Por Guillermo Cherashny.-

Como ya ocurrió en otros gobiernos en la Argentina desde la vuelta de la democracia, en la Casa Rosada, Marcos Peña creó, en la órbita de la Jefatura de Gabinete, un grupo de inteligencia que no depende de la AFI.

Todos recuerdan que Alfonsín lo tuvo y Cristina también lo tenía, con el general César Milani. Y este nuevo gobierno también lo tiene, con la curiosidad de que es la continuidad del que dirigía el propio Milani. En efecto, Ángel Tello, el Secretario de Defensa, de origen radical, pero principalmente José Luis Vila, el ex Subsecretario de Interior cuando Carlos Becerra dirigía la SIDE en 2001, se ha convertido en un hombre clave en la inteligencia oficial, que compite con Silvia Majdalani, la número dos de la AFI, que tiene el manejo en la calle 25 de Mayo, ya que Gustavo Arribas, el titular de la AFI e intimo amigo del presidente Macri, es un representante de jugadores de fútbol y está más compenetrado de la Comisión Normalizadora de la AFA que en la inteligencia nacional, a la que sí le dedica todo su tiempo la ex diputada nacional Silvia Majdalani, quien se rodeó de personajes secundarios e inútiles de la ex SIDE, como el Director de Contrainteligencia, el profesor Dalmau, que enseñaba en la Escuela Nacional de Inteligencia, donde era un personaje de tercer nivel. De ahí que José Luis Vila, que después de la caída de Fernando de la Rúa se mantuvo en la época de Duhalde y en la de Kirchner, donde fue designado como delgado en la embajada argentina en Washington para volver a mediados del 2015, cuando trabó una excelente relación con el general Milani y además fue uno de los principales asesores de Parrilli en la creación de la AFI, junto a Juan Martín Mena. Al asumir el nuevo gobierno, Vila fue nombrado Subsecretario de Relaciones Internacionales del Ministerio de Defensa y así, le sugirió a Marcos Peña nombres de personal civil de inteligencia de las fuerzas armadas.

A este flamante grupo de inteligencia se le atribuye haberle aconsejado al presidente Macri en su visita a Mar del Plata que no tendría ningún problema ni incidentes, para lo cual fue comisionado un joven allegado a Peña llamado Ezequiel «Maravilla» Cinto.

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