En exclusiva, Carlos Tórtora tuvo una entrevista con Enrique Szewach, en la cual evaluaron el probable panorama económico y político del tramo que queda hasta el traspaso del poder que se dará el 10 de diciembre próximo y el inicio del nuevo ciclo.

CAT: Los análisis económicos de hoy en día apuntan a la transición. Esa transición, hasta que haya un presidente electo, ¿vos la ves desordenada y llena de incógnitas, o creés que se va a ir dando una decantación de alternativas?

ES: La transición yo creo que se ha ido desordenando por el escenario internacional. Las políticas que había llevado adelante el gobierno hasta aquí, que considerábamos insostenibles, ahora son definitivamente insostenibles. Porque Brasil está en crisis y recesión, porque el dólar está fuerte, porque el panorama regional está más complicado y entonces, sostener una política cambiaria, fiscal y monetaria, como la que ha sostenido el gobierno hasta ahora, no será posible para el próximo gobierno y eso se hace cada vez más evidente. Los mercados se anticipan y sabiendo que el próximo gobierno, se llame como se llame, se va a desenvolver en un escenario en donde la continuidad ha desaparecido, son ellos mismos, los mercados, los que desordenan el intento regulador de la política económica. Me parece que este escenario va a seguir, puede ser que sea un poco más o menos volátil, dependiendo de algunas maniobras a corto plazo que pueda hacer el gobierno, como vender más o menos reservas, conseguir un poco más de plata de los chinos o lo que fuere. Pero lo cierto es que ya está claro que no hay continuidad, y cuando no hay continuidad hay incertidumbre y cuando hay incertidumbre eso se refleja en el presente y no solamente en el futuro.

CAT: Siempre en Argentina, por las características de nuestra economía y de los distintos ciclos, el cambio electoral genera incertidumbre y eso a la vez genera demanda de dólares, etc. Yo creo que este caso es bastante particular porque es un caso donde el poder político concentrado durante 12 años, pretende seguir ejerciendo facultades omnímodas más allá de que el presidente no sea exactamente de su propia extracción. ¿Vos creés que estamos entonces frente a una transición en la cual la política está condicionando demasiado la libertad de decisión del próximo presidente en materia económica?

ES: No, yo creo que el próximo presidente en materia económica no va a tener más remedio que hacer lo que hay que hacer. Acá hay una discusión relativamente abstracta, para decirlo de alguna manera, porque se discute como si el ajuste fuera opcional y lo que es opcional siempre es el desajuste. Cuando vos tenés mucha plata, o cuando tenés mucho crédito, vos no estás obligado a derrochar, ni estás obligado a malgastar. Pero cuando no tenés crédito, o cuando se te acabaron las reservas, los precios de exportación se desploman y la economía se estanca, no podés optar por decir “Bueno, entonces no hago nada”. Tenés que hacer lo que hay que hacer. Por lo tanto, toda esta discusión sobre cuánto le van a dejar hacer a Scioli y cuánto no le van a dejar hacer, es una discusión abstracta, los tres candidatos van a tener que hacer lo que hay que hacer. La única diferencia es si lo van a hacer mejor o peor, si lo van a hacer con el apoyo de los sindicatos o no, o si lo van a hacer con el apoyo del Congreso o sin él. Es decir, ahora estamos discutiendo cómo va a ser la política para hacer más viable lo que la economía requiere. O sea, cuando vos tenés mucha plata la política domina a la economía y se puede hacer lo que se quiere, que fue el caso de gran parte del período kirchnerista. Pero cuando estás quebrado, cuando tenés problemas más serios, de precios relativos, de deuda, de créditos, etc., la economía manda y la política tiene que subordinarse. Más allá de eso, la política siempre tiene la fantasía de ser la que domina, pero la verdad es otra en esta clase de contextos. Yendo a escenarios parecidos que ha tenido Argentina en otro momento (que por supuesto no son idénticos) la política o bien los solucionó, o bien entró en crisis. Estas situaciones no admiten puntos medios.

CAT: Entonces la política, en este ciclo que se inicia en forma bastante oscura y difusa, va a tener que adaptarse en todos sus términos y digamos también en las distintas expresiones legislativas, a las necesidades de una economía que no tiene demasiadas opciones.

