Por Carlos Tórtora.-

La vulnerabilidad volvió a sentirse en el macrismo a partir del caso de los Paradise Papers, colocando en una difícil situación al actual ministro de Finanzas, Luis Caputo, como ex administrador de Noctua Partners LLC, una gerenciadora de fondos de inversión de Miami con ramificaciones en Delaware y las Islas Caimán, dos jurisdicciones donde rigen el secreto y las ventajas fiscales.

Caputo también fue el manager de Alto Global Fund, un hedge fund del conglomerado de Noctua dedicado a administrar inversiones de alto riesgo y alta rentabilidad en mercados emergentes por más de US$ 100 millones, según medios de comunicación especializados en información financiera. Para ingresar, el fondo exige US$ 1 millón como suscripción inicial mínima.

El caso es que Página 12 había anticipado la aparición del escándalo que suena como una réplica a las detenciones de Julio De Vido y Amado Boudou y a las amenazas -algunos dichos de la diputada del PRO Paula Bertol- acerca de que CFK podría ser detenida por el juez federal Claudio Bonadío antes de jurar como senadora el próximo 10 de diciembre.

En este contexto y con una opinión pública malhumorada por el ajuste en marcha, el oficialismo necesita mantener incólume su posición como captador de un amplio consenso en las últimas elecciones. En el horizonte inmediato, apareció ahora una nube negra que puede implicar una derrota política el 17 de diciembre, justo cuando CAMBIEMOS celebre la incorporación de sus nuevos legisladores al Congreso de la Nación. Es que el PJ bonaerense, liderado por un cuestionado Fernando Espinoza puso en marcha un veloz cronograma electoral para que ese día se renueven autoridades partidarias en el distrito que marca el rumbo de todo el peronismo. Golpeado, el kirchnerismo que esta atrincherado en la Tercera Sección Electoral y en particular en La Matanza, corre hacia las urnas para aprovechar la enorme ventaja relativa con la que cuenta. La Cámpora manejó las afiliaciones partidarias y los padrones en los últimos diez años en tanto que los opositores duhaldistas, seguidores de los Rodríguez Saá, denarvaístas, ex menemistas etc., se fueron quedando afuera del PJ. Ahora y a través de un reglamento electoral que exige casi lo imposible en materia de presentación de avales y listas, el cristinismo estaría en condiciones de dejar fuera de carrera a cualquier lista opositora y, por ejemplo, imponer con su manejo la reelección de Espinoza.

El tema trasciende a Buenos Aires. Si CFK apareciera a fin de año como reteniendo en manos de los suyos la conducción partidaria, vería reforzado su liderazgo que hoy esta en crisis y el gobierno recibiría un severo golpe.

La cuenta regresiva

El bloque de intendentes de la Primera Sección, liderado por Gustavo Menéndez (Merlo) le bloquea el camino a Espinoza y está tratando de llegar a una solución de unidad que contemple cierta participación cristinista y el resto con presencia de los renovadores Walter Festa (Moreno), Leonardo Nardini (Malvinas), Gabriel Sujarchuck (Escobar), Gabriel Katopodis (San Martín), e incluso Martín Insaurralde, que desde Lomas (Tercera Sección) trataría de frenar la continuar la continuidad de Espinoza que está respaldado por Patricio Mussi (Berazategui) Rubén Pereira (Florencio Varela) Mario Secco (Ensenada). El caso es que si las negociaciones para una lista de unidad fracasan y el próximo 16 hay que cerrar listas de candidatos, lo más probable es que se multipliquen las impugnaciones (Eduardo Duhalde y los suyos ya las hicieron) y la situación se vaya acercando a una perspectiva de intervención judicial del PJ.

La opinión de los asesores de Macri predominaba hacia la idea de que la justicia electoral no se inmiscuyera en la interna opositora, sobre todo teniendo en cuenta que el juez electoral de La Plata Juan Manuel Cullota es considerado un amigo de la Casa Rosada.

Pero ahora el panorama va cambiando. En primer lugar hay indicadores de que si fracasan las gestiones de unidad en las próximas horas, el fuego cruzado entre cristinistas y ex cristinistas puede ser muy fuerte y, lo realmente importante, el gobierno no estaría dispuesto a regalarle a la expresidente un triunfo político de esta magnitud.

Asi las cosas, el dilema parece encaminarse hacia la opción entre unidad o intervención judicial, siendo casi inviable una elección con varias listas en condiciones normales.

De hecho hoy el grueso de los intendentes y los líderes que vieron reducido al mínimo su poder territorial, como Sergio Massa, están dedicados a hacer valer sus legisladores para negociar con Maria Eugenia Vidal la aprobación del presupuesto provincial. Y a partir de diciembre, el cristinismo mejoraría su posicionamiento en ambas cámaras por los resultados obtenidos en octubre último.

Con el calendario corriendo a toda máquina, el macrismo empieza a sentir que, salvo que haya un acuerdo de unidad que no se ve claro, un nuevo triunfo cristinista en el PJ es exactamente lo que debe evitar. En ese punto coincide con los todos los que quedaron fuera del PJ -para empezar los duhaldistas- que piden una prórroga de los mandatos, la apertura de los padrones, una amnistía interna y más control judicial apuntan a quitarle a Cristina su bastión más preciado, después de la banca que le da fueros en el Senado, claro está.

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