Por Guillermo Cherashny.-

Después de 20 años de sometimiento a los laboratorios nacionales, el PAMI logró una impresionante baja de costos con la gestión de Sergio Cassinotti al frente de ese organismo, quien logró negociar directamente con cada laboratorio. En 1998, con Víctor Alderete al frente del PAMI, se firmó un acuerdo con «la industria», como se llama a la poderosa CILFA, que agrupa a los laboratorios nacionales liderados por Hugo Sigman, Sebastián Bagó y los hermanos Roemmers, que tenían una intermediaria cuyo mandamás es Ramón Cereijo, hijo del ex ministro de economía del General Perón y fanático del Racing Club y que construyó ese estadio en Avellaneda. Esa intermediaria se quedaba con el 2% de la venta al PAMI, o sea, a valores actuales, cerca de 1500 millones de pesos, y los que ven con malicia todos los asuntos públicos dicen que ese monto «serviría para facilitar la prórroga de los contratos». Tanto es así que duraron 20 años y durante las gestiones Menem, De la Rúa, Duhalde y Kirchner, en cuyo período estuvo cuatro años «la hormiguita» Graciela Ocaña, que no modificó una coma de ese acuerdo y tampoco el primer presidente del PAMI de la gestión Cambiemos, el médico Carlos Regazzoni.

El Dr. Cassinotti, un médico que trabajó en la obra social de UPCN y que conoce muy bien los manejos de los laboratorios y llegó al IOMA de la mano de Ramiro Tagliaferro, el intendente de Morón, y luego reemplazó a Regazzoni en el PAMI, quien eliminó a la intermediaria de Cereijo y la negociación con las cámaras empresariales como CILFA y CAEME, que agrupa a los laboratorios extranjeros, y cada laboratorio firmó un preacuerdo con el PAMI, que en total le permitirá un ahorro del 40% en la compra de medicamentos que es de 3400 millones de pesos mensuales, lo que significa un ahorro de 4000 millones de pesos anuales, lo cual es un gran éxito del gobierno de Macri que lo anuncio él personalmente ayer al mediodía. Antes de este acontecimiento, Elisa Carrió había denunciado a los empresarios Isaías Drajer, presidente de Elea e íntimo de Hugo Sigman, Eduardo Macchiavello de Roemmers y Álvarez Saavedra, del laboratorio Gador y directivo de la UIA.

Carrió los denuncia como «golpistas» por promover la compra de dólares que generaron la corrida cambiaria que llevó el dólar a $ 42 y los compara con el golpe de estado contra el presidente Illia en 1966. La denuncia de Carrió recayó en el juzgado de Servini de Cubría y los analistas judiciales señalan que esa denuncia de golpismo es poco seria y no debería avanzar pero en el denominado «círculo rojo» hay preocupación.

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