Por Carlos Lazzarini.-

El futuro es irreversiblemente urbano. El crecimiento de las ciudades en el mundo es exponencial. Sin embargo, pareciera no prestarse demasiada atención al creciente rol y relevancia de alcaldes y alcaldesas. En Argentina, todavía considerados de tercera línea en relación a niveles de representación y responsabilidad política. No es lo que sucede en varias regiones del mundo, donde las ciudades adquieren un protagonismo global. Para el experto Antoni Gutiérrez Rubí, por caso, es hora de pensar global para actuar local. Los gobernantes locales deben enfrentar cada vez más responsabilidades y sin embargo no crecen sus atribuciones. Desde mantener una ciudad ordenada y limpia, hasta encargarse de la seguridad, la vivienda y el cambio climático entre otras cuestiones.

Los alcaldes tejen alianzas. Establecen mejores vínculos con sus pares que con los niveles superiores de administración. Sucede claramente con los gobernantes de las ciudades globales, tal el proceso que lidera la alcaldesa de París Hanne Hidalgo, o con la liga de ciudades emergentes, donde se detectan interesantes propuestas de innovación, creatividad, y participación ciudadana. Surgen redes de ciudades colaborativas, encuentros e intercambio de buenas prácticas. Tanto que las propias corporaciones han tomado nota hace tiempo y exageran el futuro de las smartcity, a veces más orientadas al negocio que al mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.

Conurbano

La gobernadora Vidal ha prometido dar batalla por el llamado Fondo de Reparación Histórica del Conurbano, con el tiempo tan distorsionado que a esta altura parece reducirse (aunque no es poca cosa) a más fondos coparticipables para la provincia. Que los necesita y con urgencia. No se conocen, en cambio, proyectos para transformar verdaderamente el Gran Buenos Aires, más allá de algunas conveniencias electorales. Zona emblemática y que bien podría ser el ícono de una transformación cada vez más imprescindibles.

Largo plazo

Demás está volver a subrayar la falta de acuerdos para pensar el medio y largo plazo. Como dice el experto en ciudades y gran artífice de la transformación de Barcelona, Toni Puig, cansado de que sus ideas hayan sido distorsionadas y tironeadas con fines electoralistas, “a los políticos argentinos les encanta la simulación, hacer de cuenta que hacen las cosas sin creérselas demasiado y siempre rugidos por las necesidades electorales”. Así no hay modelo de ciudad posible.

Modelos copiados

En los últimos años se ha visto como, algunas políticas exitosas impulsadas por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, han sido transferidas (a veces con proveedores y todo) a otros distritos conquistados por la misma fuerza política. Desconociendo, en estos casos, las evidentes diferencias de tamaño, de posición en el país y en el mundo, y ni hablar de la indiferencia hacia las identidades especificadas de cada ciudad. No se trata de ser siempre originales. Las buenas prácticas deben ser compartidas. Pero en ningún caso se trata de transferencias automáticas como se está llevando adelante en casos evidentes.

Liderazgos

Una gran mayoría de alcaldes sigue atravesado por el molde de la vieja política. Se presta atención a la renovación de la dirigencia que aparece en la primera plana nacional pero poco se conoce de los liderazgos que se imponen en los gobiernos locales. Falta de innovación, cercanía, creatividad, horizontalidad, sensibilidad. Pocas políticas que favorezcan la participación efectiva de los ciudadanos, el estímulo a la cultura colaborativa y las nuevas ideas. Un liderazgo femenino. O la feminización de la Política, es una necesidad de la política toda, pero pareciera que mucho más cuando se trata de ciudades. Y no es una cuestión de género, sino de otro liderazgo.

Otra agenda

Así como los alcaldes y alcaldesas deberían adquirir otro protagonismo, encarnar liderazgos diferentes, y tener más atribuciones para dar respuestas mayores demandas, deben ser capaces también de trabajar sobre nuevas agendas. Cada cambio de gobierno se mejoran o empeoran políticas. Sobreviene una impronta diferente. Pero rara vez se es capaz de innovar a nivel local sobre las agendas. Se trabaja sobre un puñado de ejes repetidos a lo largo de la historia. Las sociedades progresan cuando se enfrentan a nuevos problemas. Y no cuando se da la vuelta con distintas soluciones a los mismos problemas. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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