Por Carlos Tórtora.-

La crisis desatada por la desaparición del ARA San Juan se encuadra dentro del tipo de eventos que al gobierno le resultan más incómodos y para los cuales está menos preparado desde todo punto de vista. En general, se trata de las crisis que tienen que ver con el tema seguridad, como se vio con las vacilaciones, marchas y contramarchas oficiales en el caso Maldonado. Éste fue casi extinguido por los peritajes forenses, que fueron reduciendo a la nada la posibilidad de un homicidio. Pero el caso del ARA San Juan es otra cosa. Para empezar, su complejidad es infinitamente superior. La jueza federal Marta Yáñez, a cargo de la investigación, tiene en sus manos un expediente destinado a contar con muchos miles de fojas. De los futuros peritajes, que requerirán la cooperación internacional en caso de encontrarse el submarino, podrían surgir fallas en las reparaciones o los sistemas de mantenimiento que, a su vez, podrían determinar o no responsabilidades penales y/o políticas. Si estas supuestas fallas llevaran a un caso más de corrupción durante la década K, esto implicaría nuevas causas contra ministros, secretarios y tal vez contra la misma CFK. Si, en cambio, hubiera negligencia o corrupción durante la actual administración, las perspectivas serían graves para el macrismo. Que el presidente quiere bajarle el voltaje a la persecución de la corrupción K no hay duda alguna y los hechos hablan por sí solos. Hace 48 horas se conoció que el fiscal federal Gerardo Pollicita, en el caso FIFAGATE, pidió a EEUU información de Aníbal Fernández, Abal Medina y Mariotto. A los tres los investigan por el pago de sobreprecios en relación a la obtención de los derechos para televisar el Mundial Brasil 2014, la Copa América Chile 2015 y otros seis campeonatos.

Y el mismo día se difundió que Juan Manuel Abal Medina será miembro de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) a partir del 10 de diciembre y durante los próximos cuatro años. Había sido propuesto por el Senado y hoy el presidente Mauricio Macri le puso su firma al nombramiento. Así se desprende del decreto 949/2017, que fue publicado en el Boletín Oficial de este jueves con la firma del presidente Mauricio Macri y el ministro de Educación Alejandro Finocchiaro. En otras palabras, que si el ex Jefe de Gabinete es procesado en esa o cualquier otra causa, lo será siendo funcionario del gobierno de Cambiemos.

Mucho más significativo es que también en la semana que pasó, el juez que lleva las causas contra la corrupción más importantes, porque son las que mantienen procesada a CFK, decidió pedir inesperadamente su jubilación. Así lo hizo Claudio Bonadío y los conocedores de la materia saben lo que significa que expedientes de decenas de miles de fojas cambien de juez: su paralización por largos meses hasta que los nuevos magistrados a cargo terminen de estudiarlo. Es singular que la única jubilación en marcha de entre los doce jueces federales de la Capital sea justamente la de Bonadío. Los memoriosos recuerdan que en el 2007 la renuncia del entonces juez federal Guillermo Montenegro paralizó la causa Skanska durante años y ya en manos de Norberto Oyarbide, Montenegro pasó a ser nada menos que ministro de seguridad de Macri en la Ciudad.

El 11 de este mes, Alessandra Minnicelli, esposa del detenido Julio de Vido, amenazó públicamente al gobierno al decir que su marido “tiene mucho que contar”.

Da la impresión que éste y otros hechos habrían influido para que el gobierno empiece a tratar de disminuir el voltaje mediático -y tal vez el judicial- de algunos procesos contra miembros del anterior gobierno.

Esta moderación llegó hasta el extremo de que un mes atrás, el Ministro de Justicia Germán Garavano se refirió con elogios a la saliente Procuradora General Alejandra Gils Carbó.

La posibilidad de que el ARA San Juan vuelva a explotar, pero esta vez en un escándalo de corrupción, es lo que menos quiere hoy el macrismo. A favor de la política oficial de aplacar el tema juega el hecho de que las mediciones realizadas estos días por el gobierno indican que el interés de la población por la crisis del submarino es bajo y que la preocupación por la crisis de equipamiento y mantenimiento de las Fuerzas Armadas no excede de un pequeño sector de la población.

En definitiva, el efecto de la amenaza de De Vido de hablar, que podría afectar al presidente de conocerse nuevas imputaciones contra Nicolás Caputo y Angelo Calcaterra, parece estar dando resultado. Hasta ahora, la justicia no formalizó la citación del ex ministro para que aclare qué es lo que tiene que contar.

El G-20

Pero la extrema prudencia presidencial en el manejo de la crisis del submarino también tendría otro costado. El episodio se transnacionalizó rápidamente a partir de la intervención en la búsqueda de barcos y aviones de una docena de países. Solidaridad aparte, es obvio que está en desarrollo una competencia tecnológica entre rusos y norteamericanos que ya rivalizan públicamente en una especie de carrera por el rescate. Está en juego la importancia de determinar las causas de lo ocurrido, que interesan a muchas armadas y, aparte, el uso de nuevas tecnologías.

Pero también está en juego la confiabilidad de las estructuras de defensa, seguridad e inteligencia del país, ya bastante cuestionadas desde largo tiempo atrás. Por ejemplo, los organizadores de la seguridad de la reunión del G 20 que tendrá lugar en Buenos Aires el año que viene, estarían mostrando una creciente preocupación por las carencias argentinas en materia de tecnología de alta seguridad y comunicaciones para la seguridad de la cumbre. Y justamente, dos de los puntos débiles por los cuales se estaría cuestionando la capacidad argentina en materia de seguridad serían justamente la carencia de determinadas naves de guerra de última generación y de cazas de primer nivel para brindar una cobertura aérea integral. Realmente, que el destino haya hecho que la Argentina dejara ahora tan a la vista sus falencias y atrasos en defensa y seguridad da una señal muy riesgosa justo cuando Macri aspira a ser el anfitrión de la primera línea del poder mundial.

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