ES: Exactamente, las opciones son en un estrecho desfiladero. Vos podés endeudarte un poco, si arreglaste con los holdouts, para hacer más suave el proceso de reajuste a los precios relativos y de gastos, etc. O podés atraer inversiones si cambiaste los precios relativos o si arreglaste con los holdouts. Entonces, en primer punto, no arreglar la deuda no está disponible. Scioli, Massa o Macri van a tener que arreglarlo, sus economistas lo han dicho y ellos también. Después discutiremos si lo harán más rápido o más despacio, mejor o peor, si nos costará más caro o más barato. Esa es otra cuestión, pero este ya es un punto que está plantado. Después tenés un déficit fiscal infinanciable. Con una presión tributaria récord tenés 7, 8 puntos de déficit fiscal, de manera que ese problema lo vas a tener que enfrentar, no es que hay una opción de decir “Bueno sí, seguimos con déficit”. No podemos seguir con déficit porque no hay cómo financiarlo a menos que vuelvas a recurrir a más inflación o a más venta, pero eso tampoco está disponible. Entonces lo que vas a tener que discutir es cómo lo haces: ¿vas a bajar rápido los subsidios económicos?, ¿vas a bajar más despacio?, ¿lo vas a bajar con más deuda, con menos deuda? Y respecto al tema anterior, ¿vas a declarar como prescindible a todo el sobreempleo público generado por la política?, ¿o vas a evaluar caso por caso? Más allá de eso, como dije, no está disponible decir “Bueno no hago nada”. El costo laboral en dólares es insoportable para las empresas. Tenés que ajustar el tipo de cambio, lo vas a hacer con doble mercado, con un solo mercado, bajando retenciones. Esas son cuestiones elementales, pero claramente no tenés mas remedio. Hay cosas de la discusión hoy en Argentina que están en la campaña porque tienen que estar, pero en la práctica, cuando llega el momento, no hay más remedio que hacer lo que hay que hacer. Mirémonos sino en el espejo de Brasil: Dilma hizo toda su campaña diciendo “No hay que hacer ajuste, lo que dice Neves es una barbaridad, no hace falta hacer nada” y al otro día de ganar las elecciones, tuvo que empezar a hacer las cosas desde cero. Y como además las hizo mal, ahora está peor que antes. La política puede ayudar a hacer bien o mal lo que la economía exige.

CAT: Brasil es un buen ejemplo para esto. Allá se introdujo un elemento fundamental, que es la aparición, a través de un juez, Sergio Moro y de un sistema judicial que empezó a actuar de forma independiente, de la transparencia (como consecuencia del reclamo social) y de la actuación de la Justicia en una forma inédita en la historia de Brasil. En la Argentina, ¿el funcionamiento de la calidad del sistema (funcionamiento de los organismos de control, independencia de los poderes, autonomía de los organismos que deben ser autónomos, etc.) es condición para que la salida económica funcione?, ¿o podría funcionar aunque el sistema institucional continúe distorsionado?

ES: Es una mezcla. Primero, el problema con Brasil no es que no esté funcionando el sistema institucional, sino que hubo reelección, entonces está funcionando con los que todavía están en el gobierno. En general los sistemas institucionales castigan a los que se fueron. Los jueces se hacen los valientes con los que se fueron, nunca con los que están. Lo innovador de Moro es que se está haciendo el valiente con los que están, lo que no es para menospreciar. Por otro lado, no es menos cierto que en los próximos ciclos de la Argentina, dichos sistemas van a tener para entretenerse con los que se van. Ellos, los que se van, dejan bastantes cosas por hacer. Está claro que Argentina necesita una reforma institucional de fondo, pero lo cierto es que va a depender mucho del ciclo económico, en qué medida esta reforma se hace o no. Porque, volviendo al caso de Brasil, yo tengo mis dudas de que si la economía brasilera estuviera creciendo al 5% anual, la corrupción estaría en la primera plana de los diarios. Las demandas de transparencia casi siempre vienen desde una sociedad desencantada con la legitimidad económica de sus gobiernos. En las décadas del ‘90, ‘80 y ‘70, también pasó. Cuando la economía andaba fenómeno, las transgresiones eran transgresiones “simpáticas” y cuando la economía se estancó, era un latrocinio. Yo no veo todavía a la sociedad argentina con la presión por un mani pulite que hay en otras sociedades, pero bueno, también si la política falla en brindar una solución política en el marco adecuado a la economía para solucionar el problema, probablemente la demanda de la sociedad por mayor transparencia y por menos corrupción va a aumentar. Ahora, también es cierto que una sociedad con las condiciones institucionales de Argentina tiene un techo para crecer, porque la economía argentina para crecer más fuerte necesitaría un cambio institucional que hoy aparentemente no tiene.

