Por Luis Américo Illuminati.-

Borges, en uno de sus últimos libros (La cifra, 1981), publicó un poema titulado «La prueba» que comienza así: «Del otro lado de la puerta un hombre / deja caer su corrupción». No transcribo el resto del poema que tiene siete versos o renglones más. Se trata de un hombre sentado en un inodoro detrás de una puerta. Creo que a veces las palabras tienen la misma fuerza visual o evocativa que una imagen, por ejemplo, la duplicación de la letra K lo lleva al lector a identificar las dos K con el kirchnerismo, esto es, un inmenso retrete donde va a parar toda la corrupción que generan sus líderes y militantes, materia escatológica que ofrecen enlatada a la gente igual que las latas del artista conceptual italiano Piero Manzoni que contenían esa materia. La masa la compra sin verificar el contenido. La última lata que salió a remate fue pagada casi 300 mil dólares.

El kirchnerismo tras el notable éxito de LLA, más allá de algunos altibajos y reveses del gobierno en el Congreso, se encuentra entre la estolidez, la desesperación, el ridículo y la demencia. Una clara prueba de ello es el «proyecto» que la legisladora bonaerense Viviana Guzzo, de Unión por la Patria -léase Antipatria- presentó esta semana para declarar en el distrito al inodoro como “un lugar para la paz”, solicitando su declaración de «interés provincial”. Esta desopilante propuesta es el toque final con alarma del estrepitoso derrumbe del kirchnerismo, a punto ya de hacerse el harakiri igual -como dice el Dr. Avogadro- que esas «sectas que en el pasado asombraron al mundo con masivos suicidios colectivos», líderes fanáticos y extraviados como el Reverendo Jim Jones, cuyos clones son los vividores que se volvieron millonarios con el tremendo curro de las cooperativas K, las cuales supuestamente entregaban alimentos a los pobres. El proyecto «Inodoro» de la legisladora Viviana Guzzo es una señal más del suicidio social y político de una corporación canalla, y constituye una total falta de respeto, un insulto, una tomada de pelo al sufrido ciudadano de a pie, habida cuenta los graves problemas que tiene en este momento la provincia de Buenos Aires, atravesando sus habitantes mil penurias, comenzando con la irrefrenable inseguridad; con un gobernador que no sabe ni hablar: convirtió la conjugación del verbo poder en «pudió». Y con Guzzo y su original «proyecto» han superado los límites de la vergüenza, saltando y galopando a lo largo y a lo ancho en el campo de la ignominia y la indignidad. Súmesele a todo esto para completar el grado de indignación los casos Chocolate I y Chocolate II. Termina este dificilísimo y complicadísimo año 2024 con un gran apoyo y respaldo de la mayoría de los argentinos a la gestión de Javier Milei, teniendo en cuenta el freno que le puso a la inflación (2,4% la inflación de noviembre), ímproba tarea que ha conseguido sobre una fenomenal crisis, inicua herencia heredada. A Cristina ya nadie la toma en serio en sus intentos de empañar los logros de Milei. Pochoclo Albistur (cumpa de Alberto) decía que Milei no llegaba a Semana Santa. Y hoy él, su mujer Victoria Tolosa Paz, sus amigos y socios se quieren abrir las venas porque saben que si cae la jefa de la banda, caen también ellos. Por otro lado, la Corte Suprema de Justicia tiene a la firma una sentencia inminente en la que le dará luz verde a que avance el caso Hotesur y Los Sauces contra Cristina Kirchner y su hijo Máximo por lavado de dinero. Por unanimidad, los cuatro jueces rechazarían los recursos de la expresidenta por estar dirigidos contra un fallo que no es sentencia definitiva. El escenario judicial de Cristina Kirchner en 2025 se complica pues debe enfrentar otros tres juicios orales. Mientras tanto, la señora se prepara para irse de vacaciones. ¿Adónde irá se pregunta todo el mundo? Dicen que a Cuba o Venezuela o, tal vez, a Persia, es decir, lo que hoy es Irán. Las cartas están echadas. ¿Qué cartas? ¡Pues hombre! Las cartas de ciudadanía. Sin desperdicio fue aquella grotesca aparición -no hay quien no la recuerde- de Cristina por todos los medios vociferando como una poseída: «¡condenada, condenada!» (burlesca imitación que hizo de sí misma para agraviar a los jueces que la condenaron en la causa Vialidad, sentencia confirmada por la Cámara de Casación). Lo dijo claramente el diputado Esper, que Cristina está para el Borda, lo mismo que su exasesor y consejero Axel