Por Mario Cadenas Madariaga.-

Por cierto, no son las que se comentan.

En los comentarios, aún de la oposición, se destacan que el nuevo gobierno a partir del 10 de diciembre tendrá las ventajas derivadas de un bajo endeudamiento del Estado y de un sistema financiero solvente.

Las dos afirmaciones son de una falsedad total, fruto de la ignorancia argentina, o la poca responsabilidad con la que se analiza la realidad actual.

La deuda pública argentina es hoy aproximadamente de 300.000 millones de dólares (en pesos y en dólares) -el 60% de nuestro PBI-, con un nivel de reservas líquidas, de las más bajas de nuestra historia. Esta compuesta por la deuda del Estado con el Banco Central, la ANSES y el sistema bancario, y con el exterior, entre las deudas con el Club de Paris, Repsol, los holdouts, los importadores, y otras deudas externas. Este nivel de endeudamiento es muy superior al que recibió el gobierno en el 2002 y 2003.

En cuanto al sistema bancario lo que debe decirse y no se dice es que es un sistema raquítico, que solo presta al sector privado al 13% del PBI, la suma más pequeña en todo el sistema bancario latinoamericano, que es a su vez uno de los más ineficientes del mundo, con excepción de Chile. Por lo demás en cuanto a su solvencia al tener algo más de 300.000 millones de pesos invertidos en títulos del estado argentino, es decir de un estado quebrado, yo no creo que pueda decirse que es solvente. Tampoco se puede decirse tal cosa si, aunque nadie lo reconozca, salvo muy pocos economistas, a partir del 10 de diciembre se producirá una fuerte devaluación que tendrá una incidencia muy importante en todas las actividades dedicadas a atender la demanda interna y en los consumidores, entre los cuales hay muchos deudores bancarios, que no podrán atender normalmente sus obligaciones.

Es una solvencia que hace abstracción de la situación real y previsible. Por supuesto que si triunfara un gobierno kirchnerista la situación económica será peor en la línea que recorre Venezuela.

Es decir ajustándonos a la verdad lo que viene a partir del 10 de diciembre será difícil, porque se deberá reconocer el estado de quiebra en que se recibe el país, pero si se gobierna inteligentemente se superará con rapidez la situación y se podrá revertir en un futuro brillante, propio de una nación desarrollada. Si por el contrario triunfare el kirchnerismo, el futuro argentino será idéntico al de Venezuela por igual grado de inoperancia.

Hechas estas precisiones indispensables, pasemos al tema del artículo.

Las oportunidades que tendrá el nuevo gobierno

Naturalmente nos referimos a las oportunidades que tendrá el nuevo gobierno si representa a la actual oposición por cuestiones ideológicas.

1) Lanzar el primer día un plan de obras publicas por U$S 100.000 millones de dólares -que requiere una reforma del presupuesto que recibirá.

2) Dejar de emitir moneda, con lo que se obtendrá la estabilidad monetaria de inmediato.

3) Equilibrar el presupuesto -absorbiendo el déficit- con el ahorro derivado de la estabilidad monetaria por el pago en término de todas las compras del Estado, que se reducirán así en un 40% de su valor promedio.

4) Permitir el crecimiento normal del crédito bancario de manera que por año aumente 10 puntos del PBI y al cuarto año haya préstamos al sector privado por el 53% del PBI, sin subsidios. La actividad privada contará con el equivalente de 400.000 millones de dólares, en créditos en pesos, contra el equivalente de 65.000 millones de dólares en pesos de la que es titular actualmente.

5) Sustituir el subsidio a las empresas por el subsidio a los consumidores, en materia de transporte público, agua, gas y luz, por debajo de un nivel de ingresos determinado. Con esta decisión se logrará un excedente de 100.000 mil millones, que se neutralizará con la derogación del impuesto a las exportaciones por el mismo valor.

6) Lograr un ahorro del 8% del Presupuesto por eliminación de gastos superfluos y con este excedente se eliminará el impuesto al Cheque.

7) Con el aumento del PBI se logrará un aumento del 10% de los ingresos fiscales -160.000 millones de pesos-, con lo que se pagará 100.000 millones de aumentos de sueldo en la administración pública.

8) Con el excedente de la decisión anterior, y el aumento de impuestos al juego y la actividad financiera, se completará la cantidad necesaria para invertir 20.000 millones de dólares anuales en obra pública.

La obra pública

Con 100.000 millones de dólares en cuatro años se deberá construir:

1) 10.000 kilómetros de vías férreas con el material rodante y de tracción correspondiente, todo nuevo, con una velocidad promedio entre 100 y 200 kilómetros por hora, con lo cual se pueden atender las necesidades más urgentes del noroeste, del oeste y el sur, al costo final que actualmente construye China las principales redes del mundo. (U$S 3.800.000 el kilómetro es decir que esta obra costaría U$S 38.000. millones de dólares). Para ser completada en la presidencia siguiente 2019-2023 con otra extensión igual. Con este plan las largas distancias se cubrirán por tren y las medianas y cortas por camión.