CAT: Un riesgo que se me ocurre es que entremos en un masomenismo argentino disfrazado de gradualismo y que, en definitiva, el gobierno que venga, sin hablar de alguien en particular, quede condenado a ser una simple bisagra, un gobierno de transición entre dos épocas.

ES: Y bueno ese riesgo existe, es el mismo que se intentó hacer en la salida de la convertibilidad, y así nos fue. Obviamente es otra condición, porque acá no hay problemas patrimoniales vinculados con el dólar, como sí había en la convertibilidad. Pero olvidándonos de ese detalle, que no es menor por supuesto, los masomenismos, con las condiciones iniciales que tiene hoy la economía argentina, te llevan a una crisis, tarde o temprano y más temprano que tarde. Por eso yo decía que va a depender de la política el cómo se hace la economía que se necesita. Si la política no está a la altura de las circunstancias, entonces el gobierno tendría que hacer todo más o menos, limitado por la política o por sus propias limitaciones e iríamos a una crisis. Pero si la política está a la altura de las circunstancias, y cuando digo política me refiero no solamente a los partidos, sino que incluye al Citibank y a los dirigentes empresariales, los problemas que tiene Argentina son solucionables. Podemos retomar una tasa de crecimiento importante pero hay que hacer la tarea más dura.

CAT: Y digamos, en la etapa de la curva descendente de niveles de ocupación, de consumo, de capacidad adquisitiva y salario, previo a levantar, ¿vos estimás que va a haber suficiente poder y consenso político como para soportar el mal trance?

ES: Entre nosotros dos, si no nos escucha nadie, no lo sé. Me parece que se están subestimando los problemas, por no querer asustar a la gente. Pero después es muy difícil decirles “No, en realidad no era un fantasmita, era un diablo terrorífico”. Por eso yo hacía la analogía con el 2000-2001: el gobierno de De la Rúa asumió diciendo “Bueno, los problemas no son tan graves, vamos a ser un menemismo prolijo”, y al ratito tuvo que decir “No, miren, la verdad que nos encontramos con un déficit mayor del que creíamos, con problemas más grande de los que creíamos. Vamos a tener que empezar a trabajar” y ahí la política no estuvo a la altura de las circunstancias. Sobre todo en esa pseudo alianza que se armó en torno a De la Rúa y que así nos fue. Ahora estamos en una situación más suave y menos grave porque no hay deudas en dólares ni cuestiones patrimoniales, ni ese tipo de cosas. En el aspecto estructural sí estamos peor. Pero volviendo a lo macro, si la política no está a la altura de las circunstancias, los cóndores se hacen más grandes. Si está a la altura de las circunstancias incluso se puede hasta crecer muy rápidamente porque esta economía está estancada por falta de señales claras de certidumbre, en torno a hacia dónde se va. Si la política da esas señales aún antes de poner los precios donde hay que ponerlos quizás ya haya alguna reacción.

CAT: Esto nos lleva a una pregunta no económica: ¿debe la dirigencia que va a asumir y la que la va a acompañar en el poder (los que compongan el nuevo arco político) hacer un blanqueo de la situación nacional en todos sus aspectos, o como dirían los del marketing político, debe dosificar esto para que la sociedad no estalle?

ES: Yo realmente no lo sé, le estás haciendo la pregunta a alguien que no es experto en temas de marketing político. Yo creo que los países hacen las cosas que hay que hacer, cuando la sociedad lo demanda. Hay pocos estadistas hoy en día en el mundo, hay tipos que responden en mayor o menor medida, con mayor o menor capacidad de gestión, a las demandas de la sociedad y entonces yo tiendo a pensar que cuanto más demanda una sociedad lo que hay que hacer, más fácil es para la política y la sociedad no va a demandar lo que no sienta que haya que demandar. Creo que es una especie de “el huevo y la gallina”: hasta que no se demanden los cambios, todos estos cambios van a ser vistos como una mala opción. Pero si se demandan, sabés que no tenés opción. Estará en la habilidad de la política manejar estas cosas, es tarea para el marketing me parece.