Kicillof, alias «loquillo», que por su intervención en la mala venta de YPF hay que pagar a los fondos buitres (Budford) dieciséis mil millones de dólares. Y no escarmienta, ya que ahora «Loquillo» Axel quiere rescatar a Aerolíneas Argentinas. Pasemos a otro tema. El amargo desencuentro de Victoria Villarruel con Javier Milei. Está bueno que la vicepresidente haya aclarado su situación y se encolumnara con el presidente de la Nación. Todo hace pensar que se acabaron las desinteligencias, equívocos y malentendidos. Se terminó el incómodo diferendo y la supuesta rebeldía y estelar protagonismo de la vicepresidente. Su rol y su lugar -su campo de batalla- está en la Cámara de Senadores. Y se equivocan quienes afirman que la amistad entre ellos se rompió y la confianza del presidente hacia ella no tiene retorno. El supuesto «divorcio» político entre ambos y la supuesta estrategia de la vicepresidente de haber tomado un camino diferente al de Milei, pese a que se diga que ella tiene mayor imagen positiva que Milei, este asunto queda archivado. Y ello es así a estar por el tenor de su declaración, una suerte de manifiesto, del cual surge inequívocamente que termina y da por tierra con las ilusiones y especulaciones de algunos sectores de impulsarla a buscar ciertas alianzas con otras fuerzas para formar su propio partido. La usina de rumores se generó no por maledicencia de los libertarios sino, antes bien, por algunas de sus actitudes que dieron lugar a que la gente pensara mal. Con su reciente mensaje despejó toda duda y retomó el camino trazado por Milei del que parecía haberse apartado y tomado otro distinto. No hubo ninguna desviación, si bien cometió algunos errores que la pusieron off side, su lealtad con el presidente ha sido ahora ratificada. Ni la visita que le hizo en España a la viuda ex presidenta María Estela Martínez, principal responsable del tremendo descalabro del país tras la muerte de Perón. Y otros desafortunados «blooper -por así decirlo-, como la acérrima defensa de las abultadas dietas de los senadores, además del inoportuno comentario de comparar al presidente con «el jamoncito del medio» en la disputa que tuvo con Karina Milei, su empeño en eclipsar al Ministro de Defensa Luis Petri con sus apariciones en distintas unidades militares, su negativa de asistir a las reuniones de gabinete, y la última, asistir a la sesión para expulsar al senador preso Edgardo Kueider, siendo que hacía rato que la habían llamado de presidencia para comunicarle que quedaba a cargo del Ejecutivo por haber viajado el presidente fuera del país. Una grave torpeza que dejaba mal parado al presidente que viene aguantando heroicamente la tormenta, que estoicamente viene remando la crisis, poniendo el pecho y luchando palmo a palmo, contra viento y marea, por lo que es más que obvio que Villarruel movió mal sus fichas, pero gracias a Dios no pateó el tablero como hizo Chacho Álvarez con Fernando de la Rúa. Y digan lo que digan los detractores, enemigos y criticastros baratos del kirchnerismo, y no lo quieran reconocer, Milei superó las expectativas de lo que se esperaba frente a semejante crisis, incluso para él mismo. El aparato perokirchnerista apostó todas sus fichas al rotundo fracaso del león libertario y resultó que el que fue tildado de loco, resultó estar más cuerdo que todos los kirchneristas juntos. El P. Leonardo Castellani (1899-1981), tildado de «cura loco», incluso calumniado y castigado injustamente por la jerarquía de su misma Orden religiosa, habría dicho de Milei: «Quien se atreve a desafiar a la tormenta, ya es un héroe». Les guste o no a muchos o a pocos, Milei está cambiando el país, rescatándolo del naufragio en que lo dejó «el Gran Profesor» Alberto Fernández, escogido por la misma Cristina Kirchner para manejarlo como un títere. Un gobierno «a contramano» desde todo punto de vista, donde ella era la que mandaba, lo retaba todo el tiempo, su fórmula resultó una granada que estalló e hizo un gran agujero en la quilla del barco de la Gran Almiranta, lo que hizo que los pasajeros pasaran a ser náufragos a la deriva, con botes y salvavidas en mal estado. Les guste o no Milei es reconocido como un líder en todo el mundo. Invitado por Giorgia Meloni a su país, por Donald Trump al acto de su asunción, elogiado su plan económico por el Premio Nobel 2011 Thomas Sargent, al tiempo que el Coro de Ángeles Caídos se interna cada vez en el mar de