Por Antonio Rossi.-

Al igual que los lanzamientos de Netflix, el inicio de la segunda temporada de la serie “los cuadernos de las coimas” que puso en marcha en la última semana el juez federal, Claudio Bonadío con más 100 indagatorias a ex funcionarios K y empresarios despertó una renovada expectativa política y un gran desconcierto y preocupación entre los principales constructoras.

El primer golpe que sacudió el tablero empresarial fue la detención del titular de Panedile, Hugo Dragonetti. Si bien esa posibilidad estaba dentro de lo previsto, lo que más ruido causó y promete seguir aportando más novedades negativas es el hecho de que la nueva situación de Dragonetti no hace más que agravar el horizonte de sus principales socios con quienes comparten grandes negocios como contratistas de obras públicas: Techint y el grupo Eurnekian.

Identificado como el “zar” de la obra pública en San Juan, Dragonetti fue uno de los primeros en declarar ante Bonadío en la nueva instancia abierta en la causa de los cuadernos de las coimas a partir de los arrepentimientos del ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Carlos Wagner y el financista, Ernesto Clarens.

A comienzos de la causa -en el segundo semestre de 2018- Dragonetti había admitido pagos a Roberto Baratta, quien había sido señalado por el chofer Oscar Centeno como el responsable del sistema de recolección de coimas. El empresario había dicho que eran aportes voluntarios para apoyar la campaña electoral del anterior gobierno y que los hizo de manera personal sin involucrar a Panedile.

Según las listas de Clarens, la empresa Panedile había pagado una cifra cercana a los 3 millones de pesos. Ante eso, Dragonetti negó los pagos atribuidos por Clarens y sostuvo que solo lo había visto en eventos sociales y que no tenía una relación.

Pero los datos obtenidos por el juez determinaron la existencia de unos 50 llamados que excedían los simples y ocasionales encuentros sociales.

Ante esas pruebas y la falta de colaboración, Bonadío dispuso la detención de Dragonetti, dejando más nerviosos a sus socios de Techint, Eurnekian y a los funcionarios macristas que le han adjudicado millonarias licitaciones de obras en los últimos tres años.

Los problemas judiciales de Dragonetti dejan más expuestos y complicados a los titulares de Techint, Paolo Rocca y de Corporación América, Eduardo Eurnekian.

Con ambos grupos se adjudicó grandes contratos de obras de infraestructura, tanto durante la administración K, como con el actual gobierno.

De la mano de Panedile, Techint viene compartiendo desde más de dos décadas las principales obras hidroeléctricas y viales en la provincia de San Juan. Entre otras concreciones compartidas con Techint se encuentran: el dique Ullum, la central Ullum I y II, Caracoles, Punta Negra y una parte de Tambolar, donde acaba de terminar el desvío del río. También construyeron la nueva ruta del Perilago que une Caracoles y Punta Negra. Y actualmente la obra más relevante que está a punto de concluir con más de un año de retraso y reclamos cruzados por falta de pagos con Vialidad Nacional es la nueva Ruta 40 Sur que atraviesa el territorio sanjuanino.

Además con Techint, al inicio de la administración macrista, logró quedarse con el primer gran contrato de obra de renovación de vías del ferrocarril Belgrano que había licitado el ministerio de Transporte de Guillermo Dietrich.

Y en Yacyretá integran uno de los cinco consorcios que compiten por las obras civiles de las obras de Aña Cúa valuadas en casi 100 millones de dólares y que están próximas a adjudicarse.

En tanto con Eurnekian, Dragonetti pudo estructurar dos megaproyectos que ahora están en la cuerda floja y corren el riesgo de caerse en forma definitiva.

El que más tiempo arrastra la espera de una resolución es el correspondiente a la central hidroeléctrica de Chihuido en la provincia de Neuquén, donde está en juego una inversión de 2.200 millones de dólares.

La obra fue adjudicada a fines de la administración K. al consorcio encabezado por Helport del grupo Eurnekian (41%) y Panedile (31%), llevando a las compañías rusas Inter Rao y Power Machines como subcontratistas nominadas” y proveedoras de las turbinas y los equipos generadores.

Pese a ser el segundo socio más importante, la batuta del grupo siempre estuvo bajo el mando de Dragonetti por sus vinculaciones directas con los funcionarios del anterior gobierno y las empresas rusas.

Caído el financiamiento que iba a venir de Rusia y fracasado el intento de sumar a firmas chinas al consorcio, el macrismo había habilitado a Dragonetti a negociar la incorporación de los alemanes de la Voith Hydro. Pero a mediados del año pasado cuando el acuerdo estaba a punto de concretarse, la crisis económica y la aparición del FMI llevaron a Macri a suspender la obra por el ajuste y hasta nuevo aviso.

El otro negocio que comparte con Eurnekian -que también está involucrado en la causa de los cuadernos y el pago de sobornos- es el vinculado con los nuevos contratos de los PPP viales que fueron adjudicados el año pasado por Dietrich.

Helport y Panedile ganaron dos de los seis corredores que licitaron en la primera ronda de concesiones viales por PPP. Se trata de los corredores  E y F que comprenden los trayectos más transitados de las autopistas Campana-Rosario, Rosario-Córdoba y las rutas 33 y 34.

Sin recursos propios, con la negativa mostrada por los bancos y los fondos de inversión para financiar las obras en juego y sus principales ejecutivos procesados y detenidos, esos PPP viales solo se mantienen en pie porque el macrismo se resiste a aplicar las normas vigentes por incumplimientos contractuales.

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