Por Antonio Rossi.-

Envalentonado por el inicio del soterramiento del ferrocarril Sarmiento -una obra por la que cobrará 3.000 millones de dólares con sus socias la italiana Ghella y la brasileña Odebrecht-, Angelo Calcaterra (el primo hermano del presidente Mauricio Macri y dueño de la constructora IECSA) lanzó una fuerte ofensiva para que la estatal Enarsa le pague la redeterminación de precios de las usinas eléctricas Ensenada y Brigadier López antes de fin de año.

Lo que Calcaterra reclama son 500 millones de dólares por mayores costos y obras adicionales de las centrales térmicas que no figuraban en el proyecto original y fueron hechas por pedido de la administración kirchnerista.

Tal es el apuro por cobrar que el mismo Calcaterra y su mano derecha en IECSA, Javier Sánchez Caballero, van en yunta a negociar con las autoridades de Enarsa los detalles del acuerdo de pago que por ahora el ministro de Energía, Juan José Aranguren no está convencido de aprobar.

En las últimas reuniones para destrabar los pagos, Calcaterra sacó a relucir su llegada directa al presidente y les pasó el mensaje a los funcionarios de Enarsa que la resolución de este tema figura entre las prioridades del Gobierno.

Desde la energética estatal sostienen que muchos de los reclamos de redeterminación de precios que plantea IECSA están muy flojos de papeles porque la única documentación que ha presentado para justificar los mayores costos son correos electrónicos con funcionarios del ex ministerio de Planificación y con algunos técnicos de la empresa que estaban a cargo de la supervisión de las obras.

Hasta ahora, la conducción de Enarsa que maneja Hugo Balboa -un hombre de confianza de Aranguren- estaría dispuesta a reconocerle una deuda total del orden de los 150 millones de dólares en lugar de los 500 millones de dólares que reclama Calcaterra.

El timonel de IECSA pretende cobrar antes de fin de año porque estima que en 2017 el clima electoral jugará en contra del Gobierno y ningún funcionario va estar dispuesto a ponerle la firma a semejante desembolso de recursos estatales.

Si bien sabe que Macri sigue este tema con atención, por ahora Aranguren viene demorando todo lo que puede el visto bueno final para el pago que reclama IECSA.

Según sus colaboradores más cercanos, la postura de Aranguren es esperar hasta que venga un pedido expreso del presidente para resolver el tema que, más allá del monto final en juego, va camino a generar un fuerte ruido político que será aprovechado tanto por los opositores externos al Gobierno, como por los miembros internos de la alianza Cambiemos que están disconformes con Macri y el ministro de Energía.

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