Por Carlos Andrés Ortiz.-

Alemania no sólo canceló su Plan Nuclear, que preveía construir varias nuevas usinas atómicas, y dejó de utilizar su muy buena tecnología, con la cual producía y exportaba centrales nucleares, sino que cerró anticipadamente las que tenía en funcionamiento.

Ese cierre anticipado sucedió hace escasos días, y la consecuencia inmediata fue un abrupto aumento de las importaciones de electricidad, que Alemania compró de Francia (energía nuclear) y de Polonia (energía de carbón).

Según trascendió en fuentes periodísticas especializadas en Economía y Energía, el incremento de la Potencia requerida por los germanos a sus vecinos proveedores, fue cercano a quintuplicarse (se multiplicó por 4,62).

Además del perjuicio económico contra el gigante económico germano, incidiendo en su balanza comercial y de pagos, es una nueva corroboración de la marcada hipocresía con la que operan a diario los promotores del ecologismo cavernario, pues la energía nuclear propia -cancelada por cierre anticipado de las centrales-, fue sustituida por importaciones de energía nuclear y energía termoeléctrica a base de carbón, precisamente dos tecnologías de generación eléctrica atacadas y demonizadas por los militantes del ultra ecologismo.

Además, las energías eólica y solar, por ser inútiles como Energías de Base, no pueden sustituir a la Energía Nuclear, la cual junto a la Hidroeléctrica y la Termoeléctrica, constituyen la triada técnicamente apta para Generación de Base.

Por otra parte, ese incremento de las importaciones de electricidad a causa del cierre de Centrales de Base como son las nucleares, demuestra el engaño de las energías “renovables sesgadas” eólicas y solares, las que por sus intermitencias y otras insalvables limitaciones técnicas -sobre todo para generaciones en grandes escalas-, son solamente Centrales Complementarias, totalmente inútiles para operar como Centrales de Base de ningún sistema eléctrico.

Silencio total de las ONGs y de sus agresivos militantes del ecologismo cavernario, ante esos datos incontrastables, que además prueban la hipocresía que caracteriza a los promotores a ultranza de las costosas, nada “limpias” y técnicamente muy limitadas energías eólica y solar.

Preocupante resulta que en la “agenda mundial” impuesta por la ONU y diversos otros entes que operan al unísono de sus dictados (como el Acuerdo de París), se presiona fuertemente para que la supuesta “descarbonización energética” se base en energías intermitentes (y con ello técnicamente inductoras de complejidades que pueden llevar a cuadros de pobreza energética), con costos reales nunca explicitados, y buscando priorizar en el mundo subdesarrollado, pautas de conservacionismo extremo, con lo que dejan a un costado nuestras reales prioridades, que tienen que ver con buscar el desarrollo socio económico, que nos libre de la peor de las contaminaciones, la provocada por la miseria extrema.

Hipocresía total al imponer supuestas medidas de conservacionismo extremo, aun a costa de nuestro desarrollo, mientras que los niveles mayúsculos de contaminaciones son causados por las grandes potencias económicas.

También resulta una hipocresía total, por parte de los entes supranacionales, ONGs transnacionales del ultra ecologismo, y otros que operan al servicio de los mismos, que mientras presionan y enfatizan a favor de las “renovables sesgadas” eólicas y solares (intermitentes, costosas por kWh y de cortas vidas útiles), atacan y/o ponen trabas y demonizan a las centrales hidroeléctricas y nucleares, que no liberan carbono ni contaminan, producen energía económica y de calidad aptas como Generaciones de Base de los sistemas interconectados, y son usinas de muy extensas vidas útiles.

Además de todo eso, las hidroeléctricas en muchos casos evitan recurrentes inundaciones (tal como sucede con Yacyretá y El Chocón, por citar dos ejemplos), y sus embalses son atractivos turísticos y recreacionales.

Resulta muy evidente, aunque los militantes del ecologismo cavernario y otros “progres” muy colonizados mentales lo nieguen, y los operadores del neoliberalismo lo eludan, que la imposición de eólicas y solares, por vía de presiones y de créditos “promocionales”, constituye una herramienta del neocolonialismo del siglo XXI, impulsado por el Bloque Atlantista.

Las explícitas presiones de personeros del poder anglosajón contra Argentina, para impedir el desarrollo de nuestro Plan Nuclear y el desarrollo de nuestro potencial hidroeléctrico, son evidencias incontrastables, las que, pese a las groseras metodologías, son ignoradas o minimizadas por amplios sectores de nuestra población.

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