Por Antonio Rossi.-

Un creciente clima de tensión y disconformidad ha comenzado a registrarse en los últimos días en los pasillos del ministerio de Energía y Minería que conduce Juan José Aranguren.

Más allá de ciertos reparos internos por los elevados aumentos de tarifas que la administración macrista concedió a las empresas gasíferas y eléctricas, el malestar en la cartera energética tiene su origen en los fuertes cortocircuitos que existen entre varios secretarios y subsecretarios y la llamativa demora que se observa en la regularización institucional de los entes reguladores del sector.

Las peleas puertas adentro del ministerio derivaron en la sorpresiva renuncia del subsecretario de Energía Térmica, Transporte y Distribución Eléctrica, Osvaldo Rolando, quien dejará su cargo a partir del 10 de diciembre.

Proveniente de las distribuidoras eléctricas de la región metropolitana, Rolando mantuvo casi desde el primer día de gestión una tirante relación con el Secretario de Energía Eléctrica, Alejandro Sruoga y el subsecretario de Política Tarifaria, Andrés Chambouleyron.

Gran conocedor de los vericuetos que tienen los negocios de la generación y distribución eléctrica, Rolando tuvo varios contrapuntos con Sruoga y Chambouleyron, quienes lejos de atender sus consejos y sugerencias tomaron casi siempre caminos contrarios a los indicados por el funcionario saliente.

Con Rolando, ya son tres los funcionarios clave del equipo de Aranguren que se fueron del Gobierno durante 2017. El primero había sido el ex titular de la Secretaría de Recursos Hidrocarburíferos, José Luis Sureda. Y a mediados de año, el que se fue dando un portazo por diferencias con el ministro fue Sebastián Scheimberg, el ex titular del área de Coordinación Administrativa.

La pérdida de colaboradores no es el único problema que enfrenta hoy por hoy Aranguren. Sin ninguna razón que los justifique, el ministro tiene frenado el desembarco de las nuevas autoridades del Enargas y el ENRE que fueron seleccionadas hace más de tres meses.

Para algunos que siguen el tema de cerca, el motivo de la demora obedecería al hecho de que el ministro no quiere correr riesgos a la hora de comunicar los nombramientos al Congreso.

Según lo que establece la normativa vigente, “previamente a la designación de los miembros del directorio de los entes, el PEN deberá comunicar los fundamentos de tal decisión a una comisión del Congreso de la Nación integrada por los presidentes y vicepresidentes de las comisiones que cada una de las Cámaras determinen en función de su incumbencia, garantizando una representación igualitaria de senadores y diputados. Dicha comisión deberá emitir opinión dentro del plazo de treinta (30) días corridos de recibidas las actuaciones. Emitida la misma o transcurrido el plazo establecido para ello, el PEN quedará habilitado para el dictado del acto respectivo”.

La intención de Aranguren sería enviar la comunicación al Congreso en diciembre cuando las Cámaras entren en receso para que no puedan cuestionarse las designaciones.

En el caso de la presidencia del Enargas, el elegido es el actual subsecretario de Escenarios Energéticos y Evaluación de Proyectos, Mauricio Roitman. Su elección no recibió ningún cuestionamiento por parte del mundo académico, ni del ámbito empresarial por lo que no se entiende la tardanza en su confirmación en el cargo.

En tanto, por el lado del ENRE el nuevo presidente debe salir de la terna que conforman Chambouleyron; Darío Arrué, que se desempeña como jefe de Análisis Regulatorios y Estudios Especiales del ente regulador y Vicente Serra Marchese, un especialista en temas gasíferos que fue muy crítico de la política energética K y que actualmente integra los equipos técnicos del partido Confianza Pública de Graciela Ocaña.

El que tendría todos los números para quedarse con el puesto es Chambouleyron, quien tuvo a su cargo el año pasado el diseño y la definición de los cuadros tarifarios de los servicios de luz y gas que derivaron en la aplicación de fuertes aumentos a los usuarios residenciales, comerciales e industriales. Esos ajustes fueron frenados por la Corte Suprema de Justicia con un fallo que obligó al Poder Ejecutivo a dar marcha atrás y convocar a las audiencias públicas que había omitido deliberadamente.

Además tiene entre sus antecedentes el hecho de haber sido un “testigo experto” de varias empresas energéticas extranjeras en más de 10 juicios que entablaron contra el país en el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones).

El doble proceso de selección de los presidentes del ENRE y Enargas que aún permanece inconcluso había arrancado a mediados de junio por medio de la resolución 205 del ministerio de Energía.

A esta instancia se llegó luego de que fracasaran los dos concursos que el Gobierno había llevado adelante el año pasado para cubrir esos cargos. En el caso del Enargas, el candidato que había sido elegido renunció una semana antes de asumir. Y en el ENRE, no se pudo elegir a nadie porque según los jurados los postulantes a presidente no cumplían con las condiciones técnicas y profesionales exigidas por las normas vigentes.

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