Por Antonio Rossi.-

Sin posibilidad de conseguir un financiamiento externo acorde para ese tipo de iniciativas y ante el escaso interés que había despertado entre las empresas constructoras, la administración de Mauricio Macri decidió dar de baja la licitación inicial de la megaobra de la “Red de Expresos Regionales de la Región Metropolitana de Buenos Aires” (RER).

Alejado de las estridencias y los autobombos que suelen rodear los anuncios oficiales, el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich procedió a anular el proceso licitatorio de la nueva “Estación Plaza Constitución Subterránea”, en la cual tenía previsto invertir casi 290 millones de dólares para poner en marcha el megaproyecto emblemático de infraestructura bautizado como RER.

La caída de la licitación -oficializada por medio de la resolución 95 de la cartera de Transporte- representa un marcado fracaso de los funcionarios macristas que suma una nueva frustración en el ámbito del transporte ferroviario similar a la registrada con la ampliación de la red de subtes que Macri había prometido con bombos y platillos cuando estuvo al frente del Gobierno porteño.

La licitación de la nueva estación de Constitución había arrancado en mayo del año pasado y -según los anuncios oficiales- iba a ser “la primera gran obra de la Red de Expresos Regionales (RER), el sistema que va a interconectar toda la red metropolitana de trenes a través de 20 nuevos kilómetros de túneles y estaciones subterráneas, y beneficiará a más de 10 millones de personas para que puedan viajar más cómodo, más seguro, con ahorros de tiempo promedio de entre 30 y 40 minutos, y mejor conectados”.

Ubicada a casi 15 metros bajo tierra y con una superficie de 8800 metros cuadrados, la nueva estación Constitución iba a convertirse en “el primer nodo subterráneo de la RER que, junto con una red de túneles bajo las calles de Buenos Aires, permitirán conectar 800 kilómetros de vías de trenes entre las que históricamente no existe conexión directa”.

Pero tras haber postergado tres veces la recepción de ofertas por el escaso interés mostrado por las empresas constructoras que consideran inviable el megaproyecto, Dietrich tomó la decisión de dejar sin efecto la licitación por “razones de oportunidad, mérito y conveniencia”.

Entre otros argumentos, la resolución ministerial destacó que resultaba necesario “evaluar mecanismos de contratación y financiamiento modernos que posibiliten la concreción de la obra en sus múltiples etapas y propicien un avance en conjunto, dada la interdependencia en todas ellas, para la concreción del proyecto en su totalidad».

Más allá del relato oficial que busca tapar el fracaso licitatorio, lo cierto es que la nueva estación de Constitución que se iba a inaugurar en 2020 ahora ha quedado en la nebulosa al igual que la totalidad del proyecto RER que el macrismo había prometido terminar para el año 2023 tras una inversión de casi 3.000 millones de dólares.

Desde el área de Dietrich salieron a minimizar la caída de la licitación con una renovada promesa de que el megaproyecto RER se ejecutará y financiará a partir de ahora con el nuevo sistema de Participación Público Privada (PPP).

Pero a juzgar por los fuertes cuestionamientos y contratiempos que se vienen registrando en la actual licitación de seis corredores viales bajo la modalidad de contratos PPP, no sería extraño que la RER pase a integrar la lista de los grandes proyectos fallidos de obras públicas como, entre otros, el traslado de la Capital, la aeroisla y el tren bala a Rosario y Córdoba.

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