Por Hernán Andrés Kruse.-

El 1 de mayo se celebra el día del trabajador. Todo el mundo lo sabe. Pero es muy probable que muchos, especialmente las nuevas generaciones, desconozcan lo que aconteció el 1 de mayo de 1974, hace exactamente 49 años, en la Argentina, más precisamente en la Plaza de Mayo. Ese día el histórico escenario estaba colmado de fervorosos simpatizantes que aguardaban la palabra del entonces presidente de la nación, Juan Domingo Perón. Lamentablemente lo que debió ser una fiesta cívica se convirtió en una dramática jornada donde quedó al descubierto el feroz antagonismo entre la derecha y la izquierda del peronismo. Una mitad de la plaza estaba ocupada por el sindicalismo ortodoxo mientras que la otra mitad, por la juventud peronista, liderada por los montoneros. En aquel momento las diferencias entre la izquierda peronista y la derecha peronista eran insalvables. A tal punto lo eran que los montoneros no dudaron en reclamarle a viva voz a Perón por la presencia en el palco de dirigentes a quienes consideraban “gorilas”, como el siniestro ministro de Bienestar Social José López Rega y la mismísima vicepresidenta de la nación, María Estela Martínez de Perón.

En ese ambiente, cargado de hostilidad, intolerancia y odio, habló Perón. Lo inédito fue que en varias oportunidades la izquierda peronista desafió a Perón interrumpiendo su discurso con cánticos, algunos de ellos irreproducibles. A continuación paso a transcribir el discurso completo de Perón y los cánticos de los montoneros en respuesta a las palabras del presidente (fuente: El Ortiba):

HABLA PERON: «…Compañeros: hoy, hace veintiún años que en este mismo balcón, y con un día luminoso como el de hoy, hablé por última vez a los trabajadores argentinos. Fue entonces cuando les recomendé que ajustasen sus organizaciones, porque venían días difíciles… No me equivoqué, ni en la apreciación de los días que venían, ni en la calidad de la organización sindical, que a través de veinte años… pese a esos estúpidos que gritan…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa, general, está lleno de gorilas el gobierno popular! – ¡Se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical!

HABLA PERON «…Decía que a través de estos veintiún años, las organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más mérito que los que durante veinte años lucharon…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa, general, está lleno de gorilas el gobierno popular!

HABLA PERON: «…Por eso compañeros, quiero que esta primera reunión del Día del Trabajador sea para rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes sabios y prudentes que han mantenido su fuerza orgánica, y han visto caer a sus dirigentes asesinados, sin que todavía haya sonado el escarmiento…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Rucci traidor, saludos a Vandor! – ¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa, general, está lleno de gorilas el gobierno popular! – ¡Montoneros, Montoneros, Montoneros!

HABLA PERON: «…Compañeros, nos hemos reunido nueve años en esta misma plaza, y en esta misma plaza hemos estado todos de acuerdo en la lucha que hemos realizado por las reivindicaciones del pueblo argentino. Ahora resulta que, después de veinte años, hay algunos que todavía no están conformes de todo lo que hemos hecho…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Si este no es el pueblo, el pueblo donde está! – ¡Conformes, conformes, conformes, general, conformes los gorilas, el pueblo va a luchar! (En este momento comienzan a retirarse las columnas de Montoneros y Juventud Peronista)

HABLA PERON: «…Compañeros, anhelamos que nuestro movimiento sepa ponerse a tono con el momento que vivimos. La clase trabajadora argentina, como columna vertebral de nuestro movimiento, es la que ha de llevar adelante los estandartes de nuestra lucha. Por eso compañeros, esta reunión, en esta plaza, como en los buenos tiempos debe afirmar decisión absoluta para que en el futuro cada uno ocupe el lugar que corresponde en la lucha que, si los malvados no cejan, hemos de hacer…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Conformes, conformes, conformes, general, conformes los gorilas, el pueblo va a luchar! – ¡Aserrín, aserrán, es el pueblo el que se va! (continúan retirándose las columnas)

HABLA PERON: «…Compañeros, deseo que antes de terminar estas palabras lleven a toda la clase trabajadora argentina el agradecimiento del gobierno por haber sostenido un pacto social que será salvador para toda la República…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Conformes, conformes, conformes, general, conformes los gorilas, el pueblo va a luchar! – ¡Aserrín, aserrán, es el pueblo el que se va!

