Por Silvio Pedro Pizarro.-

Mauricio Macri designó al frente la Administración Nacional de la Seguridad Social, ANSES, a Emilio Basavilbaso, que fuera titular del “Instituto de Vivienda” de la ciudad de Buenos Aires.

Aparentemente, la idoneidad del joven funcionario se limita a la construcción de viviendas, toda vez de que a pesar de haber transcurrido casi sesenta días de su nuevo cargo no se tiene ninguna información sobre el estado económico en que le fuera entregado por el anterior titular Diego Bossio. Hoy nos sale informando que el gobierno tiene en mente una nueva línea de créditos destinados al acceso a la vivienda.

Ejemplificó que una familia cuyo ingreso ronde los 15.000 o 20.000 pesos podría obtener un crédito hipotecario de 500.000 pesos con una cuota de 8.000 pesos mensuales.

Es una muy buena noticia para la clase media poder llegar a la vivienda propia y la aplaudimos como un logro tantas veces postergado.

Quedan importantes dudas por aclarar, por lo que sería necesario que el Director nos dijera:

-Si al efectuar este anuncio como titular de ANSES, se supone que dicho organismo será el encargado de la financiación, o si los gastos que demande serán por cuenta del Tesoro Nacional.

-Si ha tenido en cuenta las planillas de los haberes de los jubilados que en más del 70% son inferiores a los 7.000 pesos.

La perseverancia es la base del triunfo, y por eso reiteramos nuestras continuas requisitorias publicadas en este sitio, más de treinta veces, quince de ellas bajo el título ¿Y la ANSES? y dos cartas abiertas que esperan ser contestadas.

Muy pocas veces he tenido la oportunidad de haber sido testigo de la sordera más completa de un funcionario de la Administración Nacional, a todas luces desubicado acerca de la naturaleza de sus funciones, o simplemente distraído en el ejercicio de su pasatiempo preferido, al recibir órdenes expresas de evitar medidas de auditoría e investigaciones sobre la monumental lápida que cayó estrepitosamente sobre ANSES, “de eso no se habla”.

Una vez más debemos abundar en la posibilidad de un error en nuestras apreciaciones, que, en su momento, reconoceremos hidalgamente, pero que se seguirá repitiendo en tanto y en cuando no recibamos respuestas a los numerosos interrogantes que hemos formulado.

Nada más lejos que poner trabas y críticas a la política del nuevo gobierno al que hemos dado nuestro voto, en la creencia de que cumplirá con sus promesas electorales, sólo esperamos con ansiedad aclaraciones que aventen sospechas razonables.

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