El gobierno nacional, en la parte final de la campaña electoral, le apunta muy especialmente a tres municipios K: La Matanza, Lomas de Zamora y Almirante Brown, todos de la Tercera Sección electoral y que en la sumatoria de votos definen una elección en el orden provincial. En el caso de Almirante Brown, su intendente Mariano Cascallares es un ex sciolista que apoya sin entusiasmo a CFK, con cuyo entorno no tiene relación. Por otra parte, las listas de concejales de Cambiemos y Unidad Ciudadana las encabezan respectivamente un peso pesado que fue presidente del PAMI, Carlos Regazzoni, y el presidente del Consejo Deliberante local, Juan José Fabiani.

Pero lo singular del caso de Almirante Brown es el juego oculto entre Cascallares, uno de los intendentes más ligados al establishment económico y la cúpula del PRO. La encrucijada pasa por el estratégico Instituto de Previsión Social (IPS) que cuenta con uno de los mayores presupuestos de la provincia. Su nuevo presidente es el ex diputado macrista Cristian Gribaudo, impuesto por el presidente de Boca Daniel Angelici. Coherentemente, Gribaudo es también secretario general del club. Pero lo singular es que este último parece dedicarse full time a sus obligaciones futbolísticas al punto de viajar permanentemente al exterior junto con otros directivos de Boca. En cambio, como reconocen algunos funcionarios del IPS, casi nunca se lo ve a Gribaudo en su despacho de ese organismo, como si se tratara de un cargo de tercera categoría.

Aún más llamativa es la trama subyacente, porque el que tendría la última palabra en el IPS sería Cascallares, en un acuerdo reservado con el gobierno provincial.

Mutaciones

La obvia pregunta es si Cascallares ya está en el PRO, aunque encubiertamente. Otros hechos que se produjeron recientemente en Almirante Brown llaman la atención. Según fuentes policiales, los autores del atentado con una bomba al local de INDRA -la empresa que realiza los cómputos de las elecciones- serían de Claypole (Almirante Brown). Y en las últimas semanas se sucedieron en distintas zonas de esta última localidad una serie de atentados con bombas (la mayor parte no explotaron) en colegios privados de clase media. El ambiente de temor que esta situación creó habría perjudicado sin duda más que nada al kirchnerismo, que por historia está ligado a episodios de violencia. Esto, sin duda, dio pie para que se pensara que algunos operadores de inteligencia del gobierno no serían ajenos a las misteriosas bombas.

El extraño juego político que se da en Almirante Brown es un ejemplo de cómo se están moviendo las piezas en algunos municipios del conurbano, donde los pases de bando parecen adelantarse a los mismos resultados electorales.

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