Por Antonio Rossi.-

Pese a que era un hecho admitido por todos desde mediados de año, aún faltaba la confirmación definitiva que recién ahora ha salido a la luz tras varios meses de dilaciones y desprolijidades.

Con la resolución ministerial 1098 publicada en el Boletín Oficial, el titular de Transporte, Guillermo Dietrich acumuló un nuevo papelón al dar por caído el segundo intento de reprivatización de la terminal de ómnibus de Retiro que ha impulsado la administración macrista en los últimos dos años y medio.

La anulación de la licitación que había arrancado a mediados de 2017 dejó con las manos vacías a Terminales Terrestres Argentinas (TTA) -la sociedad controlada por el polémico empresario Néstor Otero- que según la comisión evaluadora de las ofertas había resultado la ganadora.

Si bien para dar de baja el proceso licitatorio la gente de Dietrich puso como argumento las “transformaciones urbanísticas” que el gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta está realizando en la zona de Retiro, lo real es que el ministro y el presidente Mauricio Macri no estaban dispuestos a asumir el costo político de concederle el manejo de la terminal de Retiro por 50 años a Otero, quien arrastra una condena firme por haberle pagado dádivas al ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime y se encuentra actualmente procesado y con prisión domiciliaria en la causa de los cuadernos de las coimas que lleva adelante el juez federal, Claudio Bonadío.

Más allá de esa arista política, lo paradójico y cierto es que tanto Macri como Dietrich deberán seguir tratando con Otero, quien retiene el control de la empresa TEBA que es la actual concesionaria de la terminal de Retiro a la cual la administración nacional no le ha querido rescindir la concesión.

La concesión vigente había arrancado en la época de Jaime y tenía fecha de vencimiento abril de 2015. Pero desde entonces, las autoridades nacionales, que no quieren saber nada con reasumir el manejo de Retiro, han venido aprobando sucesivas prórrogas temporarias al no poder adjudicar la concesión a un nuevo operador.

Tras asumir a fines de diciembre en 2015, Dietrich había prometido que uno de sus principales objetivos iba a ser la modernización y el cambio del operador privado de la terminal de Retiro.

El primer intento fallido de reprivatización de Retiro había arrancado en febrero de 2016 y tenía como fecha de apertura de ofertas el 6 de abril de ese año. Unos días antes de esa fecha y ante la falta de oferentes, Dietrich prorrogó la recepción de las propuestas económicas hasta el 23 de mayo. Llegada esa fecha, fijó una nueva prórroga hasta el 13 de junio. Pero al ver que la única interesada que iba presentar oferta era la sociedad de Otero, la cartera de Transporte decidió darle de baja a la licitación y convocar a una nueva con varios cambios en las reglas de juego.

Para la segunda convocatoria -iniciada en el segundo semestre del año pasado- se introdujeron tres cambios relevantes: la ampliación del plazo inicial de la concesión de 2037 hasta el año 2052; la flexibilización del plan de obras obligatorias y un nuevo sistema de evaluación de las ofertas.

Pese a esos cambios y la búsqueda de otros oferentes que hicieron los funcionarios, la empresa de Otero hizo valer su experiencia y conocimiento para ubicarse, otra vez, en el primer lugar y superar por puntos y solidez técnica y económica a las restantes ofertas presentadas por la firma Indhal y las UTE Teximco-Terminal Pacheco y TH Services-Cusmely SA.

Ahora las excusas para dejar sin efecto la licitación y convocar a una nueva -la tercera desde 2016- han sido los avances y cambios urbanísticos promovidos por la administración porteña en la zona de Retiro.

Según los argumentos expuestos en la resolución 1098 resulta necesario “llevar adelante una nueva evaluación del proyecto de constructividad plasmado en los pliegos licitatorios” ante la “redefinición constructiva de la zona en donde se encuentra la terminal la cual no puede permanecer ajena a las lógicas de tejido, espacio público y movilidad en su conjunto y, en particular, en lo relativo a la urbanización del Barrio 31 en un marco generalizado de nuevas obras” que impulsa la ciudad de Buenos Aires.

Previo al nuevo llamado licitatorio -que aún no tiene fecha cierta-, los funcionarios de Transporte convocaran a las empresas interesadas en el negocio a una “etapa previa de observaciones y/o sugerencias a los Proyectos de Pliegos”.

De acuerdo con los nuevos pliegos en danza, el próximo concesionario debería invertir durante los 35 años de contrato una inversión mínima de 1.000 millones de pesos en reformas edilicias y obras nuevas para mejorar la accesibilidad, hacer más eficiente la operación de los colectivos, brindar mayores condiciones de seguridad y modernizar la atención y los servicios a los usuarios.

La concesión abarcará la explotación de los locales comerciales, la playa de estacionamiento, los espacios destinados a publicidad, las estaciones de servicios y de carga de combustible, los depósitos, boleterías, oficinas y los servicios rentados de maleteros.

A su vez, el nuevo concesionario podrá levantar un edificio contiguo al existente, en un área de aproximadamente 40 x 250 metros lineales, destinado a nuevos servicios y actividades complementarios de la terminal como hoteles, locales comerciales, centro de convenciones y sitios de esparcimientos.

Entre las principales reformas que deberá efectuar el futuro operador sobresalen: la incorporación de un nuevo hall de acceso, la reubicación de las boleterías, nueva delimitación de los servicios nacionales e internacionales y ampliación de los sectores de oficinas, locales comerciales y depósitos de encomiendas.

Para el análisis de las ofertas se mantendrá el sistema de evaluación de la anterior licitación donde el 60% del puntaje provendrá del Sobre 1 (Antecedentes Empresariales, Capacidad Económica-Financiera y Propuesta Técnico-Empresarial) y el 40% restante saldrá del Sobre 2 (propuesta de canon mensual más inversiones comprometidas).

Salvo que le prohíban expresamente poder participar, lo más probable es que la nueva licitación vuelva a ser ganada por una empresa vinculada con Otero que conoce como nadie los tiempos y las entrañas del negocio de Retiro y a nivel nacional no tiene quien lo iguale en antecedentes como operador de terminales de pasajeros.

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