Anoche continuaron las febriles negociaciones para conseguir una lista de unidad para la elección del próximo 17 de diciembre, en la cual se renovarán autoridades en el PJ bonaerense. Fernando Espinoza (La Matanza), por el cristinismo de la Tercera Sección, y Gustavo Menéndez (intendente de Merlo), en representación de la Primera Sección, siguen siendo los que polarizan la discusión. Menéndez y su grupo aceptarían una lista de unidad pero donde el presidente y el vice primero sean intendentes que no pertenezcan a ninguno de los dos bandos, como por ejemplo Alberto Descalzo (Hurlingham) y Fernando Grey (Esteban Echeverría). Los cristinistas no estarían muy entusiasmados con esta solución y seguirían dilatando las cosas, tentados con la idea de que, como manejan a su antojo la Junta Electoral y los padrones partidarios, en última instancia podrían impugnar a las demás listas que se presenten y quedarse de este modo con el control del partido. El plazo vence esta noche a las 24 y todo indica que es improrrogable.

Y ahora qué?

A todo esto, un verdadero aluvión de denuncias por irregularidades cometidas por las actuales autoridades se acumula en el Juzgado Federal de La Plata a cargo del subrogante -y saliente- Juan Manuel Cullota y también en la Junta Electoral de la Provincia, que tiene competencia en materia de elecciones partidarias locales. Muchas denuncias las impulsa el duhaldismo y se refieren a afiliados que desaparecieron de los padrones partidarios durante el largo reinado de La Cámpora. Otras cuestionan directamente el cronograma electoral en curso. Algunos especialistas aseguran que las exigencias sobre presentación de avales que fija el Reglamento Electoral son sencillamente imposibles de cumplir.

Para algunos, la opción es una lista de unidad que disimule todas las irregularidades o sencillamente una intervención judicial que reordene el partido y postergue por seis meses la interna. Otros dicen que Mauricio Macri no quiere cargar con la acusación de que empujó la intervención del partido más importante del país y que prefiere que las facciones peronistas se canibalicen entre sí.

A todo esto, Eduardo Duhalde va perfilándose para tomar el rol de estratega de la reconstrucción del justicialismo, para lo cual prepara varios trabajos que se conocerán en los próximos días. Así es que advierte en uno de estos textos que “los partidos de nuestro país se renuevan o bien pasarán a ser reliquias de museo que nuestros nietos mirarán con curiosidad en vitrinas y depósitos de trastos viejos”. Sobre el PJ dice: “atraviesa una crisis tan profunda que algunos apresurados la califican de terminal”. Pero admite que se trata de un partido en ruinas que necesita una verdadera reconstrucción, para lo cual aclara que “los formatos de representación y participación del futuro cercano deben ser claramente distintos a los actuales”.

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