Por Alexis Di Capo.-

El agujero negro dejado por el ex Jefe del Estado Mayor del Ejército César Milani en la Dirección General de Inteligencia de esa fuerza ya forma parte no sólo de los misterios del kirchnerismo sino que indica hasta qué punto llegó la degradación institucional a través de los tres períodos de gobierno K. Funcionarios de la nueva gestión ministerial en Seguridad que encabeza Patricia Bullrich empezaron a buscar en la Dirección de Inteligencia de Ejército las gemas del sofisticado equipamiento para realizar espionaje de comunicaciones adquirido por Milani durante su apogeo. Se trata de seis camionetas Toyota Hilux equipadas con los sistemas más modernos para la intercepción de todo tipo de comunicaciones, así como sistemas de video como los que se utilizan en Irak y Afganistán. Estos vehículos, únicos en el país, fueron equipados bajo licencia internacional de INTEL y, para poder ingresar a la Argentina, debieron contar con la autorización directa del Departamento de Defensa de los EEUU. Su costo de equipamiento es astronómico: 6 millones de dólares cada una.

Milani tendría en la calle su flota de Toyotas desde hace dos años, espiando a opositores de todos los sectores, en abierta violación de las leyes de Seguridad Interior, Defensa e Inteligencia.

La cobertura

El caso es que, ante la pesquisa de los funcionarios del nuevo gobierno, el resultado fue que la flota de Toyotas espías ha desaparecido. En las oficinas de la Dirección de Inteligencia del Ejército no hay rastros de los vehículos ni documentación sobre los mismos. Los archivos sobre el espinoso tema habrían desaparecido junto con las camionetas. Para decirlo de otro modo, el aparato de inteligencia clandestina más moderno del país está fuera de control, probablemente funcionando a control remoto desde Río Gallegos. A las nuevas autoridades de la AFI el tema no les hace ninguna gracia, porque es de presumir que los espiados son -entre otros- el Presidente y sus ministros.

Un segundo nivel en la averiguación de lo ocurrido condujo a un hecho revelador: las camionetas no aparecerían en ninguna dependencia militar porque formarían parte del patrimonio de ARSAT, la empresa satelital que dependía del ministro Julio de Vido. Es decir que ARSAT habría sido la pantalla utilizada para que no se pudiera detectar con facilidad la operación de las camionetas en la órbita del Ministerio de Defensa.

Algunas de las mismas están ploteadas con publicidad de Coca Cola, otras con la de empresas de tecnología. Las Hilux de Milani nos vigilan y siguen fuera del control del Estado nacional. El kirchnerismo, pese a su importante derrota, consiguió dejar montado un Estado dentro del Estado. Y esto con todos los lujos, hasta con una SIDE paralela que nadie parece saber dónde ni cómo funciona.

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