Por Antonio Rossi.-

En su llamativo afán por promover la inserción de las aerolíneas “low cost”, la administración macrista ha incurrido en una nueva irregularidad que podría convertirse en otro escándalo político y judicial.

Pese a no tener aún las rutas autorizados, ni los aviones habilitados por las autoridades nacionales competentes, la empresa Norwegian ya comenzó a vender pasajes en forma anticipada para vuelos a Londres que tiene programados a partir de febrero del próximo año.

En vez de ponerle un freno a esa movida que viola las leyes y normas del sector, tanto el ministro de Transporte de Guillermo Dietrich como la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil) salieron insólitamente a promocionarla con el argumento de que se trata de un emprendimiento empresario que traerá beneficios y millonarias inversiones para la economía del país.

La inacción oficial ante la irregular jugada de Norwegian quedó en la mira de legisladores de la oposición y de asesores legales de los gremios aeronáuticos quienes no descartan llevar el tema a la Justicia para que determine si hubo o no un incumplimiento de los funcionarios de Transporte para favorecer la posición y los intereses de la empresa europea.

Para el abogado y especialista en temas aerocomerciales, Manuel Gamboa lo que está sucediendo con Norwegian “puede encuadrarse como una infracción administrativa en los términos del decreto 326/72, del decreto 2352/83 y del Código Aeronáutico”.

“La empresa está vendiendo algo que no existe porque aún el Gobierno no le ha concedido las rutas y la ANAC tampoco le ha aprobado los horarios de los vuelos que ya está comercializando”.

Desde mediados de junio, la aerolínea de bajo costo comenzó a vender pasajes para nuevos servicios entre Buenos Aires y Londres. Los primeros tickets para un viaje de ida y vuelta en febrero de 2018 se expendieron a un precio final con impuestos incluidos de 800 dólares.

Tras el apoyo inicial que recibió de la administración macrista, el grupo Norwegian presentó a las autoridades de Transporte su plan de negocios a fines de mayo con el fin de que se convoque a la “audiencia pública” que prevén las normas vigentes para el otorgamiento de las rutas solicitadas.

El plan de la empresa contempla iniciar sus operaciones con seis aviones y llegar al segundo año con una flota compuesta por 11 aeronaves para servicios de cabotaje y 4 para vuelos internacionales.

En la documentación y los papeles que presentó ante la ANAC, la empresa noruega creada 1993 reclamó una serie de modificaciones operativas para poder invertir en el país que van en contra del marco regulatorio y las actuales reglas de juego del sector.

El primer cambio legal solicitado hace foco en el hecho de poder atender sus vuelos internos e internacionales con tripulaciones extranjeras dejando de lado al personal local.

La segunda modificación relevante es para poder evitar la matriculación de los aviones en Argentina y utilizar las aeronaves que tiene radicadas con bandera de conveniencia de otros países.

Según destacó Gamboa, esta exigencia se opone totalmente a lo establecido por el Código Aeronáutico en el artículo 133, inciso 9. Ahí se establece que la autoridad aeronáutica calificará la aptitud de las aeronaves que, para el transporte comercial de pasajeros o cargas, prevean incorporar las empresas de bandera argentina y se expedirá sobre la conveniencia de tal incorporación tomando en cuenta como factores principales: la clase de servicios a ser prestados, la dimensión presente y evolución de los mercados que serán servidos, la infraestructura disponible, el criterio de máxima homogeneización del parque de aeronaves y repuestos y la economía de las explotaciones.

Y la tercera alteración regulatoria que pretende Norwegian es la vinculada con la vigencia de un régimen de tarifas totalmente libre. Actualmente el transporte aerocomercial se rige con un sistema de piso tarifario por debajo el cual ninguna empresa puede cobrar sus pasajes más baratos.

Al igual que en el resto de los países donde ingresó con sus vuelos “low cost”, la empresa europea quiere tener una amplia libertad para manejar sus tarifas como más le convenga y poder ofrecer determinados pasajes a valores simbólicos de un 1 dólar.

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