la desolación y se hunde en la ciénaga de sus planes conspirativos. Y más allá de su particular glosario que utiliza con los que lo agreden, un amplio repertorio, el caso es que ha sumado muchísimos adeptos que están hartos de las mentiras de Cristina y su furibunda banda de delincuentes, gentes a la que no les importa su desmesurado lenguaje, que nunca será tan patógeno como el de Cristina. A mucha gente le interesa mucho más la obra que lleva adelante Milei para sanear la economía y poner de pie la Argentina, que los epítetos que utiliza en contra de los conspiradores y calumniadores profesionales que lo atacan. La honestidad brutal es su forma de ser y no va a cambiar ahora, pues Milei siempre se mostró de la misma forma, frontal, sin la espesa hipocresía y falsedad del kirchoperonismo, metodología habitual de esta insoportable casta neofarisaica, dinosaurio político moribundo que a toda costa quiere despegar del tremendo fracaso de Alberto Fernández, el pupilo de Cristina que juntos son el binomio o dueto Fernández-Fernández. Los sondeos señalan que siete de cada diez argentinos opinan que Milei ha cumplido cabalmente con sus promesas electorales, sobre todo, acabando con los numerosos curros y cuevas del kirchnerismo. La lucha contra la corrupción es lo que añoraba desde hace mucho la gente. Y Milei lo está haciendo a rajatabla. Respecto al mencionado repertorio de epítetos que Milei tiene para quienes lo provocan, no hay cuidado y poco importa cuando una persona está tratando de sacar las papas del fuego para que no se carbonicen o el bombero que dice malas palabras mientras trata de salvar a la víctima atrapada en el último piso. Lo mismo hace Ángel Etchecopar que no tiene pelos en la lengua, desde su programa en Canal 24 o desde la radio, a destajo se la pasa diciéndole «hijos de su madre» (expresión muy fuerte que hemos atenuado), a todos los bandidos que integran la corporación kirchnerista. ¿De qué le sirvió a Mauricio Macri tantos miramientos con Cristina y su banda durante sus cuatro años de gestión? ¿De qué sirvió su excesiva moderación -jamás un exabrupto- cuando aquélla sin consideración ni piedad alguna lo pasó por encima? Como una topadora Cristina -y sus secuaces- se lo llevó puesto junto con sus aspiraciones de reelección. Entonces, si Milei tiene que seguir avanzando y no dar marcha atrás en el camino sembrado de baches, piedras, espinas, clavos y botellas rotas, bienvenido sea dicho repertorio contra toda esa canalla, esa chusma agresiva, esa turba abusadora, contra los energúmenos y «energúmenas» que saquearon el país durante casi veinte años, y lo fundieron. Entonces es justo que Milei les suministre su propia medicina, que los trate como lo que son: inmundas ratas. Si bien la mesura y las buenas maneras es lo plausible, con eso no basta, ya que con semejante depredadores no hay que andar con vueltas, Milei tiene el antídoto contra esta peste. Un contraveneno eficaz que está dando buenos resultados. Y no había otro camino a seguir, ya que el triángulo Cristina-Massa-Alberto como perdieron por paliza las elecciones le dejaron una bomba activada a Milei para que le estallara en las manos el día después de asumir, el 10 de diciembre. Pero lo subestimaron porque logró desactivarla. Cristina Kirchner tiene «la lógica del escorpión» -siempre traiciona- como dijo Cristina Pérez ayer en LN+ en su charla con el periodista José Del Río, motivo por el cual son muchos los que exhortan a Milei a no celebrar ninguna clase de pacto debajo de la mesa con Cristina, bajo excusa que tiene influencia y peso sobre los diputados y senadores de su partido del que ahora es su presidenta. No a Lijo para la Corte Suprema. Para ese puesto nada mejor que proponer a la valiente y honesta Fiscal entrerriana Cecilia Goyeneche que prestigiará ese alto cuerpo. Castigada por investigar la causa de corrupción en la que se condenó a 8 años de prisión al ex gobernador entrerriano Sergio Urribarri, conspicuo kirchnerista y jefe del contrabandista Edgardo Kueider, preso en Paraguay. Por unanimidad, los jueces Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti revocaron la sentencia del Superior Tribunal de Justicia de la provincia y declararon la nulidad de todo lo actuado desde que se confirmó un jury para sacarla de su cargo. Felices Fiestas les deseo al Informador Público, sus lectores y a todos los argentinos de buena voluntad. Pacem in Terris.

Share