Por Sebastián Dumont.-

El caso de Santiago Maldonado obligó a suspender los cierres de campaña pero no las roscas, las movidas y sobre todo las especulaciones de lo que sucederá el domingo y lo que sigue tras ello. En el conurbano de la provincia de Buenos Aires hay una sensación generalizada que el crecimiento que se va a observar, en relación a las PASO, será de Cambiemos. Es más, un importante intendente reconoció a este medio que así lo está observando en su distrito, donde Cristina Kirchner ganó con comodidad el 13 de agosto y ahora sucederá lo mismo. Aunque experimentará un alza del oficialismo provincial. Los intendentes peronistas buscarán marcar esa diferencia entre la boleta local y la nacional por la simple razón de discutir lo que viene. Como paso previo se reunirán el sábado para ponerle fecha a la elección del PJ bonaerense, que será el 21 de diciembre con Papá Noel a la vuelta de la esquina. En Cambiemos, aspiran a sumar votantes que no han ido en las primarias y dar vuelta el resultado de comunas como Lanús, Pilar y Quilmes. En tanto, en el massismo sostienen que estarán cerca de los 14 puntos, lo que le dará margen para discutir el escenario que viene. En los distritos ya se ve el esquema de voto “delivery”.

No es secreto que los intendentes, ante el escenario que se vislumbra, buscan sostener y aumentar el caudal electoral propio. Y para ello arman el voto “delivery”. Se trata de repartir su boleta local combinada con la de otras fuerzas políticas a pedido del votante. Se nota con mucha claridad en el conurbano, a punto que en algunos casos han ido más allá e incluso ponen mesas en las plazas o imprimen folletos propagandísticos que “confunden” al electorado.

En cada distrito la necesidad política puede ser diferente pero con un objetivo común: mostrar quienes son los que dominan el territorio, más allá de la polarización instalada a nivel provincial. Hay casos y casos. Uno muy notorio es el de San Martín donde Gabriel Katopodis no abandonó a Randazzo pero a nivel local promueve el corte para mantener fuerza en el concejo deliberante. Hay otros ejemplos, pero en general, se repite la lógica. Quizá a diferencia de otros casos, lo llamativo es ver como circulan volantes donde un candidato local se promueve con una lista distinta a la suya. Siempre hay lugar para innovar, elección tras elección.

En Cambiemos reina cierto optimismo porque consideran que habrá mayor asistencia a las urnas y además sienten un cambio de clima con respecto al presidente Macri. La ejecución y finalización de muchas obras públicas son un punto distintivo entre agosto y octubre para las realidades locales. Esperan aumentar los votos en distritos como Vicente López, San Isidro, Morón y Tres de Febrero que ya ganaron en las PASO y recuperar Pilar, Lanús y Quilmes. De hecho la gobernadora tenía previsto cerrar en Lanús. El caso Maldonado lo impidió.

Algo que sí reconocen los jefes comunales de Unidad Ciudadana es que en sus distrito creció Cambiemos. Puertas adentro, la mayoría de ellos considera que la ola amarilla se incrementará. Más allá de La Matanza, donde Fernando Espinoza, hombre clave en la campaña de Cristina, aún sostiene que la ex presidente puede ganar.

Paradójicamente, mientras se espera el domingo, habrá una escala el sábado en la interna del peronismo bonaerense. El mandato de Espinoza al frente del partido vence en diciembre. La carta orgánica dice que las elecciones se deben convocar 60 días antes. Por eso, en la previa de los comicios habrá una reunión de peronistas bonaerense para avanzar en la “renovación del partido”.

Como se adelantó hace varios meses, el alcalde de Merlo Gustavo Menéndez se anota para esa faena. Pero al mismo tiempo es de los que pugna por una lista de Unidad. Su apuesta es a juntar a todos los sectores, incluidos lo de Massa, Randazzo y Diego Bossio. Pero cada uno maneja sus propios tiempos.

En esa puja tendrá peso específico Martín Insaurralde. El hombre de Lomas quizá tenga que lidiar con su mentor, también de allí, Eduardo Duhalde quien avizó que irá por lo mismo.

De todas maneras, la idea generalizada es que los territorios en manos del PJ sean los que se impongan. Léase los intendentes. Alineados con Gustavo Menéndez están, sin miramientos, Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Ariel Sujarchuk (Escobar) y Santiago Maggioti (Navarro).

Otro de los que se anota es Walter Festa, intendente de Moreno que ha manifestado su idea de presidir el PJ provincial. Tiene diálogo con Menéndez y Espinoza, pero no depone su idea de jugar.

El caso de La Matanza es particular. Fernando Espinoza ya recibió el mensaje que buscarán una renovación en el cargo. Sus acciones dependerán, en parte, de la elección del domingo. “Fernando (Espinoza) hizo un buen trabajo, pero es hora de renovar las caras”, sostiene un intendente de los asumidos en 2015.

Igualmente, la idea es llegar a una lista de unidad. Con Cristina adentro o sin ella. “Ella tiene votos, pero el kirchnerismo no tiene territorio”. La dicotomía que muestra el momento actual del peronismo. Y que explica, entre otras cosas, el aumento del voto “delivery”.

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