Por Sebastián Dumont.-

“Fue la mejor semana de nuestra gestión”, sostuvieron en el gobierno de María Eugenia Vidal tras haber firmado el acuerdo con el gobierno nacional, que le dará a su gobierno un ingreso extra de 40 mil millones de pesos en 2018 y 65 mil millones en 2019. Tiene que ver con la compensación por el ahora desaparecido fondo del conurbano. Pero además de ese episodio trascendente, la mandataria provincial logró la aprobación del presupuesto para el venidero año y recibió la noticia que el principal partido de la oposición no quedará en manos de sus archirrivales. La interna del PJ bonaerense y su definición en la madrugada del jueves dibujaron una sonrisa en las filas del oficialismo. El candidato más firme para coronarse el 17 de diciembre es Gustavo Menéndez, intendente de Merlo y quienes lo acompañan forman parte del grupo de jefes comunales que tienen más disposición para hablar con el oficialismo. Son oposición pero no virulenta. Una historia de película.

Para graficar con mayor claridad este momento de la política bonaerense y donde están ubicados cada uno de los sectores, vale la siguiente comparación. Mientras el oficialismo festeja sus logros y se predispone a resolver como gastar el nuevo envío de fondos extras que recibirá por encima de lo presupuestado, la oposición -léase el peronismo- discutía con mucha fuerza por la continuidad o no de Fernando Espinoza al frente del PJ Bonaerense.

En esta contienda quedó claro que la grieta está en todos lados. En el justicialismo de la provincia de Buenos Aires se observó cuando Fernando Espinoza, más cercano a Cristina Kirchner, se atrincheró en la sede del partido para evitar que “se lo quitaran” como le dijeron sus hijos, según sus propias charlas con quienes trataban de hacerle ver que lo mejor era bajarse para armar una sola lista. Había conseguido el apoyo de Walter Festa no mucho más. Las versiones de un acompañamiento de Mario Ishii se diluyeron y el propio intendente de José C. Paz se encargó de aclararlo en su cuenta de Twitter. Se limitara a la contienda local y no a la provincial donde dijo que primaron los intereses personales. Para muchos, la continuidad de Espinoza era vista como la presencia indirecta de Cristina Kirchner. Sin embargo, la ex presidente cuando habló con otros intendentes se desligó de todo. Una prueba de ello es que el resto de los intendentes más K no se movieron demasiado. Tímidamente arrojaron el nombre de Jorge Taiana como una salida, pero hubiera sido difícil que firmara la lista porque se encuentra en Europa.

El final de la movida en el PJ significa la consolidación de un eje de intendentes que ya había intentado unirse a comienzos de la gestión de Cambiemos ante la derrota del justicialismo. Primero surgieron dos grupos, el Esmeralda referenciado en Martín Insaurralde y el Fénix con Gustavo Menéndez como exponente destacado. Hubo varios intentos de unidad, pero ninguno tan claro como el que se observó el jueves a la noche. Se repartieron el armado del nuevo consejo partidario. Pero además sumaron a los intendentes que jugaron con Randazzo y con Massa. La presencia de Julio Zamora en los cierres es un dato relevante.

Tal como se anticipó en notas anteriores, había un paralelismo evidente entre la negociación del presupuesto y lo que sucedía en la interna partidaria. La división entre moderados y ultra K. En ambos casos, los ultra perdieron la pulseada.

No obstante y como señal de buscar incluir a todos, pero al mismo tiempo enviar un mensaje a quien quiera entenderlo, un día después de la agitada reunión en el consejo partidario, en Merlo Gustavo Menéndez recordó el 17 de noviembre de 1972 haciendo un nuevo homenaje a José Rucci. Todo un símbolo de lo que podría trasladarse a la actualidad. Mientras los fieles seguidores de Cristina iban a la puerta de los penales, el otro sector recordaba a Rucci. Imposible no remitirse a la década del 70. Los que pedían la libertad de los presos a Cámpora fueron los mismos a los que se los vinculó con el asesinato del ex líder de la CGT. Operación Traviata lo llamaron. Las heridas aún no cierran.

Nada inocente entonces la presencia en el acto de Merlo de Hugo y Pablo Moyano. Quizá hoy los dirigentes sindicales más combativos a la reforma del gobierno. Una elegante manera de decir: podemos dialogar, pero no todo pasará así como así. Habrá que buscar también las competencias internas que habrá dentro del mismo esquema de los jefes comunales peronistas. Las pujas existen y son por poder futuro. Por ahora, se observó una tregua. Por ahora.

Mientras tanto, en el gobierno provincial celebran. Fue de las mejores semanas en estos dos años. Las buenas nuevas llegaron desde adentro y también desde afuera de Cambiemos. Claro que en esto último, alguna colaboración “espontánea” prestaron.

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