Por Oscar Dufour.-

Se cumplen 41 años, de que el cuerpo sin vida del Coronel Argentino del Valle Larrabure fuera encontrado un día como hoy, 23 de agosto pero del año 1975. Luego de un largo martirio, había sido cobardemente ejecutado por sus captores. Del enfrentamiento al diálogo.

Por estos tiempos, la memoria de algunos compatriotas parecería ser muy “selectiva”, hasta me animo a decir que simula una manifiesta “amnesia selectiva”; ya que según expresa su mirada se ignora a las víctimas de los grupos terroristas organizados, que utilizaron en los ‘70 la violencia para sus fines políticos; de esta manera pareciera que nadie fue, y lo que es peor aún, inexplicablemente se intenta borrar o reescribir la historia de acuerdo a la conveniencia de unos pocos. Como me resisto a que ello ocurra, como tengo al igual que muchos la firme convicción que la Justicia debe ser para todos por igual, que en consecuencia debemos rescatar el sagrado valor de todas las vidas sin excepción, porque valen por sí mismas, y no según lo que piensan; es que una vez más me sumo a esas voces e intento que esa parte de nuestra historia, no sea borrada y tampoco quede en el minúsculo interesado olvido, republicando fragmentos de mis notas de años anteriores, como es este caso, sosteniendo que es tiempo de paz entre los argentinos, es tiempo de “perdón, reconciliación y unión”, y bregando porque ello ocurra.

Agosto de 1974

Remontándome a agosto del año 1974, recuerdo que hacía poco más de un mes, había fallecido el entonces Presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón; y los argentinos todavía no salíamos de ese fuerte impacto, que se acrecentaba con la “violencia política” que cotidianamente azotaba a la Nación y a los argentinos, a través de las organizaciones terroristas “Montoneros y ERP”. Recuerdo también por esos días de Julio del ’74 el asesinato del dirigente Radical Dr. Arturo Mor Roig, ocurrido apenas dos semanas después de la asunción de Isabel Perón.

En la madrugada del domingo 11 de agosto de 1974, unos 70 integrantes de la organización terrorista ERP -una organización extremista declarada fuera de la Ley por el entonces Gobierno Nacional- copan la Fábrica Militar de Villa María en la Provincia de Córdoba; el combate arrojó un saldo de un policía muerto y siete heridos, entre policías y militares; los terroristas tuvieron dos muertos y siete u ocho heridos, se llevaron unos 120 fusiles FAL, otras armas y explosivos. A la luz de los hechos, el principal objetivo fue llevarse secuestrado al Director de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos Tcnl. Osvaldo Guardone, lo que afortunadamente no pudieron lograr; lo que si lamentablemente ocurrió, fue el secuestro del Subdirector, el entonces Mayor Ingeniero Argentino del Valle Larrabure. Una catarata de repudios ante semejante barbarie, proveniente de distintos sectores políticos y sociales, se hizo sentir en la época, con inusitada dureza, y un tambaleante gobierno nacional llevaba para siempre en su mochila el caso más emblemático.

Breve “ejercicio de memoria” de su calvario… en especial para las nuevas generaciones…

El 11 de agosto de 1974 a la una de la madrugada, comenzaba el calvario de la familia Larrabure y ya nada fue igual. Esa noche, Argentino del Valle Larrabure, Mayor del Ejército Argentino e ingeniero químico que se desempeñaba como Subdirector de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos Villa María (Pcia. de Córdoba), fue secuestrado por un comando terrorista de ERP.

El Mayor Larrabure, en forma inhumana, sería mantenido un año como rehén en una denominada “cárcel del pueblo” de 2 x 1,5 mts., escondida subterráneamente en una mercería atendida por una pareja de terroristas. El “objetivo” del secuestro habría sido que Larrabure los asesore con su conocimiento sobre fabricación de explosivos, pretendiendo además intercambiarlo por cinco terroristas detenidos a raíz de la toma del Comando de Sanidad Militar en 1973.

