Por Antonio Rossi.-

En los cuatro años de la administración nacional de Mauricio Macri y del ex ministro de Transporte, Guillermo Dietrich; el sector ferroviario cosechó una llamativa y penosa marca en el campo laboral.

De todos los servicios públicos esenciales, el transporte ferroviario fue el único que entre fines de 2015 y 2019 ha cerrado el balance de sus fuentes de trabajo en rojo.

La recopilación preliminar de los números de 2019 puso sobre el tapete el alcance del ajuste que, con el silencio de los gremios del sector, llevó adelante la gestión del macrismo en las empresas y organismos ferroviarios que dependen del Estado.

Tras haber arrancado en diciembre de 2015 con un plantel operativo de 32.060 agentes, Macri y Dietrich dejaron sus cargos el mes pasado con un total de 27.415 empleados, lo cual representó una caída del 14,6% en la dotación ferroviaria estatal.

De acuerdo con los datos que manejan los técnicos del Frente de Todos y las estadísticas de la CNRT, la pérdida de esas 4.645 fuentes de trabajo se registró en las siguientes empresas estatales: SOFSE, ADIF, Belgrano Cargas y Logística, DECAHF y Ferrobaires.

Por su parte, en las tres empresas ferroviarias privadas de cargas que aún siguen en pie -Nuevo Central Argentino (NCA), Ferroexpreso Pampeano y Ferrosur Roca- los datos oficiales que llegan hasta 2018 muestran que la caída en la cantidad de trabajadores promedió el 4% en los primeros tres años de la administración macrista. El total de 3.615 ferroviarios que tenían en 2015 las tres compañías descendió a fines de 2018 a 3.475 agentes.

El cuadro detallado de la variación del personal que tuvieron las empresas estatales muestra el siguiente panorama:

–En la SOFSE -la operadora estatal de los servicios de pasajeros de larga distancia y de las líneas metropolitanas Roca, San Martín, Mitre, Sarmiento, Belgrano Sur y Tren de la Costa- la dotación existente de 2015 de 23.332 agentes se redujo en cuatro años a 21.531 empleados, acumulando una caída del 7,7%.

–En la ADIF -la empresa encargada de las obras de infraestructura y renovación de vías- la baja fue del 10,5%, con un descenso de 742 a 664 en la cantidad de empleados.

–En Belgrano Cargas y Logística (BCYL) -la operadora estatal que controla las redes de cargas de los ex ferrocarriles Belgrano, San Martín y Urquiza- el total de empleados cayó de 4.634 a 3.835, anotando una reducción del 17,2%.

–La transferencia a la Nación de la ex ferroviaria bonaerense Ferrobaires dejó en el camino a 1.834 agentes, casi el 70% del plantel que dependía de la provincia. De un total de 2.687 empleados quedaron solamente en la órbita nacional 853 operarios.

–En tanto, en DECAHF -la empresa que capacita y paga los sueldos de una parte de los empleados de la SOFSE, BCYL, Ferrocarriles Argentinos y la concesionaria privada Ferrovías- la tijera macrista eliminó el 20% de los puestos de trabajo que pasaron de 665 a 532 en los últimos cuatro años.

Los técnicos que analizaron los datos del escenario laboral en los ferrocarriles que dejaron los funcionarios salientes indicaron que, básicamente, la disminución de los puestos de trabajo se concretó por medio de tres vías: despidos con indemnizaciones, cancelación de contratados y retiros forzados presentados como “voluntarios”.

En todos los casos, las medidas de ajuste implementadas en las ferroviarias estatales contaron con la tácita anuencia de los titulares de los gremios históricos del sector: Sergio Sasia de la Unión Ferroviaria (UF) -el sindicado más numeroso-; Omar Maturano (La Fraternidad); Adrián Silva (APDFA) y Enrique Maigua (Señaleros).

Al igual que sus pares del gremio colectivero de la UTA, los dirigentes ferroviarios no le generaron problemas, ni conflictos a la administración macrista y siempre mantuvieron un trato directo tanto con Dietrich, como con los ex ministros de Trabajo, Jorge Triaca y Dante Sica.

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