Por Alexis Di Capo.-

A tres semanas de haber asumido, el ministro de Transporte, Mario Meoni no consiguió despejar las dudas iniciales que se habían disparado con su sorpresiva designación y su desempeño ya es seguido puertas adentro del oficialismo con recelo y cierta inquietud tanto por las huestes camporistas, como por varios referentes de su propio espacio del Frente Renovador.

Las primeras objeciones internas al accionar de Meoni se focalizan en la llamativa demora que arrastran los nombramientos oficiales de los secretarios y subsecretarios que componen el organigrama de Transporte que había sido aprobado por medio del decreto 50/19 de la nueva administración de Alberto Fernández.

Mientras sigan sin aparecer publicados los nombramientos en el Boletín Oficial, su equipo de colaboradores no puede resolver los trámites pendientes, ni suscribir las resoluciones y disposiciones habituales de una cartera ministerial que tiene bajo su órbita las cuestiones operativas y regulatorias de los todos los modos de transporte y el pago y fiscalización de los multimillonarios subsidios tarifarios que reciben las empresas de ómnibus.

De hecho, las únicas normas que salieron a la luz hasta ahora para prorrogar los permisos de los servicios internacionales y de turismo de colectivos y extender el uso de los vehículos de más de 10 años de antigüedad, tuvieron que ser firmadas por Meoni manteniendo la anterior numeración de la administración pasada cuando lo normal y habitual es que las gestiones entrantes arranquen con un nuevo contador numérico de resoluciones.

Los cargos del ordenamiento interno de Transporte que aún no han sido nombrados oficialmente corresponden a: tres Secretarías, una Subsecretaría de Coordinación Administrativa y una Unidad de Gabinete de Asesores.

Para la subsecretaría de Coordinación Administrativa, Meoni eligió a un hombre de su confianza que lo había acompañado en su paso por la intendencia de Junín. En tanto para encabezar el equipo de asesores buscó a un abogado de la UTA que fue colaborador del ex ministro macrista, Dante Sica: se trata de Abel De Manuele.

Por su parte, la nueva Secretaría de Planificación -que contará con dos Subsecretarías de Gestión Administrativa y de Planificación y Coordinación-quedará para el randazzista Felipe Rodríguez Laguens.

La segunda secretaría de “Gestión de Transporte” le tocó en el reparto massista al cordobés Walter Saieg, quien será secundado por su coterráneo Gabriel Bermúdez al frente de la Subsecretaría de Transporte Automotor. La Subsecretaría de Transporte Ferroviario fue cedida al sindicalista de La Fraternidad, Agustín Special, quedando pendiente el nombre que se hará cargo de Puertos y Vías Navegables.

Por último, la tercera Secretaría del ministerio será la de “Articulación Interjurisdiccional”, que tendrá una sola subsecretaría de “Proyectos Estratégicos y Desarrollo Tecnológico” y que, en principio, estaría asignada a un especialista propuesto por el sector de Camioneros.

El segundo cuestionamiento que recae sobre Meoni es la nula predisposición que ha mostrado hasta ahora para investigar y revisar los contratos y negocios más polémicos que llevó adelante su antecesor Guillermo Dietrich.

Los principales dirigentes de La Cámpora que asesoran a Máximo Kirchner tienen en la mira al ex ministro macrista por los millonarios contratos de obras que habría direccionado a empresas afines, por los supuestos retornos para favorecer el despegue de las aerolíneas low cost y por los negocios derivados de la venta y transferencia a la Ciudad de terrenos del Puerto de Buenos Aires.

Los referentes kirchneristas más desconfiados creen que ese tratamiento benévolo con Dietrich obedecería a un acuerdo que habría cerrado Sergio Masa con el ex ministro y Mauricio Macri. A cambio de no exponer y judicializar la gestión de Dietrich, el macrismo y Cambiemos no atacarían ni criticarían las medidas de los nuevos funcionarios de Transporte.

El tercer reproche que baja contra Meoni es la marcada permisividad que tiene para aceptar el desembarco de determinadas figuras y personajes que carecen de antecedentes y experiencia en las empresas estatales y los organismos descentralizados que dependen del ministerio.

Tras haber instalado a Meoni al frente de Transporte, Massa decidió “pagar” los apoyos recibidos de sus aliados del Gran Buenos Aires con la distribución de altos cargos en las empresas y áreas del ministerio.

El problema es que ese reparto ha comenzado a generar polémica por algunos nombramientos que resultan insólitos y carentes de toda lógica.

Uno de ellos, es el aterrizaje del productor teatral Javier Faroni como nuevo director de Aerolíneas Argentinas (AA) con el argumento que buscará “desarrollar programas turísticos, culturales y sociales”.

A ese se suman los casos de ex concejales, delegados municipales y ex administradores de hospitales del Conurbano que han sido elegidos para manejar las empresas ferroviarias en manos del Estado.

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