Por Carlos Tórtora.-

En un clima de malestar general por la suspensión del último aumento salarial, se está dando una inesperada pulseada entre el Ministro de Defensa Julio Martínez y el Jefe del Estado Mayor del Ejército, Duego Luis Suñer. La nueva composición del generalato no está oficializada, pese a que a fines de diciembre es la fecha habitual para su publicación. Es que el gobierno, en tren de ajuste, exige que la cúpula se reduzca de 50 generales actuales a 38. En un gesto indisimulado de resistencia, Suñer contraatacó proponiendo que fueran 38 más los que están en el Estado Mayor Conjunto, la Casa Militar, etc. O sea casi 50.

El disgusto del gobierno con el actual jefe de estado mayor, al cual siempre se lo vinculó al ex jefe César Milani, va en aumento y hasta hay rumores sobre una remoción.

Inteligentes

El otro punto conflictivo es la Dirección General de Inteligencia, con la cual Milani cimentara su poder en la fuerza y que esconde aún una estructura de inteligencia paralela creada por aquel para servir a CFK, con medios y tecnología adquiridos sin reparar en gastos. Aconsejado por el jefe de la AFI Gustavo Arribas, Macri ordenó que Suñer ponga a disposición el área, que hoy dirige José Eduardo Arce, para un general de la mayor confianza política del gobierno. Esto especialmente si se tiene en cuenta que el juez federal Claudio Bonadío está investigando el ex feudo de Milani. Pero el caso es que Suñer tampoco parece darse por aludido y dilata el tema más de lo que el macrismo estaría dispuesto a aceptar. Tal vez la actual cúpula, que integró también el equipo de Milani, teme una explosión judicial en el área de inteligencia si allí aparece un jefe no comprometido con hacerse el distraído con lo ocurrido.

La herencia de Milani es, como la de CFK pero en menor escala, una bomba de tiempo lista para detonar.

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