Por Sebastián Dumont.-

Comienza una semana más que activa e interesante en la política bonaerense. En el horizonte se unen la votación del presupuesto que envío María Eugenia Vidal y el cierre de la presentación de listas para las elecciones del PJ bonaerense el 17 de diciembre. En ambos casos, se entremezclan cuestiones que se vinculan entre sí. La posibilidad real que la gobernadora, empujada por su fortalecimiento político tras comicios y la negociación por los fondos del conurbano, tenga su ley de leyes es muy probable. Y allí se observa con claridad el mismo juego de los intendentes peronistas de la misma forma que se muestra la grieta en la discusión del PJ bonaerense.

María Eugenia Vidal tiene casi todo listo para que el martes se apruebe el presupuesto de 2018. Con los votos de los legisladores que responden a Sergio Massa y a aquellos más cercanos a intendentes del PJ dialoguistas, tendrá la ley de leyes. Más de una reunión de Sergio Massa y Vidal, sellaron el acuerdo con algunas modificaciones en puntos conflictivos del proyecto original. Entre ellos, adecuar el artículo 7 Bis, de la ley de responsabilidad fiscal que habla de límite para adecuación de tasas a los municipios, tema que les preocupa mucho por el control de sus gastos. En este punto la redacción de la modificación habría sido del propio Frente Un País. También se habló de aumentar el límite de endeudamiento de las municipios del 8 al 10 por ciento, fijar límite al art. 42 de los proyectos Públicos y Privados (PPP) en el 10% del total (serían 1.000M USD) y otro tema importante es el fondo educativo, donde Vidal quería que el 85 fuera para obras pura y exclusivamente de infraestructura escolar y ahora sería en el conurbano 50 por ciento para infraestructura y 50 no y en el interior 40 infraestructura y 60 no, incluyendo la educación no formal. También se avanzó en el pedido de cumplimiento de obras para las comunas que tienen cierto atraso. En termino políticos hubo acuerdos para que en los concejos deliberantes lo concejales de Cambiemos no sean motivo de conflicto con los ejecutivos locales que son de otro signo político.

Claro que en ello están siempre implícitos los acuerdos por cargos que le corresponden a la oposición. Hay algunos de ellos muy apetecidos como la silla en el directorio del Banco Provincia. Desde hace tiempo suena allí el nombre de Juan José “Vasco” Amondaraín, jefe de la bancada massista en diputados hasta el 10 de diciembre. De todas maneras, se sumó ahora la posibilidad de la llegada allí de Sebastián Galmarini, senador que no pudo renovar su mandato por la primera sección electoral. Final abierto.

No es casual tampoco el avance de la terna para el cargo de Defensor del Pueblo de la Nación. Uno de ellos es Jorge Sarghini, hombre de Massa quien contaría con el apoyo de senadores como el cordobés Carlos Caserio, dedicado por estas horas a sumar voluntades aún ante la reticencia de Miguel Pichetto que prefiere a Humberto Roggero, no muy querido por el eje De La Sota-Schiaretti. En ello, una nueva demostración que la relación Massa y De La Sota no está en malos términos.

Lo interesante es la actuación de los intendentes peronistas. En la negociación por el presupuesto volvieron a destacarse los dialoguistas con respecto a los más intransigentes. La misma división que se ve en la interna del PJ bonaerense que dirime sus autoridades a finales de este año como adelantó este medio hace varios meses atrás. Entre los que estuvieron más dispuestos aparecen Martín Insaurralde y Gustavo Menéndez, justamente los dos que proponen la renovación del peronismo y se lo dijeron otra vez en la cara a Fernando Espinoza quien busca quedarse un mandato más. Los intendentes resisten. Y además presentan lista. No sólo Menéndez ya hizo reserva de lista y color, sino que lo siguió Walter Festa de Moreno -quien se define como peronista kirchnerista- “Paco” Durañona de San Antonio de Areco. Estos dos últimos son muy K. De hecho, el jueves estuvieron al lado de Cristina Kirchner en un acto en José C. Paz convocado por Mario Ishii quien también se anotó para esa discusión, en diálogo con el siempre activo Eduardo Duhalde.

La división tiene que ver con la relación de los alcaldes peronistas con el gobierno. La ex presidente los trata de colaboracionistas. Y el gobierno provincial también mira con atención lo que pasa en la interna del PJ bonaerense. Está claro que, de elegir, prefiera un intendente dialoguistas o bien que la elección se postergue por cuestiones legales. La actitud de los diputados K y los ligados a Espinoza y compañía con el tema del presupuesto es la de no acompañar. Una muestra de cuál será la actitud si el peronismo bonaerense sigue en sus manos. Extraña la actitud de Cristina que busca mantener Unidad Ciudadana pero alienta a algunos intendentes propios a ir por el PJ.

En el caso de otros alcaldes, podría haber un acuerdo tácito con Cambiemos para sumar apoyo en los distritos amarillos. Nunca es menor que la estructura municipal pueda jugar, abierta o no tanto, para favorecer a uno u otro candidato a conducir el PJ. Ejemplos puede haber muchos, pero con sólo ayudar a movilizar los remises para trasladar afiliados es una ayuda inconmensurable. Federico Salvai y Joaquín De La Torre saben de estas lides. Sobre todo el ministro de Gobierno, quien además es afiliado al peronismo bonaerense. De más está decir, que no se quedará quieto el 17 de diciembre.

Paralelismo de la política donde como solía decir Cristina, todo tiene que ver con todo.

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