Por Carlos Lazzarini.-

En medio de acontecimientos que sacuden al país y tienen al presidente Macri en el centro de la escena, Vidal avanza más y más. Lejos de la agenda diaria, la menos de la que ocupa el centro de la escena mediática como la búsqueda del submarino o la muerte de un mapuche a manos de la fuerzas de seguridad, la gobernadora aprovechó, tal vez como no pudo hacerlo el propio Presidente, el impulso del resultado electoral de octubre. No perdió tiempo ni se dio respiro.

Aprobó rápidamente el presupuesto bonaerense. Lo hizo a mediados de noviembre cuando se autorizaron gastos por encima de los 630 mil millones y un endeudamiento de 85 mil. El debate duró un suspiro en ambas cámaras.

Su espacio político ganó terreno en la conducción del partido de gobierno, sacudió el tablero de la Legislatura provincial, y se alista a cerrar, seguramente de manera menos traumática que la última vez, un acuerdo con los docentes. Fue la primera en plantear que el ajuste lo tenía que hacerlo la política y bajó línea sus ministros pero sobre todo a la estructura legislativa. Y arremetió contra las jubilaciones de privilegio de ex gobernadores, legisladores y otros cargos. Hay que recordar que pudo cambiar a la jefa de los fiscales mucho más rápido que en nación, e implementó un duro revalúo fiscal sin la estridencia de los tarifazos de Aranguren, aunque muy incómodos para los bolsillos de los bonaerenses.

Pero no sólo se saca de encima cuestiones que impone el calendario, también mira el mediano y largo plazo. Peleó por los fondos del conurbano y ya se los aseguró. Se trata de 60 mil millones para 2019, pero que ya en 2018 empezará a percibir la diferencia. Y con eso se animó a encarar reformas estructurales, históricamente pendientes en emblemáticos distritos del gran Buenos Aires. Del norte y del sur. De todos modos, se afirma que, en este caso, el financiamiento llegaría del Banco Mundial y el BID e impactará directamente en estos populosos asentamientos distribuidos en Quilmes, San Martín, San Isidro y nada menos que La Matanza, corazón o reducto (según la mirada) del kirchnerismo. Políticas cuyo cumplimiento trascenderían el mandato de la gobernadora. Son iniciativas que no podrán estar terminadas en 2019. Tal vez el comienzo de los que algunos imaginan, incluso llegaron a anunciarlo, como un plan Marshall de la Provincia. Se habla nada menos que de unos 20 mil millones de dólares para reconstruir y modernizar la infraestructura del conurbano.

Para llevar adelante esta primera urbanización se dispuso la creación de una subsecretaría con atribuciones amplias, que funcionará bajo la órbita del cada vez más poderoso jefe de gabinete Federico Salvai. Allí se trabajarán políticas de vivienda, seguridad, urbanismo, educación y políticas sociales. Estaría en estudio también, la posibilidad de generar un ámbito especial para la administración de los fondos que se lograron recuperar de la coparticipación.

Ente del Conurbano

Hay que recordar, como antecedente, el famoso Ente de Reparación Histórica del Conurbano que administró el Tano Arcuri en tiempos del gobernador Eduardo Duhalde. Tal vez no con ese formato, pero sí se sabe que las políticas que se encaren con impacto en el Gran Buenos Aires demandarán un tratamiento específico. Incluso, que trabaje en forma coordinada con la Ciudad de Buenos Aires. Es imposible hablar de Ciudad y Provincia cuando se trata de políticas con impacto en una amplia zona metropolitana. Tal vez por eso la gobernadora recorrió, junto al jede fe gobierno porteño Rodríguez Larreta, los avances en la urbanización de la Villa 31.

Ajuste y Gira

Un par de día antes de partir hacia China, la gobernadora juntó a su gabinete ampliado, legisladores y jefes comunales donde avanzó con aquel anuncio que hizo antes de las elecciones legislativas sobre el ajuste que debía hacer la política. Esto ya provocó varios cortocircuitos en la Legislatura provincial, donde siempre se posaron las miradas por un despilfarro archi conocido.

Esta vez no se tocará la Ley de Ministerios, letra imprescindible en la Provincia para fusionar o desdoblar ministerios, sino que se suprimirán dependencias que actuaban casi duplicadas. Se cruzaron competencias y se detectaron varias reparticiones que cumplían casi idénticas funciones. Ahí se pondrá el acento, aunque se promete que no habrá recorte de empleados. Se verá el impacto final.

Por ahora, en un clima nacional convulsionado por acontecimientos de alto impacto, y distritos calientes por una situación económica compleja, la gobernadora decidió no hacer la plancha sino todo lo contrario. Correrse de la escena, le permitió avanzar sin pausa. Casi, sin que la vean venir. (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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