HABLA PERON: «Compañeros, tras ese agradecimiento y esa gratitud puedo asegurarles que los días venideros serán para la reconstrucción nacional y la liberación de la nación y del pueblo argentino. Repito compañeros, que será para la reconstrucción del país y en esa tarea está empeñado el gobierno a fondo. Será también para la liberación, no solamente del colonialismo que viene azotando a la República a través de tantos años, sino también de estos infiltrados que trabajan de adentro, y que traidoramente son más peligrosos que los que trabajan desde afuera, sin contar que la mayoría de ellos son mercenarios al servicio del dinero extranjero…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Aserrín, aserrán, es el pueblo el que se va! (Continúan retirándose las columnas).

HABLA PERON: «Finalmente compañeros, deseo que continúen con nuestros artistas que también son hombres de trabajo; que los escuchen y los sigan con alegría, con esa alegría de que nos hablaba Eva Perón, a través del apotegma de que en este país los niños han de aprender a reír desde su infancia…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Aserrín, aserrán, es el pueblo el que se va! (Continúan retirándose las columnas)

HABLA PERON: «Queremos un pueblo sano, satisfecho, alegre, sin odios, sin divisiones inútiles, inoperantes e intrascendentes. Queremos partidos políticos que discutan entre sí las grandes decisiones…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Aserrín, aserrán, es el pueblo el que se va! (Continúan retirándose las columnas)

HABLA PERON: «No quiero terminar sin antes agradecer la cooperación que le llega al gobierno de parte de todos los partidos políticos argentinos…CANTICOS EN RESPUESTA: ¡Aserrín, aserrán, es el pueblo el que se va! (Continúan retirándose las columnas)

HABLA PERON: «Para finalizar compañeros, les deseo la mayor fortuna, y espero poder verlos de nuevo en esta plaza el 17 de Octubre…»

En ese discurso Perón afirmó encolerizado que había llegado el momento de hacer sonar el escarmiento. ¿Qué quiso decir el presidente? Muy simple: que había llegado la hora de barrer con los montoneros, de aniquilarlos. Ese discurso señaló, a mi entender, el comienzo del terrorismo de estado en el país. Feroz final para una relación que, aunque parezca increíble, tuvo su momento de gloria pocos años antes, cuando Perón felicitaba a los montoneros por la guerra de guerrillas que estaba llevando a la práctica en suelo argentino.

La relación de Perón con los montoneros constituye una de las páginas más atrapantes y siniestras de la historia argentina contemporánea. El líder de los descamisados fue derrocado por las fuerzas armadas el 16 de septiembre de 1955. Luego de ser rescatado por su amigo presidente paraguayo, el dictador Alfredo Stroessner, Perón aterrizó en Madrid. La histórica Puerta de Hierro pasaría a ser su residencia durante los próximos 18 años. En ese refugio Perón planificó cuidadosamente su retorno a la Argentina para consumar ese anhelo que lo mantenía con vida: retornar a la presidencia apoyado por la inmensa mayoría del pueblo.

Perón era consciente que para que su retorno al poder se consumara era fundamental que el antiperonismo en el poder fracasara por completo. El destino jugó a su favor porque los diversos gobiernos antiperonistas, tanto civiles como militares, que lo sucedieron fueron un verdadero desastre. Pero Perón jamás hubiera sido elegido presidente por tercera vez si no contaba con la ayuda logística de los montoneros, una poderosa organización terrorista que soñaba con instaurar en el país el socialismo. Perón, que de socialista tenía tanto como el vicepresidente de la Revolución Libertadora Isaac Rojas, vio en los montoneros el instrumento ideal para provocar un lento e inexorable desgaste al antiperonismo en el poder. Ello explica su decisión de apoyar el accionar guerrillero de los montoneros, pese a encontrarse en las antípodas ideológicas de Arrostito y compañía.

En su documentado libro “El peronismo armado”, Alejandro Guerrero escribe lo siguiente:

“El 20 de julio de 1969, a mes y medio del Cordobazo, escribe a García Elorrio: “Mi querido amigo: He recibido por mano y por amabilidad (…) su carta del 16 de julio próximo pasado y le agradezco el envío de las revistas “Cristianismo y Revolución” que me hace llegar por su intermedio. Con referencia a su pedido de mi opinión sobre la situación actual y posición con referencia a la línea revolucionaria del Pueblo Argentino, tengo el placer de enviarle un pequeño y sintético mensaje a la Juventud, en el que creo poner en claro ambas cosas. Yo creo, amigo García Elorrio, que no sólo allí (en la Argentina) sino también en el mundo, se inicia la Primera Revolución mundial que, después de la Revolución Francesa de 1789, ha tenido lugar. La Revolución comunista fue una “revolución Rusa” que, por numerosas razones, se ha frustrado como revolución mundial. Lo ocurrido en mayo de 1968 en Francia tiene un significado mucho mayor que el que se ha tratado de hacer aparecer…

