El previsible rumbo de colisión en el PJ bonaerense dejó de ser una hipótesis y la división entre el cristinismo, representado por Fernando Espinoza, actual presidente del partido, y los renovadores, encabezados por el intendente de Merlo Gustavo Menéndez, se fue profundizando en las últimas horas. Menéndez, jefe de la Primera Sección Electoral, consiguió quebrar el bastión cristinista de la Tercera sumando a Esteban Grey (Esteban Echeverría) y Pablo de Jesús (Partido de la Costa). La aparición del alcalde de Tigre, Julio Zamora, en este bando indica que el massismo ya se está inclinando.

Los menendistas sostienen que así como están las cosas, Espinoza no podría presentar la cantidad de avales necesarios para su lista, porque le faltaría el aporte de muchos municipios de su sección. De la vereda cristinista sostienen que ellos siguen adelante y confían en los buenos resultados de La Cámpora en el control del padrón partidario y en que el presidente de la Junta Electoral, el histórico Hugo Curto, les juegue a favor.

Rumbo a tribunales

Es obvio que la judicialización de la interna ya es prácticamente inevitable, además de que este camino ya fue abonado por múltiples denuncias de irregularidades presentadas por muchos allegados a Eduardo Duhalde.

En las próximas horas se producirá la confirmación de las listas y empezarán a llover seguramente las impugnaciones. Desde su observatorio, María Eugenia Vidal y los suyos siguen con atención el comienzo de una crisis que puede ser mucho mayor. La otra interesada mayor, CFK, también hace cuentas y va asumiendo que en esta batalla por un sello al cual nadie le prestó importancia en los últimos años, puede convertirse en una instancia decisiva para controlar al aparato del peronismo más importante del país.

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