Por Antonio Rossi.-

Marginado del tema de las polémicas represas patagónicas y del negocio de las energías renovables, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman no pierde oportunidad de conformar estructuras y comisiones que justifiquen la creación y el mantenimiento de su cartera dentro de la burocracia del gobierno nacional.

Mientras trata de convencer al presidente Mauricio Macri para que autorice la asignación de una partida extraordinaria de 3.000 millones pesos para llevar adelante la compra de 400 colectivos eléctricos, el rabino Bergman decidió armar la denominada “Unidad de Salud Ambiental”.

Por medio de la resolución 257, Bergman creó la llamativa Unidad de Salud Ambiental para que lo asesore en forma permanente en los temas y cuestiones referidas a las “prioridades que fije el ministerio en el marco de sus objetivos y funciones”.

La Unidad será manejada por un “coordinador” y tendrá como integrantes a tres   profesionales especializados en áreas técnico-ambientales y jurídico-ambientales y un personal administrativo.

A la hora de justificar la conformación de esta Unidad, la resolución de Bergman señaló que “existen necesidades sociales y ambientales en la sociedad argentina que requieren el mejoramiento y conservación del ambiente como estrategia para mejorar las condiciones de salud y calidad de vida de los argentinos”.

Agregó que “resulta evidente la necesidad de integrar, promover y apoyar esfuerzos jurisdiccionales de carácter técnico, político y social tendientes a la conservación del ambiente como estrategia de mejoramiento de las condiciones de salud y la calidad de vida de todos los habitantes de la Nación Argentina”.

La Unidad de Salud Ambiental funcionará -según los rebuscados argumentos de la cartera de Bergman- como un “área específica dedicada a integrar, promover y apoyar esfuerzos distritales de carácter técnico, político y social tendientes al mejoramiento y conservación del ambiente como estrategia para mejorar las condiciones de salud y la calidad de vida de los argentinos”.

Pero sin dudas, donde más se esmeraron los redactores de la resolución fue en la enumeración de los “objetivos principales” que guiarán el accionar de la nueva estructura burocrática.

Entre otras tareas, los componentes de la Unidad de Salud Ambiental se dedicarán a:

• Fortalecer, con la participación de otros sectores públicos nacionales, provinciales y privados relacionados con el tema, la gestión en salud ambiental a nivel provincial y municipal, generando acciones y recomendaciones para la formulación, ajuste y seguimiento de políticas públicas distritales relacionadas con los temas sanitarios y ambientales.

• Consolidar, analizar y divulgar la información generada a partir de las líneas de intervención de las políticas nacionales de Salud Ambiental, como así también identificar problemas y líneas de investigación que permitan la generación de conocimiento sobre la relación salud y ambiente, aportando en la evaluación del impacto sanitario y ambiental de los planes, programas y proyectos distritales y locales.

• Promover el seguimiento y monitoreo permanente a las situaciones de salud generadas por determinantes socio ambientales, y a las respuestas comunitarias e institucionales que se dan a estas situaciones, incluyendo la identificación, análisis y divulgación de potenciales alertas e impactos sanitarios y ambientales.

• Propiciar espacios de debate público frente a temas de salud ambiental, como estrategia de empoderamiento comunitario y fortalecimiento institucional para mejorar condiciones de calidad de vida y la salud. Estas tareas se llevarán a cabo utilizando un enfoque inter y multidisciplinario transversal, en función de las prioridades ambientales identificadas por el ministerio.

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