Pero también hay otras líneas de investigación que apuntan al “interés” vaya a saber por quién o de quienes … por los importantes “desarrollos militares” que en ese entonces Fabricaciones Militares llevaba a cabo, estas hipótesis con bastante sustento … “explicarían” de alguna manera el porqué de tenerlo en cautiverio tanto tiempo, la tortura y los interrogatorios. Seguramente el Estado Argentino alguna vez nos brindará la respuesta a tantos interrogantes; o quizá la investigación de algún periodista que se anime a desentrañar un tramado con puertas difíciles de sortear, nos lleve a la verdad histórica de los hechos.

Hombre honesto, valiente, fuerte de principios, Larrabure se negó… y ello le costó la vida después de más de un año de cruel encarcelamiento, torturas y tormentos… fue cobardemente ejecutado por sus captores… y su cuerpo encontrado el 23 de agosto de 1975 en Rosario con 40 kg. menos de peso.

Estas fueron sus palabras en cautiverio, que nos demuestran una entereza y grandeza fuera de lo común, alguien dijo alguna vez, fuera de lo terrenal; “A Dios, que con tu sabiduría omnipotente has determinado este derrotero de calvario, a ti invoco permanentemente para que me des fuerzas. A mí muy amada esposa, para que sobrepongas tu abatido espíritu por la fe en Dios. A mis hijos, para que sepan perdonar». Argentino del Valle Larrabure.

En la actualidad

En 2007, su hijo Arturo se presentó a la Justicia para que reabriera el caso por secuestro y asesinato de su padre que se encontraba prescripto, reclamando la figura de crimen de lesa humanidad para investigar a los responsables del homicidio… su lucha cotidiana sigue y la acompañamos… el Coronel Larrabure no pudo haber dejado mejores hijos, Arturo y María son un fiel reflejo de ello; la ardua tarea se inspira en motivos de estricta Justicia, no median razones políticas ni mucho menos defiende el denominado “Proceso Militar”.

Es un ejemplo para muchos, diría que para todos; crecieron sin odiar y su genuina capacidad de perdón es admirable, como así también su tolerancia y respeto por las diferencias; buscando crear conciencia para llegar al verdadero arrepentimiento; propiciando con ello como protagonistas, una actitud de reconciliación y pacificación digna de imitar por una sociedad castigada por los desencuentros, y en especial por muchos de nuestros circunstanciales gobernantes.

Durante los últimos años y en especial en 2015, Arturo Larrabure participa de debates, con el objetivo “promover el perdón, la reconciliación y la unión” entre los argentinos.

Arturo, desde el CELTyV, el centro de Estudios Legales por la Víctimas del Terrorismo en Argentina, que desde hace unos años lo tiene como su Vicepresidente y cofundador, expresa procurando honrar el sabio consejo de su papá, “he señalado en la causa donde se investiga su secuestro y asesinato, que más que la condena, me interesa la conversión, porque la cuestión esencial no es condenar ni indultar, sino rescatar el sagrado valor de todas las vidas, que valen por sí mismas y no según lo que se piensa.”

Estimo que después de sus expresiones no hace falta decir nada más, comento a nuestros lectores, que en su libro “Canto a la Patria” da cuenta a la sociedad de la vida de su padre.

Conclusión

Una historia fehaciente de los ’70, no puede ignorar este cruel asesinato, como el de tantas víctimas inocentes, de la locura política que tomó posesión de las mentes de muchos “jóvenes” y los llevó a creer que tenían derecho a matar. Los años que siguieron, vieron en consecuencia al País sumergirse en una etapa, en la que los analistas denominados de “violencia política”, con la mayor pérdida de vidas por conflictos civiles desde el siglo XIX, y en la que también llevó a muchos “adultos” -equivocadamente- a creer que también tenían derecho a hacerlo.

El Coronel Argentino del Valle Larrabure, vive por siempre en el corazón de la Patria y en nuestros corazones; sostengo y brego que es tiempo de paz, es tiempo de “perdón, reconciliación y unión”.

Recordando que nos dejó sin claudicar jamás en sus ideas, en sus principios y en su fe en Dios, legando para la historia y los tiempos lo más preciado de un hombre, sus elevados valores, señalándonos el camino del PERDÓN, como soldado de la Patria, ruego una oración en su memoria.

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