2) 15.000 kilómetros de autorrutas, de cuatro carriles, en todo el país, a los costos de Alemania, U$S 230.000 el kilómetro, total 3.450 millones de dólares, también contratada por licitación internacional. Actualmente la Argentina no cuenta con 2500 kilómetros de autorrutas. Con las nuevas autorrutas tendríamos abiertos las exportaciones por los principales puertos chilenos al Pacifico y a todos los países vecinos.

3) 30.000 kilómetros de rutas pavimentadas, de dos carriles a 116.000 dólares el kilómetro -costos actuales de Alemania-, total U$S 3.480 millones. El total de rutas pavimentadas, no alcanza hoy a 40.000 kilómetros, muchas en muy mal estado de conservación.

4) Dos puertos de aguas profundas preferentemente a construirse por empresas especializadas, previa licitación internacional, para carga y descarga general, de granos y combustibles, y para barcos de hasta 500.000 toneladas, que se pagaran con las diferencias entre los fletes actuales y los menores de los grandes barcos.

5) El saneamiento territorial. La Argentina tiene 280 millones de hectáreas de superficie continental, pero en explotación solamente 170 millones de hectáreas, de estas últimas agrícolas 33 millones, y de riego alrededor de 2 millones.

Tenemos tierras inundables, salitrosas, secas, o de baja productividad en general por diversos factores, que se pueden recuperar con diversos tipos de inversiones. Y esta es una obra del Estado, que puede ser emprendida con participación privada y de alto rendimiento. Se podría aplicar 5.000 millones de dólares a este objeto.

6) Se deberán modernizar y equipar todos los puertos marítimos y fluviales para que cumplan con la función que le corresponde al transporte por agua. A este fin se deberán aplicar U$S 2.000 millones.

7) Se deberán prever la construcción de 50 aeropuertos en las principales ciudades que no lo posean previéndose una inversión de U$S 500 millones.

El problema de la casa habitación

Aunque no hay estudios fehacientes, se estima que en la Argentina hay un déficit habitacional de 3 millones de unidades.

Construir a un promedio de mil dólares por metro2, podría resolver el déficit con 150.000 millones de dólares, en base a unidades de 50 m2, de dos habitaciones, baño, cocina y living comedor, para cuatro personas.

En todos los países del mundo cuando se produce un crecimiento económico como el previsible para la Argentina, el crecimiento paralelo del crédito bancario resuelve el problema de la vivienda. La vivienda absorbe más del 50% del crédito bancario en EEUU por ejemplo.

Como hemos explicado prevemos un crecimiento del crédito bancario del equivalente de 65.000 millones de dólares actuales (en pesos), a 400.000 millones de dólares también en pesos para el año 2019.

Es decir habrá capacidad para otorgar créditos para construir a largo plazo y bajo interés, como en los países desarrollados, los 3 millones de unidades habitacionales, para resolver el déficit habitacional.

Para las familias pobres el Estado garantizará el pago, pero estas familias se reducirán drásticamente con relación a las actuales, por obra del pleno empleo, es decir la disposición de una capacidad de pago suficiente para comprar una vivienda.

A los que corresponda la garantía estatal se otorgará sin demagogia ni privilegios, objetivamente, determinada por los organismos respectivos.

Esta solución nunca lo proveyó el populismo, porque no tiene capacidad para crear riqueza, y este vuelco social, sólo es propio de otro nivel de bienestar mucho mas alto que el que jamás alcanzo nuestro país con anterioridad.

La industrialización de la Argentina

La industrialización fundada en el privilegio, la alta protección, el subsidio a las materias primas, es el modelo sobre el cual la industria argentina se desarrollo hasta la fecha -salvo las empresas de un alto nivel de competitividad- y que no puede continuar.

La perspectiva que se le ofrece, es modernizarse adquiriendo los equipos y la tecnología propios de la industria del ramo, competitiva a nivel internacional.

Para eso el cambio de la política crediticia explicada precedentemente le prestará las sumas necesarias y deberá realizar sus compras en los países desarrollados de Occidente, que es donde se abastecen los países que se industrializan actualmente, como China, India o Brasil. Estas compras formaran parte de las negociaciones que se iniciaran para formar parte de los grandes acuerdos internacionales que actualmente se discuten. En esas negociaciones ningún sector podrá fundarse en concesiones realizadas a expensas de otro.

La devaluación es imprescindible

Un dólar barato favorece las importaciones y perjudica las exportaciones. Esta verdad de Perogrullo es ignorada sólo en la Argentina.

Que el dólar o cualquier otra divisa, al valor oficial de cambio, esta regalado, es indiscutible y la prueba es que todo el mundo lo quiere comprar a ese valor. Por tanto la devaluación es imprescindible.

Sin embargo, la devaluación es una mala palabra, en la Argentina, por la habilidad de la propaganda oficial. Sin devaluación cada día se pueden producir menos bienes, y el nivel de la pobreza crece. Además ha sido creada por la exclusiva responsabilidad del gobierno por que es el único autor de la sobrevaluación de la moneda argentina.

Sin embargo, en este escenario el Estado aparece como el único inocente. Ergo hay un alto nivel de estupidez u obsecuencia en la opinión argentina.

La devaluación nos conviene a todos, pero hay que saberla manejar. Si procedemos como en el 2002 y 2003 tendremos nuevamente la pobreza de esos años. Si aplicamos el plan precedente será el primer paso para que la Argentina sea un país desarrollado.

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