Por Carlos Fara.-

El gobierno llega a sus primeros 7 meses en punto de equilibrio: 47% lo aprueba y 49% lo desaprueba. Es la primera vez que se detiene la caída sistemática de entre 2 y 3 puntos por mes que traía hasta fines de mayo.

Sin embargo, el freno en la caída de la aprobación de gestión no impide que las expectativas sobre el futuro bajen:

  • el 50% cree que el país va por el camino equivocado frente al 45% que piensa que va por el lado correcto;
  • hay menos optimismo sobre la llegada de inversiones, puestos de trabajo y descenso de la inflación;
  • las expectativas tanto sobre el país, como a nivel personal descienden al punto más bajo desde la asunción del nuevo gobierno;
  • sólo el 26% tiene sentimientos positivos sobre la situación del país (esperanza, alegría, satisfacción), vs. el 70% que posee un ánimo negativo (bronca, tristeza, desánimo).

Cuando se analiza la aprobación de las políticas de gobierno, salvo lucha contra la corrupción y política exterior que tienen un leve balance favorable, el resto de los ítems está en déficit: inflación, generación de empleo, política económica e inseguridad. Teniendo en cuenta que la agenda de la mayoría pasa sobre todo por los temas económicos, la evaluación se ve agravada.

Uno de los puntos más complejos para el presidente es la percepción sobre para quién gobierna. La mitad cree que se orienta a los ricos, el 34% a todos y el 11% a la clase media.

Obviamente el oficialismo se ve ayudado por las denuncias de corrupción sobre los funcionarios kirchneristas:

  • el 65% cree que CFK es culpable de las acusaciones de corrupción que se le hacen;
  • sólo el 17% cree que José López robaba para él: el 70% piensa que existía un sistema de robo en el gobierno de Cristina;
  • más allá de esos 2 datos, el 58% cree que el presidente es culpable respecto a las imputaciones que se le hacen en los Panamá Papers.

¿Cuál es la conclusión general que se puede sacar de este cuadro de situación?

Salvo por el tema corrupción, al gobierno le está costando transmitir el esfuerzo que está haciendo por salir de la crisis heredada. Quizá haya sido un error no haber instalado con más fuerza de entrada la gravedad del estado del país.

Si se lo mira desde otro punto de vista, también se podría decir que para el tamaño del ajuste que está realizando el costo es relativamente menor.

Hoy por hoy, depende mucho de que la percepción sobre la recuperación de la economía para atender las expectativas sociales.

Obsérvese que hablamos de «la percepción», ya que a una administración no se la evalúa solo por los indicadores objetivos, sino también por la empatía que genera: ¿está gobernando para gente como yo? En este punto, al sentir la mitad de los electores que sus políticas están orientadas hacia los que más tienen, se presenta una situación compleja. ¿Qué deberá hacer para que se perciba que al final del camino el futuro es para todos? (7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada)

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