Por Hugo Morales.-

Por primera vez en su historia el Movimiento Popular Neuquino (MPN) no consiguió un escaño en el Senado y con ello pierde un espacio de poder que fue muy bien aprovechado por los anteriores gobiernos del partido provincial que manda en la provincia desde hace más de 50 años y es el único en carácter de tal que se mantiene activo en todo el país. Todavía se recuerda la estruendosa voz del patriarca Elías Sapag, quien en su momento cambió la historia del sindicalismo argentino cuando le restó su voto a Raúl Alfonsín para que se apruebe la reforma laboral que impulsaba el ex presidente radical y que se conoció como “Ley Mucci” de la misma manera que en épocas recientes cuando el MPN utilizó esa plataforma para negociar con el Poder central ya sean peronistas, radicales o conservadores.

Y precisamente esa carencia se le presenta cuanto más necesita de sus legisladores para mantener su autonomía que tiene consecuencias sobre uno de los recursos más formidables que tiene el país: el petróleo y el gas de Vaca Muerta, una de las cuencas más importantes del mundo y asentamiento de inversiones por miles de millones de dólares. Pero más curioso resulta el hecho de quien quedó afuera del juego es Guillermo Pereyra quien solo cosechó el 22,19 por ciento. El actual senador y presidente de la influyente y decisoria Comisión de Energía del Senado, suele llevar la voz cantante en el millonario juego de las poderosas multinacionales que operan en Neuquén.

Pereyra también es secretario general del sindicato del Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa y niño mimado de las grandes empresas por la defensa de sus intereses. No es casual que en más de un encuentro internacional donde Neuquén fue a buscar inversiones, el senador-sindicalista sea tratado como uno más entre los CEOS de esas mismas empresas acostumbradas a imponer su voluntad donde el negocio petrolero se las exija. La pregunta es ¿habrá alguien que pueda reemplazar a Pereyra en ese papel de personal trainner de las corporaciones?

Es indudable que Neuquén no perderá representación como Provincia pero los actores serán diferentes y no dependerán ya de los criterios del gobernador de la provincia, Omar Gutiérrez, quien como presidente del MPN diagramó la estrategia de ir con boleta corta y no apoyar a ninguna de las fórmulas presidenciales aunque mantuvo sus vasos comunicantes con Mauricio Macri y, en los últimos días después de las PASO, tendió puentes con Alberto Fernández. Pero en el entorno de Pereyra miran con desconfianza esta jugada que lo dejó solo frente a la polarización nacional, un argumento para salir del paso y explicar los motivos de tan opaca actuación electoral muy lejos de los guarismos de los candidatos nacionales.

Oscar Parrilli y Silvia Sapag del Frente de Todos obtuvieron el 35,62 por ciento aunque la sorpresa la dio Lucila Crexell, que salió segunda con el 32,42 por ciento. La senadora es hija de la legendaria Luz Sapag, trágicamente fallecida como intendente de San Martín de los Andes y heredera de la leyenda de su madre. Lucila es nieta de Elías y sobrina de Jorge Sapag, ex gobernador, quien este pobre papel de Pereyra no le debe haberle causado mucha tristeza por el público y conocido enfrentamiento entre ambos devenido desde anteriores internas. Sapag es considerado el estratega político del MPN en alianza con Gutiérrez, quien queda como dueño de todo el escenario interno de ese partido y con intenciones de nominar a su sucesor.

Claro que 4 años es una eternidad en la política argentina y ya en Neuquén comienza a insinuarse un polo pro peronista dentro del MPN con vistas al 2021 con el vice gobernador, Rolando Figueroa; Silvia Sapag que nunca renegó de esa ideología y cosecha adherentes por ella y su ascendencia: el recordado Felipe Sapag y Crexell, quien recibió el abierto apoyo de Malena Galmarini, la mujer de Sergio Massa pese a que la sanmartinense ingresará al Senado por la boleta de Cambiemos luego de una operación del propio Macri y del Senador Miguel Pichetto que fuera aceptada en su momento por el recientemente fallecido Horacio Quiroga, ex intendente de Neuquén y principal referente del espacio presidencial.

La figura de Quiroga fue en las boletas que consagraron a Lucila y la dama rindió público homenaje a su mentor frente a la resistencia del resto de los partidos que integran Cambiemos con el PRO a la cabeza. Ahora habrá que ver si la flamante senadora juega para el espacio que la llevó al Senado o se mantiene en línea con la estrategia de su partido pese a las diferencias que la separan del gobernador y de su tío Jorge Sapag, alentada, además, por el fuerte encono que mantiene con Pereyra.

Pero internas partidarias al margen, lo que importa ahora, es saber ¿cómo será el juego de las petroleras en el Senado sin Pereyra? Quien aparece con mayores posibilidades de reemplazarlo es Parrilli, no sólo el senador más votado por Neuquén, sino mano derecha de Cristina Fernández de Kirchner, quien lo puso en la candidatura a raíz de su fidelidad como secretario general de La Presidencia y jefe de los espías criollos (AFI) durante su mandato. Con Cristina como presidente del Poder Legislativo no quedan muchas dudas quien irá a la Comisión de Energía.

En este multimillonario juego, habrá dos visiones de Poder que suelen no coincidir. El del gobernador, alineado con el macrismo y el de Parrilli ligado umbilicalmente al cristinismo. Sin embargo el primero cuenta con los oficios de su mentor y exgobernador, Jorge Sapag, quien mantuvo el mismo alineamiento con Cristina Fernández de Kirchner al que hoy mantiene Gutiérrez con el presidente. Pero que hay que recordar que fue la electa vicepresidenta junto con Sapag quienes impulsaron Vaca Muerta y apoyaron el acuerdo de Chevron con YPF, dando el puntapié inicial a todas las inversiones para ese vital enclave hidrocarburífero no solo para Neuquén sino para el país. Cuando priman los intereses, quedan atrás las ideologías o posicionamiento políticos.

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