Por Antonio Rossi.-

En medio de un incierto proceso de reorganización por el traspaso de las distribuidoras metropolitanas a los gobiernos de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, el Ente Regulador de la Electricidad (ENRE) ha vuelto a quedar en la mira por una movida inmobiliaria de la empresa Edesur que promete derivar en una fuerte polémica cuyo impacto político podría potenciarse a medida que avance la campaña electoral.

El disparador que puso sobre el tapete al organismo regulador que comanda el ex funcionario macrista Andrés Chambouleyron ha sido la decisión de Edesur de salir a vender en forma simultánea varios instalaciones e inmuebles que forman parte de su patrimonio y entre los cuales sobresale el edificio porteño de casi 100 años de su casa central que tiene un alto valor histórico y arquitectónico.

Se trata del denominado “Palacio Valsecchi” ubicado en San José y Alsina que fue construido por el arquitecto italiano Mario Palanti, el mismo que levantó el Palacio Barolo, la obra más emblemática de la Avenida de Mayo.

El Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad (CEPIS) y el Instituto de Energía Scalabrini Ortiz (IESO) apuntaron sus dardos contra los responsables del ENRE a quienes les endilgan una llamativa pasividad e inacción ante la enajenación de los inmuebles que Edesur recibió tras la privatización de la ex SEGBA.

Por medio de una “solicitud de acceso a la información pública”, el titular del CEPIS, Mariano Lovelli y el vicepresidente del IESO, José Repar le pidieron al ENRE que informe si Edesur ha solicitado autorización previa para la venta de los inmuebles y la casa matriz de la empresa.

“Se necesita saber si Edesur solicitó autorización para la venta, ya concretada, del edificio de su propiedad en la Avenida Mitre 653 de Avellaneda con instalaciones dedicadas al servicio de distribución y atención al público de un área que abarca varios partidos del Gran Buenos Aires y para la oferta de venta de otros edificios e instalaciones ubicados en la provincia y la Capital Federal”, destacó el pedido de informes.

Para los directivos del CEPIS y el IESO “esas ventas requieren la autorización previa del ENRE, de acuerdo con el artículo 14 de la ley 24.065 que regula el servicio público de electricidad, ya que los edificios de oficinas, depósitos y talleres en juego se encuentran afectados a la prestación del servicio público de distribución eléctrica de más de 2.5 millones de usuarios de la ciudad de Buenos Aires y la región metropolitana”.

Para esas entidades, las ventas de inmuebles y la reducción de personal que lleva adelante Edesur “podrían interpretarse como un intento de vaciamiento de la empresa, de disminuir su patrimonio concedido por el Estado o de otras intenciones que desconocemos que están desvinculadas de sus obligaciones de inversión para el mejoramiento de sus instalaciones”.

Desde la empresa Edesur -que está bajo el control del grupo italiano Enel y tiene como accionista minoritaria más importante a Sadesa, la empresa de Nicolás Caputo “el íntimo amigo y socio comercial” del presidente Mauricio Macri- indicaron que la venta de edificios e inmuebles forma parte de un programa de “renovación y actualización operativa” que apunta a mejorar el servicio y la atención a los usuarios.

Según explicó la compañía, la venta de la casa central es para pasar a otro edificio más moderno y funcional que permita modernizar las tareas administrativas y de atención al público.

Más allá de lo que responda el ENRE y la postura de la empresa, el destino del histórico “Palacio Valsecchi” -que en cinco años cumplirá su primer siglo de existencia- no estará exento de polémicas.

Tasado en 20 millones de dólares, el edificio central de Edesur cuenta con 16.638 metros cuadrados cubiertos distribuidos en cinco pisos altos y un subsuelo. Según la descripción de un agente inmobiliario que lo tiene en venta “el edificio está sobre un lote de 2.837 m2 y la distribución interna responde a la forma tradicional inglesa de oficinas con interiores iluminados por importantes claraboyas corridas que coronan cada uno de los patios”.

Entre sus primeros ocupantes estuvo la Administración de Ferrocarriles del Estado que explotaba, entre otros, las redes ferroviarias Central Norte, Gran Oeste Argentino, Líneas Patagónicas y el Ferrocarril del Este de Entre Ríos.

Al promediar la década del 30, quedó en manos del fondo de inversiones de origen Ítalo-suizo Compañía Comercial del Plata y funcionó como la sede central de la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad. Años después formó parte del patrimonio de la ex SEGBA hasta la privatización en la década del 90 cuando pasó a ser la casa central de Edesur.

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