Por Guillermo Cherashny.-

A poco más de un año de la asunción de Mauricio Macri a la presidencia, la seguridad es una materia pendiente, aunque la designación de Patricia Bullrich no alentaba muchas esperanzas e hizo muchos papelones. El primero de ellos, si bien anecdótico, fue disfrazarse de comando -quizás rememorando su juventud montonera- y se pasó todo el año con capturas de drogas superiores a las del gobierno anterior, que no es ningún mérito, dada la complicidad del cristinismo con las drogas. Pero el mayor papelón fue el hackeo de su cuenta de varios mails, después de pasarse todo el año hablando de que estaba estudiando ciberespionaje y que claramente reprobó.

En cuanto a la inseguridad ciudadana, se pasó todo el año lavándose las manos con respecto a ciudad y provincia, aunque la responsabilidad primaria es de los gobernantes de esos dos distritos. Los piquetes fueron su mayor déficit, ya que tuvo la policía federal durante un año y la Capital Federal fue un caos hasta que se produjo el traspaso y ahí se lavó las manos totalmente. Pero en quince días Rodríguez Larreta y Martín Ocampo reprimieron sin heridos a los manteros del Once y lograron desplazarlos, lo que demuestra la inutilidad de la ministra.

En tanto, la inteligencia oficial sólo demuestra falencias, aunque no el ridículo de la seguridad y la falta de antecedentes de Gustavo Arribas y sus últimas complicaciones con el lava jato, aunque todavía hay una causa abierta. Pero está claro que Hugo Alconada Mon chequea 100 veces la información y es difícil que se equivoque. Pero habrá que esperar a lo que pueda hacer el fiscal Delgado, ya que el juez Canicoba Corral, a cambio de zafar del juicio político, seguro que le dictará falta de mérito.

En cuanto a Silvia Majdalani, su pasado de íntima amistad de ella y su marido con el matrimonio Larcher, ex 2 de la SIDE, despierta muchas sospechas de complicidades y posibles negocios compartidos, además de viajes a los Estados Unidos de las dos parejas con sus hijos y no sólo un conocimiento del colegio, como declara la funcionaria. Encima, los cuestionamientos de Elisa Carrió la ponen permanentemente en la cuerda floja, aunque Majdalani es de la total confianza del presidente y sería raro que intercepte los teléfonos de Carrió, pero su pasado de connivencia con Paco Larcher la condena.

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