Por Luis Alejandro Rizzi.-

“La necesidad de recursos hace que la posibilidad de un “sale and lease back” para alguna de las flotas, siga latente. Al punto, que ahora ya no sólo se habla de la A330-200 y los B737-800 sino que se analiza la alternativa de los 20 primeros Embraer de Austral. En la empresa dicen que no hay nada concreto, pero que ninguna alternativa de financiación se descarta.” Aviacion News, 12/5/2016.

Dicen que la desesperación es mala consejera, y la noticia que nos ratificó “Aviacion News” en su última edición parece demostrarlo.

Me dicen fuentes amigas que Isela Costantini no se imaginaba que le podían cortar drásticamente los aportes financieros, por no llamarlos subsidios, fijados en el presupuesto para el año en curso y menos aun que se los podían reducir.

Pero así fue.

Cuando analizo un problema o realizo una crítica, siempre intento ponerme en el lugar del otro y en este caso intento imaginarme que haría en esa misma situación.

No sé si pensar de ese modo es una virtud o un vicio, pero así es mi forma de ser.

Confieso, no se me hubiera ocurrido recurrir a la figura del “léase back”, porque partiendo de lo informado por el portal de García Rúa, con esa figura solo se lograría debilitar patrimonialmente a la empresa e incrementar su endeudamiento, ni siquiera tendría el efecto de una aspirina para calmar un dolor consecuencia de una grave enfermedad.

Seria lisa y llanamente una “chambonada” que pondría en duda la letra de cualquier currículum.

La flota de 20 ERJ tomando un precio de u$s 28 millones por avión, nos daría un valor total de u$s 560 millones, de los que solo se habrían pagado un 55% es decir u$s 308 millones. El financiamiento que se podría obtener sería bastante inferior a esa suma ya que el eventual “lessor” debería tener en cuenta la amortización y la deuda pendiente sobre la flota, lo que significa que con suerte Aerolíneas Argentinas podría recibir u$s 150 millones, sumados a los u$s 260 millones de subsidios, ni siquiera llegaría a los u$s 420 millones que harían falta para mantener a la empresa en el aire durante el corriente año.

El camino es otro consiste en elaborar un plan de crisis, que debió haberse hecho al iniciarse la nueva gestión y allí se pondrá a prueba la voluntad real de “salvar a Aerolíneas Argentinas”, porque una cosa es decirlo de la boca para afuera y otra es sentirlo y realmente comprometerse para salvar a la llamada “línea de bandera”.

La cuestión es arreglarse con lo que se cuenta sin incrementar el endeudamiento, máxime en una actividad de baja rentabilidad y mínima productividad en el caso especifico de Aerolíneas Argentinas.

Para ser honesto un programa de crisis implicará financiar retiros, modificar convenios colectivos de trabajo si realmente se pretende no sólo mantener una fuente de trabajo sino de una buena vez intentar tener una empresa sustentable. Además modificar políticas que siguen vigentes a pesar de sus pésimos resultados.

Es una inmoralidad que se destine parte de los impuestos que pagamos los contribuyentes para subsidiar una oferta prescindible, por lo menos en el tráfico regional e internacional, cuando hay necesidades básicas insatisfechas para un 30 o 40 por ciento de la población, que somos nosotros, vale la pena recordarlo.

No es más endeudamiento como podrá recuperarse a Aerolíneas Argentinas.

La vía del lease back es ponerle fecha cierta a un destino aun incierto porque aun no se le dio a su personal la oportunidad de mostrar que es capaz de mucho más.

Se está a tiempo para evitar cometer un grosero disparate.

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