Por Guillermo Cherashny.-

Cada vez surgen más indicios del escándalo de real estate en Pilar vinculado a la denuncia que hicieron Patricia Bullrich y el Dr. Talarico de la UFI, que vinculaba al narco colombiano Piedrahita con el abogado argentino Mateo Corvo Dolcet, quienes estaban construyendo una gran playa de cocheras en el municipio de Pilar, alentado por el intendente Nicolás Ducoté del PRO y Guillermo Iglesias, el Secretario de Obras Públicas de la comuna y marido de la futura diputada nacional Marcela Campagnoli, íntima de Lilita Carrió.

Pero las conexiones no se agotan en las personas nombradas sino que se extienden a un empresario de la construcción procesado y esperando el juicio oral como presunto testaferro de José «Bolsos» López.

Los camiones que actuaban en la playa de Pilar que construía el narcolavador Corvo Dolcet tenían impresos los sellos de la empresa del rubro más importante de Pilar y que se asoció en la remodelación del Hospital Posadas y el Museo de Malvinas con Nicolás Caputo, el «hermano de la vida» del presidente Macri.

Sería injusto acusar a Ducoté, Iglesias y Marcela Campagnoli de conocer las actividades nacos de Corvo Dolcet, pero Marcela Campagnoli fue concejal en el municipio y apoyó la ordenanza que facilitó la construcción de la playa gigante y da la casualidad que su marido, Guillermo Iglesias, es dueño de Alemarsa S.A., una constructora de obra pública de la zona norte beneficiada en estos últimos años por Julio de Vido, como con obras que hizo en el distrito de Merlo. Este caso demostraría la amplitud con que Julio de Vido otorgaba obras en el conurbano, aunque la esposa del beneficiario fuera de la íntima confianza de la diputada Carrió.

Lo cierto es que, después de la resonante denuncia que implicaba al Café de los Angelitos, una recuperación de 15 millones de dólares para el estado, Bullrich, la ministro de Seguridad, y el Dr. Talarico de la UFI guarden silencio ante el escándalo del detenido Corvo Dolcet en el municipio de Pilar.

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