Por Carlos Tórtora.-

Cuando apenas está comenzando la campaña electoral, las tres principales fuerzas políticas de la Provincia de Buenos Aires ya están mostrando cambios significativos en su estilo de campaña, que obedecen a distintos motivos. Para empezar, Mauricio Macri cruzó la General Paz y se puso al frente de Cambiemos, en una decisión que sorprendió a María Eugenia Vidal y su equipo. En el entorno del presidente calculan que éste quiere dejar en claro su paternidad de la candidatura de Esteban Bullrich. Sin embargo, como ninguna encuesta es demasiado contundente, dos semanas antes del comicio, Macri dejaría de frecuentar la provincia para cederle el rol estelar a Vidal. En todo caso, si gana CFK, que sea aquélla y no él la que pague los costos.

Sergio Massa, por su parte, adoptó el estilo Cambiemos con algunas variantes y recorre incansable los barrios con timbreos y charlas con vecinos. Pero tiene un ojo puesto en las encuestas, que en algunos casos le están dando sólo alrededor de 9 puntos, cuando su aspiración es no bajar de 12. Como está navegando entre el límite de lo aceptable y el fracaso, el tigrense podría cambiar en cualquier momento su metodología si llega a la conclusión de que se sigue cayendo en los números.

Vuelve la verdadera

También CFK cambió después de las PASO, buscando eludir lo que la diputada massista Graciela Camaño llama “su tercera derrota electoral”. El comentario se refiere a que la ex presidente perdió las elecciones legislativas del 2013, cuando ganó Sergio Massa en Buenos Aires, para luego encontrarse con la derrota de Daniel Scioli a manos de Macri en las presidenciales del 2015. Una tercera derrota en octubre podría convencer al grueso del peronismo de que es hora de decirle adiós.

Así es que Cristina tiró por la ventana el estilo Cambiemos, con sus fotos grupales con vecinos y su lenguaje neutro y lleno de frases sin contenido ideológico. Ahora ella volvió a ser su jefa de campaña y esto la lleva a mostrarse como es. No escapa al intercambio de golpes con Macri y anuncia la inminencia del gran ajuste con tono apocalíptico. También va tomando la bandera transitoria de toda la izquierda: Santiago Maldonado. Sin duda que es más auténtica que para las PASO, lo que no quiere decir que el cambio le dé resultado.

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