Por Carlos Tórtora.-

Las dos fuerzas electorales que nuclean al grueso del peronismo bonaerense dieron en las últimas horas señales de que la crisis iniciada con la derrota electoral el pasado 22 de octubre recién empieza. Llamó la atención el ataque frontal que Margarita Stolbizer hiciera hace tres días contra el gobierno de María Eugenia Vidal, al mismo tiempo que su aliado Sergio Massa negociaba con ésta a tambor batiente el Presupuesto y la Ley Impositiva. Stolbizer denunció que el Banco Provincia de Buenos Aires aprobó un crédito millonario a tasas muy bajas para beneficiar a funcionarios del gobierno de Mauricio Macri, a través de una sociedad que no lleva el nombre de los implicados, pero que tiene como función beneficiar a empresas y negocios del ministro de la Producción Francisco Cabrera, del coordinador de la Jefatura de Gabinete Gustavo Lopetegui, y el secretario de Comercio Miguel Braun. Esto ocurría mientras Massa intentaba mantener al radical Mario Meoni en el Directorio del Banco Provincia y designar en lugar de Daniel Arroyo (que fue electo diputado provincial) a su cuñado Sebastián Galmarini.

Semejante desajuste entre los dos aliados tendría una clara explicación: Massa y Stolbizer habían acordado que ella iba a participar en las negociaciones con Vidal y también proponer nombres para los cargos que estuvieran en juego. Pero el tigrense olvidó el acuerdo y se reunió con la gobernadora a solas y sin avisarle a su aliada.

En el entorno de la jefa del GEN hablan de inminente divorcio y comentan sin más “con Sergio no se puede acordar nada seriamente, es incorregible”.

Un kirchnerismo en estado de shock

Más compleja y confusa es la situación en el campamento de CFK en Buenos Aires, ya que -mientras se multiplican los rumores sobre una inminente intervención judicial del PJ bonaerense basada en las presentaciones del duhaldismo- Fernando Espinoza convocó ayer a sus intendentes más leales para intentar resistir las presiones y forzar una lista que le renueve su mandato como presidente partidario, al tiempo que ya casi no funciona el diálogo con el bloque la de la Primera Sección que lidera el intendente de Merlo Gustavo Menéndez, que también quiere ser. Pero la ex presidente tal vez convencida de que el matancero está demasiado cuestionado por haber congelado el PJ y aparte ser candidato por otra fuerza (Unidad Ciudadana) hace dos días le dijo a varios de sus intendentes que sería mejor que el candidato K fuera el alcalde de Moreno Walter Festa.

A todo esto, Espinoza ni se dio por aludido y siguió adelante con sus planes como si nada. Pero la confusión interna en el cristinismo da para más. El intendente más mimado por La Cámpora y que gobierna San Antonio de Areco, Francisco Durañona y Vedia, se lanzaría el próximo lunes para presidente del PJ, también con la foto de CFK y acompañado de un hombre que significa la proximidad con la jefa, el ex Secretario de Seguridad Sergio Berni.

En este caos que muchos atribuyen a que Cristina sólo tiene hoy tiempo para pensar en lo que ocurre en Comodoro Py, hay intendentes K como el de Hurlingham, Juanchi Zabaleta, que saltan de un lado al otro permanentemente sin saber por dónde viene la jugada definitiva. Aparte, en medio de la crisis partidaria, florecen candidaturas no previstas para la conducción del PJ de Buenos Aires. Hasta Felipe Solá aparece entre los posibles postulantes y también Mauricio Silva, de Almirante Brown.

Se espera entonces una semana de agudización de la crisis partidaria, acompañada de más y más grietas en los bandos en pugna.

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