CAT: ¿Vos creés que del 10 de diciembre en adelante debe prevalecer en el gabinete el criterio de los técnicos o el cambio debe ser más suave?

ES: Yo creo que ahí hay un error, la técnica está siempre subordinada a la política, pero eso no significa que se pueda hacer cualquier cosa en economía. Cuando vos vas a un médico siempre la decisión termina siendo tuya, pero el médico te da todas las opciones. Cuando tenés un buen médico, te da las buenas opciones, se tiene que operar, o tiene que tomar tal cosa, o le va a pasar tal cosa. No te da opciones falsas. Cuando el médico te da opciones falsas, la política toma decisiones equivocadas y a veces pasa al revés, el médico da opciones falsas porque entiende que eso es subordinarse a la política y eso no es subordinarse a la política, eso es un mal técnico. Un buen técnico se subordina a la política pero advirtiendo dónde están los límites. Entonces cuando vos no advertís nada y creés en serio que se puede hacer cualquier cosa en economía sólo con voluntad política, caés en los errores que se han cometido en estos años, que son graves en materia macro económica. Afortunadamente para los que estudiamos economía en serio, estamos teniendo los problemas del libro de texto, no es que estamos teniendo problemas que no se estudiaron en economía y que no están en los libros. Eso de que nosotros somos distintos y que lo que nos pasa nos pasa por los poderes concentrados no es cierto. La verdad es que poderes concentrados hay en todo el mundo. Nos pasan cosas de libro de texto: vos no ponés los precios donde tienen que estar y te quedás sin energía, entonces ahora estamos pagando el petróleo 71% más caro que en el mundo para poder tenerlo. Esas son las barbaridades que se han hecho, la economía claramente puede estar subordinada a la política, pero el deber de la técnica es subordinarse marcando las dificultades fundamentales.

CAT: El gobierno está dando todas las muestras de querer retirarse tomando todas las medidas que pueda, en el sentido de profundizar lo que viene haciendo hace 12 años. ¿Esto obedece a una decisión política de irse con los laureles, a la decisión de dejar el campo minado, o a la incapacidad simplemente de comprender la situación? ¿Cuál es el motivo?

ES: Yo tiendo a no adscribir a las teorías conspirativas, porque sobreestiman la inteligencia de los conspiradores, pero está claro que el gobierno quiere irse pasando a la historia con todas las banderas posibles y eventualmente poder volver con las mismas. Y en ese camino hace lo que puede pero tiene un pequeño problema, que lo dijo muy claramente la presidenta en uno de sus discursos: no podemos emitir dólares y se nos acaban. Su capacidad de hacer que las cosas parezcan más tranquilas se ha desdibujado. Ahora a cualquier gobierno que venga se le va a hacer muy fácil imputarle al pasado las medidas que tome, al menos en los primeros meses. Eso va a ser negro sobre blanco. El gran problema que tiene hoy el gobierno es que si la brecha del dólar fuera del 10%, el próximo que viene tendría que devaluar porque el tipo de cambio es muy bajo, devaluar autónomamente, para decirlo así. Pero cuando la brecha es del 70% dice “Mire, yo lo único que hice fue juntar lo que el otro gobierno me dejó”, entonces esta fantasía que tiene el kirchnerismo de que va a poder imputarle el próximo ajuste al neoliberalismo, o como se llame, es muy poco creíble, sobre todo cuando llevás 12 años en el poder.

CAT: El panorama más previsible es que la credibilidad política del kirchnerismo después de dejar el poder se reduzca a niveles ínfimos.

ES: Yo creo que así ha pasado con todos. Es cierto que siempre tenés un cierto punto de “fanáticos” que siguen comprando la mercadería porque bueno, no quieren reconocer que los engañaron, pero la verdad es que la sociedad argentina olvida muy pronto a sus malos líderes y con el kirchnerismo va a pasar lo mismo.

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