Por Antonio Rossi.-

Con la ayuda de los medios afines y la artillería que maneja con la propaganda oficial, la administración macrista salió a “vender” otro gran montaje de “humo” con el relanzamiento de fallido e inexistente “Plan Belgrano”.

Anunciado con bombos y platillos por el presidente Mauricio Macri a las pocas horas de haber desembarcado en la Casa Rosada, el promocionado “Plan Belgrano” tenía como fin “saldar la deuda histórica en materia de infraestructura de las regiones del NOA y NEA”.

Piloteado durante casi dos años por el radical tucumano, José Cano y desde fines de 2017 por el también radical correntino Carlos Vignolo, el Plan Belgrano no ha logrado convertir las promesas en obras y nunca pudo superar los fuertes cuestionamientos de los gobernadores norteños por la falta de resultados concretos.

Según los lineamientos oficiales, contemplaba la puesta en marcha de un plan de infraestructura que en el plazo de una década iba a implicar una inversión total de 16.000 millones de dólares en rutas, ferrocarriles, saneamiento, energía, aeropuertos, escuelas y viviendas.

Además, para los primeros cuatro años de vida, el Plan preveía la conformación de un “Fondo de Reparación Histórica” por 50.000 millones de pesos alcanzar cinco objetivos clave: una intervención rápida en los focos de pobreza extrema; subsidios para los fletes a los puertos; prioridad en la cobertura social e inversión educativa; un programa de 250.000 viviendas e incentivos laborales y fiscales para las inversiones privadas.

Sin ninguna autocrítica y a contramano de los reclamos provinciales, el Jefe de Gabinete, Macros Peña procedió a “reestrenar” -al mejor estilo K- el Plan Belgrano en la apertura del “Encuentro Regional del Norte Argentino” que tuvo lugar la semana pasada en Salta.

Peña dejó una nueva ronda de promesas y anuncios grandilocuentes que lejos de entusiasmar no hizo más que acrecentar las dudas y quejas de los gobernadores norteños acerca de las verdaderas intenciones del Gobierno nacional.

Es que más allá del “relato macrista” la realidad sigue mostrando que el Plan Belgrano como tal no existe y que sus autoridades no tienen ningún poder de decisión para licitar y llevar adelante las obras de infraestructuras prometidas.

La Unidad Plan Belgrano (UPB) funciona bajo el paraguas de la Jefatura de Gabinete. El timonel del Plan Belgrano tiene el rango secretario de Estado con un organigrama compuesto por cuatro subsecretarios-coordinadores (Desarrollo Humano, Infraestructura, Desarrollo Económico y Relaciones Institucionales y Comunicación) y dos directores-subcoordinadores de las regiones del NOA y NEA.

Tal como está estructurada, la UPB es una dependencia oficial más “testimonial que operativa” que cobija un plantel de 60 agentes entre técnicos y administrativos que desempeñan “tareas de apoyo y asistencia” y que, según sostienen varios referentes de la oposición, integran la lista de los “nuevos ñoquis premium” de Cambiemos.

Todas los proyectos y obras que el Gobierno engloba dentro del Plan Belgrano son proyectos y obras que forman parte de los planes de inversión de los ministerios de Interior y Obras Públicas, de Transporte y de Energía y Minería.

Y lejos de darle juego y participación a los funcionarios del Plan Belgrano, los ministros Rogelio Frigerio, Guillermo Dietrich y Juan José Aranguren tienen sus propios equipos de asesores y técnicos para licitar, controlar y certificar los pagos de las obras destinadas a las regiones del NOA y NEA.

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