinitamente inferior a un súper tenga precios menores a las grandes cadenas? Eso se llama voracidad salvaje. Falta de consideración. Capitalismo en su peor expresión. La gran mayoría de los productos que se compran en los súper son de producción nacional y la incidencia de algún insumo importado es mínima. Ya sé que es una simplificación pero… ¿Cómo explican el brutal aumento de la carne -entre un 70 y un 100%- siendo que las vacas no tienen componentes importados y se alimentan pastando? Las explicaciones suenan ya ridículas… mucha lluvia…, poca lluvia… pocas vacas… pero las góndolas están llenas.

Son la peor cara de la libertad. Si la gente compra menos ellos aumentan los precios para sostener sus abusivas utilidades. Si la gente compra más, ellos aumentan los precios porque dicen que la oferta es insuficiente para el crecimiento de la demanda. En resumen, ellos aumentan siempre. Aumentan si baja el consumo, aumentan si sube el consumo. Y cuando se llegue a un acuerdo para el aumento de salario dirán que deben aumentar porque los salarios cambian la ecuación de utilidades. Caraduras, hipócritas. A estos se refería Jesucristo cuando afirmó que «Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de los Cielos”. Evangelio de Mateo (Mt 19,24).

Y no busquen o rebusquen explicaciones ideológicas a estas apreciaciones. La usura, la avidez, la mentira, el cinismo, el oportunismo, la angurria, etc., no son condiciones ideológicas sino humanas. Lo que están haciendo es dinamitar una verdadera economía de mercado, un capitalismo con pertenencia social y política. Lo que están haciendo es estimular el regreso de garrote porque pareciera que ese el único idioma que entienden.

Ya hartan con la frase… “nosotros no somos formadores de precios”. Parecen el cuento de la buena pipa. Nadie fue, nadie es. Y no vengan con el cuento de los salarios porque estos no sólo todavía no aumentaron sino que ni siquiera fueron aún establecidos y los argentinos de a pie tienen que comprar hoy con lo mismo que cobran desde mayo-junio del año pasado.

Acá lo único real es que cuando hay corte de luz aumentan un cien por ciento las velas y cuando la gente se muere de Dengue aumentan un 150% los ahuyenta mosquitos. En mi lugar de residencia pasó lo mismo con los barbijos cuando explotó el volcán Puyehue. Aumentaron en horas al 300% de su valor anterior. Ni siquiera sabíamos si nos íbamos a morir por la composición química de la nube de ceniza que literalmente nos tapó pero si sabíamos que un barbijo se había transformado en un kilo de carne. Lo mismo vale para casi la totalidad de los productos. O como explican que un productor agropecuario venda el kilo de pera a 15 centavos de peso, en el mercado central se venda a 15 pesos el kilo y en los súper se lo vendan a 30 o 40 pesos el kilo. O sea… el que produce y sufre el exceso de agua o la falta de agua o el granizo se queda con 15 centavos virtuales mientras que el que las vende en un súper y sin ningún riesgo se queda con 27 o 37 pesos de diferencia por kilo… ¿o alguien piensa que los supermercados compran en el mercado central? Y si así fuese… ¿le cargan otro 100 o 150%?

Pero, veamos otros datos más sobre las diferencias entre los productores y los súper. La manzana roja (15,71 veces), el arroz (13,42 veces), y la acelga (13,07 veces). Un informe remarcó que “una situación de particular desajuste se dio en el caso del brócoli, donde el productor ganó 50 por ciento menos que el valor recibido en diciembre pasado pero el consumidor pagó en góndola 14,1 por ciento más”. ¿Cómo lo explican? El productor recibió un 50% menos y al ciudadano le llegó un 14% más.

Los ciudadanos también tenemos nuestra responsabilidad. Deberíamos encontrar una forma de hacerle sentir a supermercados que se terminó la farsa. De lo contrario estaríamos como el cuento del oso y el cazador. Había una vez un cazador fue a cazar un oso y cuando lo encontró le disparó. El oso cayó. El cazador se acercó y el oso abrió los ojos y lo violó. Después de salir del hospital el cazador fue a buscar al oso con un arma más grande y repitió la acción. Le disparó el oso cayó, el cazador lo fue a buscar, el oso abrió los ojos y lo volvió a violar. Volvió al hospital, salió ya recuperado buscó un arma más grande aún y volvió a buscar al oso violador. Lo encontró le apuntó le disparó. El oso cayó el cazador se acercó y cuando fue a constatar su muerte el oso abrió los ojos y le dijo: “vos aquí no venís a cazar osos”.

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