“Ustedes son las guerrillas contra la muerte climatizada que ellos quieren vendernos con el nombre de porvenir”, decía un famoso cartel levantado en el Barrio Latino, y otro, no menos expresivo, levantado en La Sorbona, decía: “La Revolución que se inicia pondrá en duda no sólo la sociedad capitalista sino la sociedad industrial. La sociedad de consumo debe morir de muerte violenta. La sociedad enajenada debe desaparecer de la historia. Estamos intentando un mundo nuevo y original. La imaginación ha tomado el poder”. Ambas cosas las hemos visto reproducirse en la Argentina, y nosotros, los peronistas, las hemos venido realizando desde 1945 en la medida en que nos ha sido posible en un medio no preparado ni esclarecido. No es poco, sin duda, lo que hemos hecho hasta ahora: les queda a ustedes el rabo por desollar.

Hemos conversado largamente con (…) y él podría informar de viva voz sobre cuanto tratamos porque, por razones de tiempo, no puedo ser más extenso. Sin embargo he de hacerle llegar, tal como me lo pide, en sucesivos envíos, otros puntos de vista ¡Cómo puedo yo estar en desacuerdo con la actual revolución, si es lo que yo vengo pensando y tratando de hacer, hace más de 25 años de lucha ante la incomprensión! Saludos a los compañeros, Un gran abrazo”.

Poco tiempo después Perón le envía a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) la siguiente carta: “Mis queridos compañeros: He recibido vuestra carta del año pasado que recién me llega por mano del compañero don Pablo Vicente y deseo agradecerles el recuerdo, como el saludo, que les retribuyo con mi mayor afecto. Por las nobles palabras que allí leo me he podido dar cuenta de que se trata de valerosos compañeros, que se vienen jugando la vida por los ideales que desde hace un cuarto de siglo sostenemos los peronistas. Por ello, como Jefe del Movimiento, me siento en el deber de hacerles llegar, junto con mi encomio, el agradecimiento de todo el peronismo (…) mientras haya hombres que, como ustedes, están resueltos a esa lucha, la Nación no tiene nada que temer y el Pueblo puede enorgullecerse de contarlos a ustedes en sus filas (…).

Yo los felicito a todos ustedes y deseo que, junto con mi saludo más afectuoso y mi admiración más sincera, les lleguen mis mejores deseos y votos por un futuro venturoso. “Ustedes son las guerrillas que vienen a combatir a los que nos quieren vender la muerte climatizada con el rótulo de porvenir”, decía un famoso letrero en el Barrio Latino de París en mayo de 1968. Yo puedo decirles a ustedes lo mismo, con la exhortación más firme para que sigan adelante persuadidos de que cuanto hagan por la Patria ahora les será agradecido por los argentinos del mañana. Un gran brazo”.

En aquella época Perón se declaraba un ferviente admirador de las organizaciones guerrilleras. Las alababa sin cesar y les aseguraba que su accionar militar en nada perjudicaba sus planes políticos. ¿Qué pasó para que unos pocos años más tarde Perón tildara a los montoneros de estúpidos e imberbes y exclamara encolerizado que había llegado la hora de que sonara el escarmiento? Pasó que Perón, una vez llegado definitivamente al país el 20 de junio de 1973, se sacó la careta. Perón finalmente se mostró como lo que fue siempre: un militar conservador populista, profundamente antiliberal y autoritario.

Luego de la matanza de Ezeiza echó al camporismo del poder, sentó en el sillón de Rivadavia a un títere (Raúl Lastiri) y el 23 de septiembre fue plebiscitado por el 62 por ciento del electorado. Aquel Perón revolucionario de fines de los sesenta y principios de los setenta había pasado al olvido. Se trató de una extraordinaria actuación, propia de un actor consumado como Marlon Brando. Los montoneros, qué duda cabe, cayeron en la trampa tendida por este maquiavélico sin igual. Y no perdonaron semejante afrenta. Dominados por el desencanto y el odio, le hicieron a Perón una monstruosa demostración de fuerza dos días después de su éxito electoral, acribillando a balazos nada más y nada menos que a José Ignacio Rucci. Fue un desafío a su autoridad. Y Perón no podía permitir semejante osadía. A partir de entonces se desató una feroz pulseada entre la izquierda y la derecha del peronismo que enlutó al país. El clima se fue enrareciendo cada vez más hasta que el 1 de mayo de 1974, Perón le declaró abiertamente la guerra a la guerrilla peronista. El General se había dado el lujo de usar a los montoneros poniendo en evidencia un talento político inigualable. Lamentablemente, el precio que pagó el pueblo fue demasiado alto.

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