Por Carlos Tórtora.-

¿Existe una SIDE paralela con un comando unificado que planifica y organiza operaciones de desestabilización contra el gobierno de Mauricio Macri? En la Casa Rosada los informes se acumulan y no son en absoluto coincidentes. Una de las carpetas, que ya llegó hasta el conocimiento de varios fiscales federales, habla de una central de inteligencia con todas las de la ley y con proyecciones políticas trascendentes. Para empezar, se menciona que el ex director y colaborador directo de CFK Fernando Pocino, el creador del espionaje militar en la política, el Jefe de Estado Mayor del Ejército, General César Milani, y el ex jefe de la bonaerense Hugo Matzkin, especialista en escuchas, trabajarían coordinadamente en un plan destinado a crear condiciones para que Macri no termine su período presidencial. Pero la nota más sobresaliente es que habría un coordinador político de esta mesa de inteligencia: el ex ministro de seguridad bonaerense que ahora retomó la intendencia de Ezeiza, Alejandro Granados. Éste, cuando dejó el ministerio y reasumió en el municipio, se alejó públicamente del cristinismo. Pero la realidad sería mucho más compleja. Granados sería hoy la cabeza de un grupo de barones del conurbano que perdieron el año pasado sus feudos, pero que están dispuestos a usar sus influencias y las fortunas que recaudaron, para volver al poder. Los dos casos más notables serían Hugo Curto (Tres de Febrero) y Raúl Othacehé (Merlo). El primero habría logrado jaquear al actual intendente del PRO Diego Valenzuela y, entre presiones gremiales, descontrol policial y otros factores, lo tendría al borde del jaque mate, Othacehé, que acaba de ser procesado por defraudación al estado en la construcción de viviendas sociales, sigue sin embargo trabajando para minar la gestión de otro intendente en este caso del PJ, Gustavo Menéndez.

Una hipótesis alarmante

Parece obvio que, si Granados está cobijando una SIDE paralela a partir de su poder territorial en Ezeiza, esto debería vincularse de algún modo con la nueva estrategia K de agitar la calle aprovechando el malestar social por el estancamiento. Siguiendo siempre el informe en cuestión, Granados sería el dueño de la franquicia que explota el Hotel Holiday Inn de Ezeiza, situado en el kilómetro 28 de la autopista Richieri. Allí, en el séptimo piso de este cinco estrellas, habría unas cuantas suites celosamente custodiadas, porque en las mismas funcionaría la central de coordinación de Matzkin, Milani y Pocino. Este lugar habría sido elegido por obvios motivos: se trata de una cadena internacional insospechada; está ubicada en Ezeiza, un municipio controlado por la policía municipal más poderosa del conurbano, que montará con una gran inversión Granados. Cerca de allí, hay un predio repleto de antenas para la intercepción de las comunicaciones que estaría bajo el control de la SIDE paralela. El actual jefe de la bonaerense, Pablo Bressi, se haría el distraído con este tema porque Matzkin maneja los suficientes hilos como para defenestrarlo, sobre todo ahora que está denunciado en varias causas judiciales.

No deja de ser significativo que la supuesta central del Holiday Inn esté ubicada apenas a 10 kilómetros del Puente Doce de la Autopista Richieri. Allí funciona el Comando de Operaciones de la Bonaerense y Granados lo utilizaba, por su ubicación estratégica, como el verdadero ministerio de seguridad. El actual ministro de seguridad, Cristian Ritondo, trabaja más allí que en sus oficinas de La Plata. De comprobarse el informe, la SIDE paralela estaría en condiciones de interceptar las comunicaciones de la conducción de la seguridad provincial. Es decir que contaría con una enorme ventaja. El Puente Doce es un lugar histórico, ya que allí se produjo la famosa masacre de Ezeiza el 20 de junio de 1973, día del retorno de Juan Domingo Perón al país.

La pregunta obvia es si María Eugenia Vidal no sabe esto o no puede hacer nada para contrarrestarlo. De ocurrir esto último, estaríamos ante la admisión implícita de que la bonaerense tiene un doble comando y que la situación política es crítica. La inminente activación de una causa que lleva el juez federal Claudio Bonadío contra Milani por el funcionamiento de un sistema de espionaje clandestino podría ser el detonante para que esta inestable situación empiece a aflorar públicamente. Mientras tanto, algunos sabuesos de la inteligencia oficial estarían merodeando alrededor del Holiday Inn, pero sin directivas políticas muy claras.

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